Leyre Romero, el tenis en la sangre

Valenciana, generación 2002 y con la presencia asegurada en la Qualy del próximo Open de Australia. “Toda mi vida he dicho que quería ser tenista profesional”.

Fernando Murciego | 27 Sep 2022 | 20.46
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Leyre Romero en la Academia DECTRA. Fuente: Punto de Break
Leyre Romero en la Academia DECTRA. Fuente: Punto de Break

Cuando se junta el nivel y la fe sobre una pista, el resultado siempre es el mismo: éxito. Puede venir en forma de títulos, de ascenso en el ranking o de superación personal; en el caso de Leyre Romero (Valencia, 2002) ha sido un éxito en todos los flancos. A principio de curso habría sido difícil convencerla de que a estas alturas iba a estar a un suspiro del top200 mundial, pero ha sido ella misma quien lo ha hecho posible. Sus últimos 14 partidos se cuentan por victorias, saliendo campeona del 25K de Oldenzaal, el 25K de Marbella y el 25K de Jablonec, trofeos conquistados de manera consecutiva en el último mes de competición. La entrevista se estaba pidiendo a gritos.

Para ellos acudimos a las instalaciones del Club de Campo Peñacañada –situado en Paterna (Valencia)– para encontramos un complejo imponente donde la Academia DECTRA lleva toda una vida formando jugadores con José Luis Aparisi (Valencia, 1969) al mando de las operaciones. Leyre nos recibe con una sonrisa que define su momento de forma, se muestra segura en su discurso y por momentos sueña en voz alta. La entrevista, que superará los 40 minutos de duración, nos dará un poco más de información sobre una tenista que está cada día más cerca de su objetivo, un apellido del que se hablará mucho en 2023.

Bueno Leyre, menuda racha.

Estas últimas semanas han sido muy positivas. Llevaba todo el año con el objetivo de acabar entre las 200 mejores del mundo y clasificarme a mi primer Grand Slam. Después del subidón de este último mes he avanzado mucho en el ranking y me he sentido muy bien en pista, es bonito ver que ese objetivo está cada vez más cerca.

Se te ve jugando con el piloto automático.

Bueno, cada semana juegas en unas condiciones diferentes, esto lo noté sobre todo en el último torneo, donde tuve que jugar tres partidos con lluvia, en una pista muy lenta y ante rivales duras. El hecho de llegar con esa racha de victorias me ayudó a estar atenta en cada partido y utilizar esa confianza ante las condiciones adversas. En momentos así te sale solo jugar, no sientes tantos nervios en los momentos clave.

¿Qué ha cambiado?

No he hecho nada distinto, sigo intentando hacer las cosas cada vez mejor, trabajando duro cada día. Confiaba en que antes o después esto tenía que llegar, hasta que gané ese primer torneo jugando a un gran nivel y a partir de ahí se multiplicó mi confianza. Empecé a acumular un partido detrás de otro, sin pensar en los que llevas, simplemente sigues jugando.

Tu entrenador destaca el salto mental que has dado este año.

Estoy de acuerdo, además empecé a trabajar con una psicóloga estos últimos meses, tanto ella como mi equipo me están mentalizando para ser más regular en los partidos. Antes, cuando no me iban bien las cosas, me frustraba demasiado, tenía más altibajos, nada que ver con la gestión que he tenido este último mes en los momentos complicados. Eso ha sido clave para ganar tres torneos seguidos.

¿Tan importante es la figura del psicólogo?

Yo llevo muy poco tiempo, pero noto la diferencia. Cuando juegas a tenis estás sola, tienes muchas situaciones complicadas que resolver, es determinante cómo piensas antes de cada punto, esos instantes acaban decidiendo el partido.

Empezaste el curso #464 y ahora mismo estás #202 del ranking.

Ha costado asimilarlo, no empecé el año muy allá, sentía que estaba un poco estancada, pero ahora he pegado un subidón muy rápido y no puedo estar más contenta. Verme entre las mejores de España me da mucha fuerza, me dan ganas de seguir trabajando.

En abril estuviste de sparring con el equipo español de la Billie Jean King Cup. ¿Se puede decir que ahí empezó todo?

Esa semana fue súper especial, me encanta jugar por España, que Anabel (Medina) me llamase para ir como sparring fue todo un honor y me lo pasé súper bien. Estar rodeada de las mejores jugadoras de tu país en una competición tan bonita... me encantó, me generó mucha pasión, ojalá algún día formar parte del equipo nacional.

Yo te vi en directo en el WTA 125K de Valencia contra Reka-Luca Jani. Segunda ronda, turno de noche y la pista llena.

Ha sido el único partido en toda mi carrera en el que me he acalambrado, la tensión que viví ese día no la he sentido nunca en una pista. Es mi torneo favorito, el público se volcó muchísimo conmigo, vino toda mi familia a verme, amigos, socios del club y gente de Valencia que me apoya.

Tu primer torneo WTA.

Imagínate. Recuerdo que estaba luchando por jugar a mi nivel pero no lo conseguía, el resultado se me escapaba, hasta que remonté cinco bolas de partido en el segundo set. Ahí fue cuando se formó una conexión increíble con el público, pero toda la tensión me llevó a acalambrarme en el tercero, donde perdí 6-4. Acabé jugando a un nivel muy alto, jugar mi primer torneo WTA en casa fue una experiencia muy especial, aquella semana me ayudó muchísimo en mi crecimiento.

De esas derrotas que incluso se disfrutan.

Disfruté muchísimo, pero no solo ese día, sino durante todo el torneo. Venía desde la fase previa, había ganado ya algunos partidos con el púbico volcado. Esos momentos de partido, donde te ves jugando bien y el público te anima tanto, creo han sido los momentos que más he disfrutado este año dentro de una pista de tenis.

¿Cómo empieza tu historia con el tenis?

Mi padre fue tenista, jugó a tenis muchos años y llegó a estar cerca del top300 ATP, así que me viene de sangre. También a mi abuelo y al resto de mi familia les gusta el tenis. Recuerdo que mis abuelos vivían en una urbanización que tenía una pista y cada verano me llevaban a verlos, lo que me cuentan es que me encantaba entrar en la pista y ponerme a jugar.

¿Con qué edad?

Con solo 2 años, yo con tal de ponerme a andar y a correr por la pista ya era feliz (risas). Ahí fue cuando me compraron una raqueta de goma y una pelota de goma, aunque tenía que ayudarme mi padre para pelotear con mi abuelo.

Lo cuentas como si lo tuvieras muy reciente.

La verdad es que no me acuerdo mucho de aquello, menos mal que me grabaron y hay vídeos (risas). Todo esto me viene de familia, hasta que a los 4 años me apuntaron a la escuela de verano y desde entonces no he parado. Toda mi vida he dicho que quería ser tenista, desde que tengo uso de razón.

Tu padre se retiró muy joven, ¿por qué?

Lo dejó a los 21 años. El tenis era una carrera muy dura, así que decidió ponerse a estudiar una carrera, se sacó un máster y ahora trabaja en un banco. Pero él sigue jugando a tenis, el circuito de veteranos le sigue encantando.

Lo normal es que hubiera sido tu entrenador.

Él fue tenista, pero luego se desvinculó totalmente del circuito. Al no haber sido nunca entrenador, nunca me ha entrenado a mí, pero sí es verdad que sabe mucho de tenis y eso ayuda. Me encanta tener un padre que entiende tu carrera, los sentimientos que puedes tener, la presión del día a día y lo que significa estar viajando todo el año.

¿No viaja nunca?

Alguna semana sí, este año vino conmigo a un torneo en Croacia, pero él tiene su trabajo y eso tampoco le da mucho margen para los viajes.

Por ranking, ya eres la mejor tenista de la familia.

Teníamos algo de pique porque hace un par de años me decía: ‘Yo con tu edad ya estaba #300’. Ahora ya le he superado (risas). Él se alegra muchísimo, le encanta que le haya superado y me anima como nadie. A la final de Marbella vinieron a verme y me dijo que había mejorado mucho, que confiaba mucho en mí, así que estoy encantada de tener el padre que tengo.

¿Él quiere que seas tenista?

Siempre me ha dicho que, si yo quiero ser tenista, adelante. Confía mucho en mí, pero también me ha dicho que si en algún momento deja de gustarme el tenis, total libertad para dejarlo. Que haga lo que quiera, que no tengo que hacer nada por él, aunque no se ha dado el caso. Me apasiona el tenis desde pequeña, siempre lo he tenido muy claro: yo quiero ser tenista.

Cuéntame quién te acompaña en este viaje.

Mi entrenador principal es José Luis Aparisi, es con el que viajo casi todas las semanas del año, con el que entreno a diario y el que más me está ayudando en esta etapa de mi carrera. Empezó a viajar conmigo en 2021, aunque yo llevo diez años entrenando en DECTRA, me he criado aquí como jugadora. Llegué con 11 años y me han formado como persona y como tenista. Para mí es como mi segunda familia, soy una afortunada por tener un sitio como éste cerca de casa y haber encontrado un grupo de personas que se preocupa tanto por mí.

¿Quiénes son esas personas?

Todos estos años estuve entrenando con Óscar Montañés, una figura imprescindible en mi carrera al que quiero muchísimo. De hecho, sigue viajando conmigo, el último torneo que gané fui con él. De pequeña siempre viajaba con él porque ‘Apa’ viajaba con otros jugadores, pero siempre estuvo pendiente de mi carrera, me seguía y hablábamos cada semana. El tercer pilar del equipo es Toni Gil, que también me ha entrenado toda la vida y aún lo sigue haciendo, siempre está pendiente de mí y me ayuda mucho. Entre los tres han hecho un trabajo excepcional conmigo, los tres me han formado como jugadora y gracias a ellos soy quien soy.

Físicamente también has dado un salto.

Eso es gracias a mi preparador físico de toda la vida, Ricardo Miralles. Otra figura fundamental, sobre todo cuando estuve lesionada del menisco durante seis meses, ahí me ayudó muchísimo con la recuperación. Recuerdo aquellos días de rehabilitación en el gimnasio, ayudándome a mantener la fuerza para estar lo más activa posible.

¿Qué te pasó exactamente?

Con 16 años me operé del menisco, lo tenía totalmente roto, me lo tuvieron que coser y reconstruir. Estuve seis meses fuera de la competición, pero luego me recuperé muy bien y nunca más me ha vuelto a dar problemas la rodilla. Tengo las cicatrices de la operación pero prácticamente no se ven porque me hicieron artroscopia, fue sencillo. El problema al ser tan joven es que no podían quitarme el menisco, si luego tenía una carrera duradera podía darme muchos problemas en el futuro, así que decidieron reconstruirlo y que la recuperación fuera más lenta.

El año que viene te veremos en la Qualy del Open de Australia, tu primer Grand Slam. ¿Preparada?

Sí, sí, lo estoy asimilando. Tenísticamente me veo preparada; emocionalmente ya veremos, para mí es cumplir un sueño. Ahora mismo estoy que no me lo creo, pero me siento preparada, de aquí hasta que llegue Australia lo tendré asimilado, lo veré como una cosa normal. Voy a ir con muchas ganas y no solo a disfrutar de la experiencia, sino a intentar hacerlo lo mejor posible.

Carlos Alcaraz estaba jugando Qualys hace un par de años, ¿te imaginas algo así?

Lo de Carlos es inhumano, somos casi de la misma edad, él es un año más pequeño. Me acuerdo de viajar con él a los torneos, al campeonato de Europa o la Copa Davis Junior, que coincidía con la Fed Cup Junior. Nos llevábamos muy bien.

Ahora es cuando me dices que ya se le veían maneras…

A ver, era un chaval de España que jugaba muy bien, pero lo veía como uno más. El mejor de España, eso sí, sabías que iba a ser bueno porque siempre ha jugado muy bien, pero no te llegas a imaginar que conseguiría todo lo que ha conseguido tan pronto. Lo que ha hecho es una barbaridad, me alegro muchísimo por él, se lo merece. A todos nos ha sorprendido lo rápido que ha conseguido, es digno de admirar.

Volvemos a ti, ¿cómo te definirías dentro de la pista?

Soy una jugadora completa, tengo mucha variedad de juego, equilibrada por los dos lados, derecha y revés. Me gusta mandar, hago muchas dejadas, el tema de la ‘manita’ me gusta mucho. Cuando tengo que correr y remar también lo hago, soy bastante completa en pista. Me definiría como una jugadora agresiva que le gusta mandar y con diversas variantes de juego.

Dime un golpe que necesites mejorar.

El saque. Es verdad que lo he mejorado bastante, pero me gustaría mejorarlo más.

Por estilo, ¿con quién te podríamos comparar?

Me gusta mucho Jil Teichmann, me recuerda un poco a mí. Yo la veo jugar y es con la que más me identifico, es como si me viera a mí en un futuro. Es zurda y también tiene mucha ‘manita’, por eso me gusta. Si algún día no funciona ese tenis agresivo o la de enfrente está atacando muy bien, me gusta tener otros recuerdos para intentar sacar los partidos.

¿Tienes ídolos?

Obviamente: Rafa Nadal.

No has dudado.

Siendo española, zurda y fan del tenis desde que nací, no puedo decir otra persona que no sea Rafa. Es mi ídolo y toda la vida lo va a ser, lo que ha conseguido en su carrera es increíble. Es sobrehumano, no sé ni qué decir (risas). Rafa es el claro ejemplo de ese sueño que tenemos todos los jugadores, llegar a ser tenista profesional.

Rafa es el mejor y el peor ejemplo al mismo tiempo. Por valores en admirable, pero en palmarés es imposible ponerte a su altura.

Con Rafa no te puedes comparar, nadie se puede comparar. Lo que ha hecho Rafa es algo único, será muy complicado que alguien lo repita. Donde sí es todo un ejemplo es por su mentalidad a la hora de jugar, lo profesional que es, su lucha, la garra que tiene en pista, la actitud, etc. Todo eso es ejemplar para las personas que juegan a tenis y quieran sacar su máximo rendimiento.

¿Y en mujeres?

Me gusta mucho Petra Kvitova, por ser zurda. Del pasado me fijaba en Ana Ivanovic. Y por supuesto Garbiñe Muguruza, siempre ha sido un ejemplo, la vi ganando Wimbledon cuando era pequeña y me ponía loca, ¡quería ser ella!

¿Qué opinas de Iga Swiatek?

Nunca he llegado a coincidir con ella porque se ha metido muy rápido, pero también es un ejemplo cómo está jugando, lo que está haciendo esta temporada es increíble. Tiene una fortaleza mental tremenda, es muy sólida jugando, se le ve una tenista muy completa, alguien en quien fijarse.

Solo tiene un año más que tú, ¿lo piensas?

Claro que lo piensas, sobre todo cuando ves que hay tantas jugadoras jóvenes que se están metiendo. Con Emma Raducanu, por ejemplo, jugué en un junior hace unos años. Con Leylah Fernández jugamos un set de entrenamiento en un torneo. Ahora las miras y piensas: ‘Pero si estaba entrenando con ellas hace unos años’. Es una motivación, sin duda, si ellas están ahí tú también puedes.

¿Eres de las que sueña con ser número uno?

Hay que estar un poco loco para pensar algo así, pero es un sueño, cualquier persona que quiere ser tenista sueña con ganar Grand Slams y ser número 1 del mundo. Luego está la realidad, y es que muy pocas personas lo consiguen, tienes que ser el mejor y eso es complicado. Ponerse eso como objetivo tampoco es muy bueno, por la dificultad que tiene y porque te puede suponer un fracaso. Estar el #20, el #30 o el #50 también es un éxito, hay que valorarlo.

Ser la mejor española ya sería una pasada.

Sería la bomba.

Si te saco un papel, ¿lo firmas?

Sí, totalmente (risas).

Vamos con la ronda rápida, Leyre. Tu golpe favorito.

El revés.

Un torneo que ganar.

Roland Garros.

Una manía.

No soy muy maniática, la verdad.

La rival más dura a la que te has enfrentado.

Arantxa Rus, este año en Canarias. Perdí 6-3 en el tercero.

Una canción que no pares de escuchar.

Unstoppable, de SIA. Siempre me pongo esa canción antes de los partidos. En el WTA de Valencia me la ponían en los descansos (risas).

¿Ganar un Grand Slam o ser Nº1?

Ganar un Grand Slam.

¿Ganar un Grand Slam o una medalla olímpica?

Creo que ganar un Grand Slam, pero la medalla sería otro sueño increíble. Si la medalla es de oro tengo mis dudas (risas).

¿Se puede tener vida social siendo tenista?

Sí, aunque tienes menos, te pierdes muchas cosas y ves poco a tus amigos.

¿Y los estudios?

Empecé Magisterio pero lo he aparcado este año, ya veremos en el futuro lo que pasa.

El mayor sacrifico que has hecho por el tenis.

Irme del colegio en el que llevaba toda la vida, donde trabajaba mi madre y estaba mi hermano y mis primos. Tenía allí a todos mis amigos, pero no es un colegio de deportistas, el horario no me facilitaba entrenar ni viajar, así que tuve que cambiar.

Del 1 al 10, ¿cuánto de difícil ha sido llegar hasta aquí?

Un 8. Ha sido difícil, he tenido que trabajar mucho y sobreponerme a situaciones.

Del 1 al 10, ¿cuánto de valenciana eres?

Un 9. Me encanta Valencia, querría vivir aquí siempre, no digo 10 porque…

¿Qué te falta para llegar al 10?

Ser fallera (risas).

¿Habláis valenciano en casa?

No

Te bajamos a un 8 entonces.

(Risas)

¿Hacer un saque de honor en Mestalla o ganar tu próximo torneo en San Sebastián?

Uff, soy muy valencianista. De hecho, soy fanática del fútbol, de pequeña quería ser tenista y futbolista, pero no se podía. No te miento, quiero las dos cosas.

Hay que elegir.

A ver, si no gano en San Sebastián, puedo ganar el siguiente… (risas)

¿Jugar lesionada o comer una paella fuera de Valencia?

Jugar lesionada.

(Risas)

Jugar lesionada ya lo hice algunas veces, pero lo otro nunca.

El mejor consejo que te hayan dado.

Confía en ti misma’. Durante los últimos años es lo que me ha faltado, no lo tenía muy claro, pero tanto 'Apa' como mis padres han estado constantemente repitiéndome que valía para esto, me han empujado a estar donde estoy ahora mismo.

¿Dónde te ves a finales de 2023?

Es complicado, falta mucho todavía, pero me gustaría acabar top100.