Nadal alecciona con maestría a un voluntarioso De Miñaur

Hay partidos sintomáticos, duelos que podrían parecer meros trámites a tenor del resultado final pero que dejan patente cosas importantes. Rafael Nadal vivió uno de ellos en una tórrida tarde en el All England Lawn Tennis Club, con la flor y nata de la sociedad británica asistiendo a un sublime espectáculo entre el mejor jugador de la historia sobre tierra batida capaz de hacer una transformación camaleónica en la hierba, y una joven promesa que se va con valiosos apuntes de cara al futuro.

Y es que no hay mejor manera de progresar que viendo lo lejos que se está de la élite y deduciendo cómo se puede acortar esa distancia. Esa lectura ha de hacer Álex de Miñaur de su derrota ante un intratable Nadal, que en su tercer partido oficial del año sobre esta superficie ya se mueve como pez en el agua en ella. Y es que Rafa decidió no sólo ganar, sino también divertirse y acoplarse totalmente a las exigencias de la hierba. Golpes cortados con precisión de cirujano, saques con efectos y velocidad variables y una muñequita prodigiosa.

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El español se ha demostrado a sí mismo en este partido que está listo para asaltar Wimbledon 2018. Las sensaciones con las que finaliza el partido no pueden ser mejores; no ha perdido el saque, ha incomodado constantemente al resto y logró neutralizar todos los artificios intentados por un De Miñaur de talento y actitud exquisita, pero carente de potencia y chispa suficiente en sus golpes, especialmente al servicio. La exhibición de potencia, espíritu ganador y sutileza del español fue total en el primer set, donde encadenó cinco juegos consecutivos para no dar margen a un Álex algo nervioso.

Comenzó a soltarse el australiano en la segunda manga, pero solo pudo inquietar al balear cuando ya contaba con un lastre en el marcador en forma de 5-2 en contra. El partido era bonito, la gente disfrutaba del afán competitivo del australiano pero era tan palpable el alborozo del público por lo estético de los puntos como la falta de argumentos del joven australiano para poder hacer daño a un Nadal simplemente imperial.

Repleto de confianza para lanzar golpes ganadores y empleando una gran inteligencia en la elección de sus tiros. Escogió arriesgar en los primeros saques el español, lo que le hizo bajar el porcentaje pero cosechar muchos puntos gratis. Solo en el tercer set hubo verdadera batalla y dio la sensación de que el australiano podía generar auténticos problemas al resto. Tanto fue así que Nadal tuvo que recurrir a su mejor tenis para neutralizar la rebelión de Álex en un décimo juego apoteósico, que puso la guinda a un gran partido.

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El resultado final fue de 6-1 6-2 6-4 en favor de Rafael Nadal que apunta a hacer algo importante en Wimbledon 2018. Transmite la sensación de estar totalmente acoplado a una superficie donde se puede desarrollar a la perfección si está bien físicamente. Iguala así el resultado cosechado el pasado año y su siguiente rival saldrá del duelo entre Fabio Fognini y Jiri Vesely. Por parte de Álex de Miñaur, no parece haber dudas de que no será la última vez que se vea al joven australiano en la pista central del torneo londinense... y en futuras ocasiones siendo él el dominador.