Davidovich: “El primer rival al que tengo que destruir soy yo mismo”

El malagueño se sienta con Punto de Break para analizar en qué momento se encuentra su carrera. “Mi objetivo a final de año es jugar la Copa Davis en Málaga”.

Fernando Murciego | 19 Apr 2023 | 22.11
facebook twitter whatsapp Comentarios
Alejandro Davidovich en la piscina del RCTB 1899. Fuente: Punto de Break
Alejandro Davidovich en la piscina del RCTB 1899. Fuente: Punto de Break

Cualquier jugador de 23 años estaría feliz de despertarse en el lugar que ocupa actualmente Alejandro Davidovich (Málaga, 1999). No es fácil ser top40 mundial, tampoco es fácil ser joven, pero lo más complicado es saber que tienes talento para estar más arriba. Eso piensa la gente y eso piensa también el jugador, aunque todo se basa en un proceso a fuego lento donde el español va aprendiendo poco a poco de nuevas experiencias. La última de ellas se graba esta semana en el Conde de Godó 2023, donde el malagueño sumó ayer su primera victoria en el torneo. Minutos después, la piscina del club se abre para que Álex y Punto de Break crucen sus caminos una vez más.

¿Feliz de volver a Barcelona?

Es un torneo que me gusta mucho, aunque a nivel de resultados nunca había ganado un partido aquí, este ha sido el primero. Vengo con mucha ilusión de hacerlo bien este año y estar en Barcelona el mayor tiempo posible. Al final, jugar aquí siempre es especial, recuerdo mucho el día que disputé aquí mi primera Qualy.

¿Qué tal llevas lo de jugar en España?

Al principio vas con más tensión, quieres hacerlo bien sí o sí, pero eso te carga de muchas expectativas que no son necesarias. Hay que pensar que es un torneo más, olvidarte del público y no sobreexcitarte, porque eso te hará también frustrarte de más. Con los años he ido mejorando, cada vez lo manejo con más tranquilidad.

Con los años también has ido asentándote en la élite, ¿ha cambiado algo?

Llevo un par de años ahí metido y, sinceramente, no te cambia nada. De estar 200 a estar 100 no te cambia nada la vida, sigues igual. Seguramente, los que sean top15 o top5 lleven exactamente la misma vida, solo cambian un par de detalles.

¿De presión cómo vas?

La presión la genera uno mismo con lo que te metas en la cabeza, de momento no tengo presión por mantenerme, todo lo contrario, lo que quiero es seguir escalando. Quiero demostrarme a mí mismo que soy capaz de ir más allá.

¿En qué etapa se encuentra ahora mismo tu carrera?

No tengo ninguna duda: de aquí arrancamos hacia delante. Han sido muchos años a contracorriente, pero ahora llevamos un tiempo poniendo las bases en mi tenis y en mi vida, así que es momento de ir para arriba. Eso sí, no se va a demostrar en un par de meses, quizá tarde un año. Fíjate en Rublev, lleva muchos años metido y el otro día ganó su primer Masters 1000. No es cuestión de tener prisa, hay que ser paciente.

Tanto 2021 como 2022 fueron muy similares en cuanto a sensaciones, ¿terminaste satisfecho con esas dos temporadas?

No.

Qué severo.

A nivel de ranking más o menos, aunque sé que podría haber dado más. A nivel de resultados no, porque apenas fueron un par de torneos los que hice bien, el resto de temporada fue bastante mediocre. Al final, lo que me propuse es jugar bien más partidos seguidos.

¿Y qué tal?

Este es el primer año que llegué como top30 antes de Montecarlo, por ejemplo.

El año pasado acabaste #31, eso son más de dos torneos buenos...

Una final de Masters 1000 ya te da para ser top40. Luego con sumar algunos cuartos y alguna semifinal…

No seas tan duro.

¡Es la verdad! El año pasado lo acabé muy mal, hasta el punto de renunciar, entre comillas, a la Copa Davis. Después de la lesión que sufrí en el US Open tuve un final de temporada bastante duro, ahí me replanteé muchas cosas. No podía volver a terminar otro año así, ya llevaba varios acabando de esa manera y no estaba contento. Hicimos una gran pretemporada y por eso el buen arranque de este curso. ¿Duro conmigo mismo? Soy muy exigente, eso sí, pero al final la cabeza va donde quiere.

No tuvo que ser fácil renunciar a jugar en Málaga.

Pero que nada fácil, además me quedé en casa, no me fui a ningún lado. Te digo más, todos se quedaron en el gimnasio donde voy yo, así que preferí no aparecer por allí hasta que no acabara todo.

¿Tan mal te viste?

Sergi (Bruguera) me llamó y yo se lo expliqué. Después del US Open, de haber seguido jugando bien, yo habría ido encantado, mucho más siendo la Copa Davis y jugando en casa. Pero haberme lesionado, quedarme un mes fuera y no volver a ganar un partido fue durísimo, no me veía capacitado ni para estar en el banquillo sujetando las aguas. Le dije a Sergi que mejor llamara a otro que hubiera terminado mejor la temporada, porque yo habría sido un mueble. Claro que quería, pero no me veía ahí.

Esa decisión habla de tu honestidad.

No sé, fue muy duro. Es muy difícil jugar en casa, además hubieran estado ahí todos mis amigos, pero pensé que todavía tenemos otro año más en Málaga, así que pienso aprovecharlo.

Cada vez que pierdes un partido y entro en redes sociales me encuentro la misma conclusión: la cabeza. ¿No te cansa?

Es el reflejo de lo que he hecho toda mi vida, independientemente del partido. Pero, por ejemplo, el partido que tuve con Paul en Australia… ahí me tocó leer algún comentario de la cabeza, pero en realidad estuvo muy ajustado. Es un reflejo que lo llevo arrastrando toda mi carrera, así que intento pasar un poco de esos comentarios.

La gente espera mucho de ti.

Eso lo leo muchísimo, la gente que cree que tengo el nivel para estar más arriba. Yo lo sé, pero al final es duro por mi personalidad, por mi adolescencia, mi infancia… es un poco más complicado para mí que para otros jugadores que lo han tenido todo más a mano.

¿Cómo fue tu infancia?

Diferente, veía cómo mis amigos de primaria o de la ESO estaban siempre súper contentos, con una buena familia… yo no he tenido eso. Al final acabé haciéndome una coraza alrededor de mí mismo… y hasta ahí puedo leer.

De todos los requisitos que hay que cumplir para llegar a la cima, ¿sacrificar la personalidad es uno de ellos?

Si quieres llegar ahí, tienes que ser así. Tú puedes tener mucha personalidad, pero esto se demuestra jugando, no en tus actos. Hay personalidades que son más carismáticas y otras más sosas, pero al final juegan todos un huevo. Lo que está demostrado es que jugando así de concentrado es la mejor manera de estar arriba.

Te noto mucho más serio y formal que hace unos años, ¿puede ser?

¡Mucho más! Por supuesto. En comparación con la primera entrevista que hicimos allí en Villena… la leí hace poco y noté mucho cambio, a nivel mental y a nivel de lo que quiero expresar y no puedo. Tengo que cohibirme un poquito más porque si no pierdo la concentración.

Estoy muy loco, nunca me curaré del todo”. Frase de aquel día en Villena.

(Risas). Es verdad, todavía se ve en muchos partidos, en cómo me sale esa locura o como quieras llamarlo. Es también un poco de espontaneidad, pero hay mucha tensión dentro de la pista y a veces es complicado controlarse a uno mismo, le pasa a todos los jugadores.

¿Es indispensable ser ordenado en tu vida personal para funcionar en pista?

Mucho, mucho, mucho. Si estás muy descarrilado en tu vida privada es imposible concentrarte dentro de la pista, porque estarás pensando siempre en que tienes que hacer esto o lo otro. Lo ideal es tenerlo todo cuadriculado, más o menos.

Ponme un ejemplo.

Este año sin ir más lejos. Actualmente llevo cuatro meses sin pisar mi casa porque está en reformas, me falta esa tranquilidad de llegar a casa y relajarme. He estado en casa de mi novia, de algún amigo, en cualquier casa menos la mía… eso al final resta de alguna forma.

Dame un ejemplo contrario, algo que sume.

El jugar cada semana. Me suma el hecho de perder en primera ronda de cualquier torneo y seguir creyendo en mí, seguir jugando la semana siguiente independientemente del resultado. El resultado ya llegará.

¿Alguna vez te has visto como tu principal enemigo?

Muchas veces, tengo muchas peleas internas conmigo mismo. El primer rival que tengo que destruir soy yo; una vez está en paz conmigo mismo, entonces empezaré a jugar contra los otros.

¿Y cómo se gana a uno mismo?

Meditando, teniendo la cabeza en blanco, evitando que entren pensamientos malos en los momentos delicados, porque ahí te acabas perdiendo y es cuando te alejas del foco. Intento repetirme muchas veces que sí se puede, apartar la palabra ‘NO’ y enfocarme en aspectos positivos.

Tu psicólogo está haciendo un gran trabajo.

Sí, sí (risas).

Si nos centramos en estos tres meses y medio, ¿estás contento con tu rendimiento?

Siempre gusta ganar más partidos, de hecho, he tenido muchos partidos ganados que se me han ido. Por otra parte, si miro la Race estoy top30, así que me quedo con eso, es el primer año que lo estoy haciendo bastante bien en pista dura. Luego no he tenido un buen comienzo en tierra batida, pero quedan muchas semanas por delante.

Quitando un par de encuentros, la mayoría de tus derrotas son contra jugadores de máximo nivel.

Este año he jugado mucho contra top10 y top15, eso me va dará confianza para seguir ahí, para seguir presionando hasta que algún día caiga de mi parte. También te digo, depende mucho de cómo pierdas. Si pierdes con un marcador ajustado, por supuesto que puedes extraer aspectos positivos; si te cae una paliza, entonces hay algo que estás haciendo mal. Todos los partidos que he jugado con Rublev, Medvedev, Paul… todos han sido muy ajustados.

Una nueva dinámica puede nacer de uno de esos partidos.

Eso le digo siempre a mi equipo: ‘En cuanto gane un partido de estos…

¿Alguna derrota especialmente dolorosa?

Con Rublev en Dubai, cinco match points a favor…

¿Se puede dormir en noches así?

Ese día entré en shock, no sabía cómo reaccionar.

Tu historial cuenta ya con una final en Montecarlo, unos cuartos en Roland Garros o una cuarta ronda en el US Open. ¿Qué aprendizaje sacaste de esas semanas?

Que no te cambian la vida. La vida sigue, es un torneo más. A la semana siguiente te querrán ganar igual, así que toca seguir peleando por lo que quieres. Nadie te va a regalar nada, por mucha final que hagas en Montecarlo.

Después de esos tres torneos sufriste un peaje de irregularidad evidente. Entiendo que aquí chocamos con lo puramente mental.

Hombre… mira por ejemplo Thiem, es un caso claro. De ser campeón de Grand Slam a no ganar partidos. Es duro, la gente se cree que es fácil cuando se ganan partidos, por eso hay que darle tanto valor a lo que ha hecho el Big3. Ganaran lo que ganaran, ellos siempre han seguido presionándose y luchando cada temporada por ser el Nº1.

Pero a qué precio, yendo al límite cada semana.

Exacto, toda una vida así, pero el calendario te obliga a ello. Nos gustaría que fuera más reducido, pero entonces no ganaríamos el mismo dinero, o no competiríamos lo mismo… hay que adaptarse y ya está.

Déjame viajar siete meses al futuro. ¿Qué necesita Alejandro Davidovich para terminar satisfecho la temporada 2023?

Jugar la Copa Davis sería una buena señal. Significaría que he hecho un buen año y que me quieren ahí para jugar. Ese es mi objetivo.