Las lágrimas de Sloane Stephens
Compungida por el hito, la norteamericana enjugó sus ojos en la Rod Laver Arena


Sloane Stephens batió a Serena Williams protagonizando la mayor sorpresa de lo que llevamos de Open de Australia 2013. La joven competidora estadounidense superó a la pentacampeona en tres ajustados parciales, marcados por la frustración y los problemas físicos de la menor de las Williams.
Presente en sus primeros cuartos de final en un major, ante quizá la mejor tenista de la última década, en un abarrotado estadio de Grand Slam con capacidad para 15.000 personas, una de las grandes promesas del circuito femenino supo manejar la situación hasta asestar el golpe definitivo. Llegó a encontrarse con roturas de desventaja en la segunda y tercera manga, pero no desfalleció ante una rival desordenada en cuerpo y espíritu.
Cincelando lo que es, de largo, la mayor victoria de su carrera deportiva hasta la fecha, la locuaz atleta americana quedó por momentos sin palabras ante el micrófono una vez terminado el partido. Un torbellino de emociones recorrían su interior a ojos, entre otros, de un Rod Laver que observaba atento la escena. Las lágrimas de Sloane levantaron a la central, que despidió a la estadounidense en una cerrada ovación. Un momento para la historia del torneo.