Milos Raonic, Denis Shapovalov y Felix Auger-Aliassime. El tenis canadiense masculino ha estado repleto de grandes referentes en los últimos años, creando una magnífico porfolio de jugadores capaces de inspirar a la próxima generación de un país con no demasiada tradición tenística. Es difícil practicar un deporte tan conocido al aire libre bajo el invierno canadiense, pero ello no es problema para que surjan nuevas promesas al fragor de estos últimos nombres. El último de ellos es Gabriel Diallo, un tipo con un físico moldeado a la medida de los deportistas del Siglo XXI: atlético, con una enorme corpulencia y, a la vez, la capacidad de desplazarse sin problemas desde la línea de fondo.
Su irrupción en el circuito ATP Challenger tuvo lugar a finales del 2022. Fue prácticamente meteórica: pasó de apenas tener triunfos a ese nivel a conquistar un título (en Granby), llegar a una final (en Fairfield) y alcanzar otras semifinales (en Calgary). De ser una promesa universitaria a estar a un paso de ingresar el top-200. Formado en Kentucky, Diallo tomó la decisión de olvidarse del college y pasar directamente al máximo nivel. Su evolución y potencial así lo acreditaban, pero su contexto nos habla de un tipo obsesionado con el deporte y apasionado por mejorar día tras día: sus aficiones consisten en ver fútbol o baloncesto, deportes que practicó de pequeño, pero acabó decantándose por el tenis.
"No me acuerdo porque en aquel momento tenía seis años, pero me quedé con el tenis porque era el deporte que, en aquel momento, disfrutaba más. Hice atletismo y gimnasia, mientras que muchos me decían que debía jugar al baloncesto. Sin embargo, lo que más jugaba era tenis y balonmano, que también me divertía bastante", admite en declaraciones a ATP. Como pueden comprobar, el currículum de Diallo no es asunto baladí: cosa no extraña cuando hablamos de un hijo de jugadora de balonmano (su madre jugó para la selección de Ucrania de este deporte) y de un padre procedente de Guinea (eso sí, él se dedica a la informática, alejado del deporte).
Sin embargo, la gran inspiración de Gabriel emana de nombres muy distintos a los que conoció en su infancia. Realmente sí que los conoció, pero de una manera muy distinta a la de otros jóvenes. "Recuerdo ver el Rafa vs Novak del Open de Australia 2012 una y otra vez. No sé si lo vi en directo, pero veía los highlights una y otra vez. Pensaba que era algo espectacular, muy divertido. Iban al cuello de uno y otro, en un estadio y con un público espectacular, sesión nocturna, casi seis horas de partido. Después de aquel partido me compré la camiseta de Djokovic y empecé a jugar con su raqueta, intentaba imitarle y jugar como él". Como pueden ver, las nuevas generaciones juegan a este deporte debido a la influencia de nombres... que todavía siguen en él.
CUIDAR EL CUERPO PARA EVOLUCIONAR
La temporada ha empezado de forma irregular para un Diallo que cumplirá en 2023 su primer año al completo como profesional. Inmerso en el proceso de aprendizaje de aprender de las victorias y las derrotas, el canadiense es consciente de que cuidar el físico y la mente es la mayor clave para pasar al siguiente nivel. "Ahora que el tenis es mi trabajo, mi cuerpo es mi motor así que necesito cuidarlo. Lo que más he trabajado en la pretemporada ha sido la forma física. En cuanto al tenis, he trabajado en mi saque, el juego de transición, tratar de ser más agresivo, atacar la bola pronto y subir a la red". Las consignas son claras: si Diallo quiere crecer, ser más agresivo es clave. No se extrañen si lo ven pronto entre los mejores.

