
Actualmente fuera del top70, el nombre de Donna Vekic ha perdido mucha fuerza dentro del circuito esta temporada. Curiosamente, justo desde el verano pasado, cuando encadenó unas semifinales en Wimbledon con una medalla olímpica. Todo tiene su explicación.
Lejos de ser todavía un veterana –cumplió 29 años hace tres meses–, Donna Vekic recorre el circuito femenino con la sensación de llevar dos vidas dedicándose a esta profesión. Un deporte tan exigente que no te permite descansar ni la mente, ni el cuerpo. Es tan complicado que incluso el éxito puede provocar una desconexión en tu cerebro, llenando de tal manera el depósito que luego corres el riesgo de quedarte vacío. Es lo que le sucedió a la croata tras brillar con luz propia el verano pasado, tal y como cuenta en una entrevista reciente con tennis.com.
“Quedé muy decepcionada con mi temporada de arcilla, es una etapa que cada año me mata”, comenta la de Osijek con cierta frustración. “Cada temporada intento dar un poco más… ¡pero nunca recibo nada a cambio! Quiero decir, sé que gané una medalla olímpica en tierra batida, así que tal vez eso sea suficiente para el resto de mi vida sobre esta superficie, aunque es un tema que me agota un poco. Luego el problema es que vas con poca confianza a la gira de hierba, donde defendía muchos puntos, tuve algunos partidos complicados. Esperaba mucho y sentí mucha presión, no fue lo ideal”, recuerda la que fuera Nº17 del mundo.
La realidad es que su vida cambió el 3 de agosto de 2024, cuando se colgó la medalla de plata en los Juegos Olímpicos de París. ¿Qué más se puede pedir “Ahora que tengo una medalla, siento que lo conseguí todo. Si no gano nada más, estará bien, aunque pienso que este éxito provocó que me motivara todavía más. No solamente la medalla, también las semifinales de Wimbledon, el hecho de verme tan cerca de una final de Grand Slam me demostró que de verdad podía hacerlo”, valora la balcánica.
Sin embargo, esa motivación ha ido apagándose con el paso de los meses, marcando un balance de 12-20 esta temporada. “Siento que estuve haciendo las cosas correctas en cada entrenamiento, pero los resultados no han sido los esperados, lo que yo quería. Mantenerse motivada y seguir adelante no ha sido fácil, de los mejores partidos recientes que recuerdo es la victoria ante Maria Sakkari hace unas semanas en Monterrey, pero no muchos más. Pensaba que al ser mayor empezaría a lidiar más fácilmente con algunos temas, pero la verdad es que no, ahora me pongo más nerviosa que nunca”, asegura desde la experiencia.
- Afrontando la última etapa de su carrera
Sin haber llegado todavía a la treintena, es pronto todavía para conocer cuáles son los planes a largo plazo de Donna. Desde luego, necesitará mejorar mucho su ranking para volver a tener cierta ventaja en los torneos. Desde luego, necesitará encontrar el equipo adecuado que le ayude a reencontrar su mejor versión. Y desde luego, tendrá que hallar la motivación de otras temporadas para salir cada día con el colmillo afilado para pelear por los mismos objetivos que el resto de sus compañeras. Solo hay una cosa que sí tiene clara la croata.

“¿Cuánto tiempo me queda por jugar? Pues no lo sé, el problema que tengo es que cada día es más difícil hacer las cosas que necesito hacer para estar al nivel que quiero estar. Es una batalla diaria, honestamente. Simplemente, trato de tomarlo día a día y ver cuánto puedo esforzarme, porque el tenis es un deporte brutal. Ayer vi un vídeo donde salía Venus Williams diciendo que el tenis era el deporte más saludable del mundo (risas). Diría que es el deporte más insalubre, sobre todo si lo juegas tanto como nosotros y llevas este tipo de vida. El día que me detenga, lo único que haré será descansar, no hacer nada”, concluye con una sonrisa.