Cuando Daniil Medvedev certificó su espectacular remontada en los cuartos de final del pasado Open de Australia 2022, muchos no se sorprendieron ni lo más mínimo. Había estado a apenas un solo punto de caer derrotado, había mirado al abismo en un par de ocasiones, pero en ninguna de ellas su oponente fue capaz de cerrar el que, por nivel, había sido el mejor partido de su carrera. Poco importó que en esas bolas de partido fuese el ruso quien tomase la iniciativa, sin dejar apenas resquicios a base de grandes saques planos. Felix Auger Aliassime había vuelto a caer derrotado al no haberse impuesto en los momentos de presión. Esa fragilidad mental de la que se le acusa volvía a salir a la superficie. La derrota, la más dura de su carrera, no auguraba una buena continuación.
Y aquí estamos, varias semanas después de ello, con el canadiense en el mejor momento de su carrera. Porque no hay mejor forma de responder a las críticas y a una derrota tan difícil que con un título. Y más, claro, cuando es el primer título de tu carrera y llega tras acumular un balance de 0-8 en finales. Esa barrera mental que hacía titubear a Aliassime en cada partido por el título desapareció en el duelo por el trofeo en el ATP Rotterdam 2022. Parecía que jamás hubiese existido: el canadiense mostró un tenis tremendamente dominador, sometiendo a Stefanos Tsitsipas con saques inapelables y derechas imparables bajo el techo neerlandés. La determinación y valentía en cada tramo del partido mostraban a un Felix exultante, conocedor de lo que es capaz en una pista de tenis.
"Para mí, esto es un sueño hecho realidad. Es algo para lo que he trabajado muchísimo y es algo que también he sufrido: todos conocemos mi historia y todas las finales que había perdido previamente, así que esto es aún más especial si cabe para mí". Sus declaraciones tras vencer en Rotterdam recuerdan a la calma y la serenidad que transmitió tras la decepción en Australia: en aquel momento, Felix comentó que aquella derrota le suponía una confirmación de que podía "ganar a los mejores". Contra Medvedev lo rozó; ante Rublev y Tsitsipas, compañeros generacionales colocados por delante de él en el ranking, lo hizo realidad.
EL SAQUE Y LA CONFIANZA, LA CLAVE DE TODO
En el vídeo analizamos en profundidad los motivos de la progresión de Aliassime, pero mirar al saque como la base de su juego es absolutamente vital para entender semejante progresión. Si ya fue el golpe que le mantuvo con vida en partidos muy difíciles durante el primer Grand Slam del año, en Rotterdam lo elevó a prestaciones desorbitadas, firmando un 91% de puntos ganados con el primer servicio ante Tsitsipas y replicando esas altísimas estadísticas contra otras dos espadas de primer nivel (ante Rublev, 78,5%; ante Norrie, 85,7%). No solo eso: en sus últimos dos encuentros, cuando más cerca se encontraba del título y, por tanto, más tensa podría ponerse su muñeca, el canadiense no cedió ni un solo servicio. No concedió bolas de rotura ante el griego y salvó las 7 que dispuso Andrey (¿dónde quedó ese jugador débil mentalmente?)
Porque, claro, esa confianza en sus principales armas (saque y derecha), con las que sabe que puede dominar, se trasladan a una mayor seguridad a la hora de afrontar los momentos importantes. En Australia venció en la gran mayoría de tie-breaks disputados, imponiéndose en los momentos de presión; en Rotterdam se repuso de un horrible primer set ante Rublev (por la forma en la que lo perdió, que recordó al "antiguo Aliassime", no así por su tenis) para brillar en lo que restaba de torneo. Es un Felix distinto, con chispa en sus ojos, que transmite una mayor sensación de calma, de saber qué está haciendo en todo momento. Si despliega sus alas y tiene confianza en mantener su plan de juego a lo largo de todo un partido, estamos ante un tenista temible. Y cuando te quitas de encima la mayor barrera mental de toda tu carrera... todo cambia. ¿Hasta dónde puede llegar Aliassime? Os leemos.

