Jessica Bouzas: “No puedo pedirle más al 2022"

Ninguna española ha ganado más títulos que ella esta temporada. A sus 20 años y antes de su debut en Grand Slam, Punto de Break entrevista al futuro de nuestro tenis.

Fernando Murciego | 26 Nov 2022 | 21.00
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Jessica Bouzas en el Club de Tenis Valencia. Fuente: Punto de Break
Jessica Bouzas en el Club de Tenis Valencia. Fuente: Punto de Break

De las 21 españolas que actualmente tenemos en el top 600, es curioso que la más joven de todas haya sido la que más títulos ha levantado esta temporada. Esa mujer es Jessica Bouzas (Villagarcía de Arosa, 2002), uno de los grandes proyectos de futuro de nuestro tenis. A sus 20 años, esta gallega afincada en Alicante puede presumir de haber dado un salto de gigante en el presente calendario: en enero era #355 del mundo y, después de casi cien partidos y cinco torneos conquistados, su rostro ya aparece entre las 200 mejores.

Con todas estas cifras sobre la mesa, es normal que Jessica reciba a Punto de Break con una sonrisa en el hall del Open Ciudad de Valencia, donde esta semana alcanzó los cuartos de final en su última prueba del calendario. “¡Me la he ganado!”, dispara la pontevedresa segundos antes de encender la grabadora y entrevistarla por primera vez. Una charla amena, cargada de energía y ese buen rollo que siempre transmite la gente joven. Apunten su nombre porque no será la última.

Eres la jugadora de la eterna sonrisa.

Eso intento (sonríe). Independientemente de si tengo un mal día, a no ser que sea un día terrible, siempre intento estar bien, así la gente no se siente incómoda. Me gusta estar siempre alegre con todo el mundo.

Una filosofía muy lejana a la del vestuario.

Aquí hay cero amistades, pero yo soy todo lo contrario, solo hay que ver mi relación con Leyre (Romero), estamos todo el día juntas. En general, la mayoría de las españolas somos más abiertas, entre nosotras tenemos muy buen rollo. No sé cómo será el vestuario del top50, imagino que muy diferente, pero yo prefiero tener mis relaciones con el resto de las chicas.

Eres muy joven todavía.

No sé si es por un tema de edad o de personalidad, las jugadoras pueden ser muy diferentes dependiendo de su país de procedencia. Por ejemplo, las rusas son más frías, pero conozco algunas que son muy majas y son compañeras.

Ahora mismo hay ocho españolas sub25 entre el #100 y el #300 del ranking WTA. Tú eres la más joven.

No siento presión, pero ilusión tengo muchísima. Estoy muy contenta con lo que estoy consiguiendo, al final el ranking es solo una cifra que hay que ir mejorando a base de partidos y una progresión constante como jugadora. ¿Si soy un proyecto de futuro? Ojalá dentro de un tiempo pueda luchar por estar entre las mejores.

¿Miras mucho el ranking?

No mucho, me lo tomo con bastante tranquilidad, no soy la típica que lo está consultado cada día, o haciendo cuentas de si sumo o pierdo puntos. Sé que ahora me meto top200, un objetivo que tenía marcado desde hace un tiempo, pero en general no soy muy loca del ranking.

Dime algo que te diferencie del resto de españolas.

Me considero una jugadora agresiva que busca siempre ganar el punto. Tengo un juego divertido: hago dejadas, hago cortados, puedo defender, etc. Es un tenis variado, pienso que es entretenido de ver. Ataco y pego fuerte, pero si hay que remar soy la primera en estar ahí.

Soy una jugadora agresiva”, la frase más repetida en las entrevistas.

El circuito está encaminado hacia ese estilo. Hay jugadoras que juegan distinto, no todas somos el mismo perfil, sino seríamos todas buenas, o ganaría siempre la que pega más fuerte… ¡que a veces pasa! Pero siempre puedes encontrarte una Halep o una Barty que hacen cosas diferentes.

¿Juegas como te gustaría o juegas con lo que tienes?

Es evidente que no soy una jugadora muy alta (1'70m), claro que me encantaría medir más y tener mucha más facilidad con el saque, tener más puntos gratis, pero estoy contenta con mi juego, a mí me gusta mucho. No suelo valorarme demasiado, pero luego lo veo desde fuera y creo que es divertido. No soy una pegadora que esté tirando piñas todo el rato. Veo que tengo un juego bastante variado, no puedo pedir más.

A día de hoy, eres la española con más títulos esta temporada: cinco.

Honestamente, todavía no soy muy consciente de lo que estoy haciendo. Lo veo como algo natural: he hecho mi trabajo, he aprendido de los momentos malos y he ganado una serie de títulos. Eso me ha llevado al ranking que tengo, pero no soy consciente de que quizá, si me dicen todo esto hace seis meses, lo hubiera visto imposible.

Hace seis meses estabas #323 del mundo.

Y estaba súper feliz, para mí estaba bien, aunque siempre he sido muy ambiciosa, siempre quiero más. En ese momento estaba tranquila, no me metía presión. Dar un salto de +100 posiciones en tan poco tiempo es algo de lo que no soy consciente, hay que ser regular y ganar muchos torneos. El nivel que ahora mismo tenemos, por ejemplo, en torneos de 25K es altísimo, aquí ya empiezas a encontrarte a muchas chicas que están top200.

¿Siempre te gustó el tenis?

Siempre me gustó el fútbol (risas). Luego probé el tenis y me encantó, aunque en Galicia es muy complicado. Recuerdo estar entrenando a las 20:00h con muchísimo frío, lloviendo y totalmente empapada, aunque levaba chubasquero. Jugaba en pistas de tenis quick con bolas como peluches, no sé cómo me aguantaba el hombro. Cuando pegabas a una bola te saltaba todo el agua, pero era la única forma de jugar. Las condiciones en Galicia para el tenis son muy duras, pero también te va curtiendo.

¿Qué hacían tus amigas?

Patinaje, natación… pero yo solo tenía ojos para el tenis.

En 2015 haces las maletas y te vas a la Academia Tenis Ferrer. Hay que tenerlo muy claro para cruzarte toda España siendo una niña.

Tenía 13 años y me llegó un correo de la academia diciendo que estaban interesados en hacerme una prueba. A esa edad una ya sabe cuándo se le da bien una cosa, yo soñaba con dedicarme a esto y Galicia se me empezaba a quedar pequeño. Me fui sin pensar, aunque esa niña de 13 años no era consciente de todo lo que le iba a pasar.

¿Fue duro?

Me dolió mucho dejar atrás a mi familia y mis amigos, llevo siete años fuera y todavía me duele, aunque intento volver a casa cuando tengo tiempo libre. Pero tomé esa decisión convencida, el tenis era mi prioridad y me daba igual todo lo demás. Ahora, cuando veo a niñas de 13 años, me las imagino lejos de sus padres y pienso que estoy loca.

Jávea y su gente han sido claves en tu proceso.

Totalmente, les estoy muy agradecida, sin ellos todo esto hubiera sido imposible, son los que han transformado a la niña que llegó con 13 años. Me han educado, me han cuidado en mi etapa adolescente, han hecho de padres, tanto Israel Vior como Jaume Ros lo han sido todo para mí. Ha sido un proceso muy largo y muy duro hasta llegar aquí.

Esta temporada tienes un balance de 67-27. Más allá del porcentaje, me sorprende que hayas jugado ¡94 partidos!

Pues yo creo que he parado bastante (risas).

¿Qué nota te pones?

Ha sido de los mejores años de mi carrera, pero no lo considero como tal. Vale, he ganado cinco títulos, pero también he tenido muchos bajones, me he metido mucha presión con llegar a Australia, ahí tuve una época de mucho agobio. Esos malos ratos me nublan un poco la vista, pero ahora que me comentas estos datos veo que no puedo pedirle más al 2022.

Hasta las lesiones te han respetado.

Bueno, soy algo quejica, pero tampoco demasiado. Con 15 años sí tuve una operación de hombro, esa fue la única lesión grave que me ha tenido parada mucho tiempo. Por suerte, me recupero muy rápido de las lesiones, al final pude recortar algunos meses de plazo, pese a que en los años siguientes he tenido algún que otro contratiempo.

En enero te veremos en la Qualy del Open de Australia, ¿te lo crees?

Es una locura, espero disfrutarlo a tope. Será mi primer Grand Slam como profesional, he conseguido el objetivo de llegar ahí y sé todo el trabajo que hay detrás. Voy a dar lo mejor de mí, en las primeras experiencias lo importante es disfrutar, no quiero volverme loca.

¿Algún jugador/a con el que te gustaría cruzarte?

No soy muy fanática, eso lo llevo bien. La única jugadora que cuando la veo me quedo en blanco es Garbiñe Muguruza, desde pequeña ha sido lo máximo para mí, siempre he querido parecerme a ella. Incluso me decían que jugaba parecido a ella. Ya la vi en el Mutua Madrid Open, aunque espero conocerla de verdad algún día.

Más allá de estos ídolos, ¿a quién admiras?

Admiro muchísimo a mi familia, son personas muy humildes que siempre están ahí. A nivel de tenis, admiro mucho a Leyre por todo lo que hace, además de otras amigas mías que tienen otro tipo de vida y también se sacrifican en busca del éxito.

Hablemos de tu amistad con Leyre Romero, ¿dónde empieza?

Cuando iba al CAR de San Cugat y seleccionaban a las ocho mejores, estuve un tiempo allí, hasta que un día apareció Leyre. La tía era invencible, no había forma de ganarla, empezamos a conocernos cuando fuimos a jugar la Winter Cup y algunos dobles juntas. Luego yo me lesioné del hombro un año y estuve algo desaparecida, luego ella se lesionó de la rodilla y lo mismo, fueron un par de años donde estuvimos distanciadas. Nos llevábamos bien, pero no teníamos la relación que tenemos ahora. Fue Anabel Medina la que cruzó nuestros caminos, empezamos a coincidir en los torneos y así hasta aquí.

Lo vuestro es otro nivel.

Somos como hermanas, así lo siento. Es como la hermana que nunca pude tener. De hecho, a mi madre la llama ‘mamá’. Hace poco tuvo tres días libres y se vino conmigo a Galicia, estamos todo el día juntas.

Pregunta un poco turbia, ¿pondrías la mano en el fuego por vuestra amistad?

Yo no pongo la mano en el fuego por ninguna amistad, sabemos que en la vida hay situaciones incontrolables y te puedes distanciar, pero es que con Leyre es diferente. Te juro que la siento como si fuera de mi familia, como si no me pudiera separar de ella. Lo bueno que tenemos es que, pese a competir en el mismo circuito, nos alegramos mucho la una de la otra, somos muy sinceras. Cuando una pierde, la otra está jodida. Queremos ir siempre a la par, no queremos ser mejor que la otra, sino llegar a lo más alto juntas.

¿Y qué pasará si una se dispara y la otra se queda?

Nos seguiríamos apoyando igual, siempre nos alegramos de los éxitos de la otra, además jugamos muchos dobles. Cuando yo me disparé al top300 y ella estaba todavía top400, recuerdo que le dije: ‘Tú y yo vamos a ir a los Grand Slams juntas’. Luego fue ella la que aseguró su clasificación para el Open de Australia y yo todavía no estaba, ahí fue cuando ella me repitió la misma frase.

Este verano os enfrentasteis en la final de un 25K en Croacia. No me creo que la noche anterior no cambiara nada entre vosotr…

… estábamos durmiendo juntas.

(Risas)

Desayunamos juntas, calentamos juntas, ¡íbamos con el mismo entrenador! Donde nos dolió mucho jugar entre nosotras fue en Alemania tres meses antes, en primera ronda de un 25K. Jugar una final es lo bonito, lo fácil, aunque luego me sentía fatal. Durante esa final no celebramos los puntos, no gritamos, no éramos capaces por todo el respeto que nos tenemos. Jugar en primera ronda fue mucho más duro, porque sabes que una se va fuera; en la final es diferente, ahí estábamos súper tranquilas.

Turno para la ronda rápida.

¡Esto me encanta!

Un golpe.

Revés.

Un torneo.

Roland Garros.

Una manía.

En el primer juego del partido nunca pongo la toalla, la dejo en el banquillo. Solo tengo esa.

Tu rival más dura.

Leyre, por lo buena que es y por la situación que se genera alrededor.

¿Ganar un Grand Slam o ser número uno?

Ser número uno.

¿Estudios?

Nada, hace un año y medio que lo dejé, no era capaz de compaginarlo.

El mayor sacrificio que hayas hecho por el tenis.

Dejarlo todo atrás.

Del 1 al 10, ¿cuánto de confiada estás en cumplir tu sueño?

No soy una persona muy confiada, te diría un 7 y tirando por lo alto.

Y ahora, ¿cuál es tu sueño?

¡Qué cabr**! (risas) Mi sueño es estar arriba, top50… pero si somos ambiciosos te diría top20.

Puestos a pedir, mejor top10.

Para ser top10 hay que tener un nivel muy alto, ojalá pueda luchar por ello, pero mi sueño siempre ha sido ser top20. Quiero ser buena y estar ahí, el top10 es otra dimensión.

Ahora mismo eres la décima mejor española del mundo, ¿te ves en la cima?

Sin decir nombres, espero estar algún día formando parte de la selección española. Ya stuve de sparring y fue una experiencia brutal.

Tu mejor victoria.

Por ranking, en el 60K de Gran Canaria, cuando le gané a Elina Avanesyan.

Tu mejor recuerdo en el tenis.

Jugar el Mutua Madrid Open y las semifinales de Roland Garros Junior.

Ahora el peor.

En el 60K de Gran Canaria, pero del año pasado. Me retiré lesionada del hombro, estaba muy angustiada porque no sabía lo que me esperaba.

Un deseo para la próxima temporada.

Seguir progresando y tener los pies en el suelo. Si es posible, no tener lesiones, es lo único que te puede frenar esa evolución porque no te deja dar lo mejor de ti.

Algo más, no te cortes.

(Piensa) Jugar todos los Grand Slams.