
La Ferrero Tennis Academy celebró este pasado jueves uno de los días más especiales del año: la comida oficial de todos los trabajadores con el célebre partido de fútbol de pupilos contra tutores. Como no podía ser de otra forma, Juan Carlos Ferrero y Carlos Alcaraz acapararon los mayores focos, aunque hubo un tercer actor que también ocupó un papel protagonista. Hablamos de Samuel López (Villena, 1970), uno de los técnicos más exitosos del tenis español este siglo, además de uno de los fundadores de un complejo deportivo que no para de crecer. El hombre que llevó a Pablo Carreño a ser top10 y que en 2025 pasará a ser el segundo entrenador de Carlitos.
¿Pero cómo sucedió todo? ¿Por qué tomó esa decisión? ¿Qué le llevó a concluir su etapa con Carreño? ¿Cuál será su rol dentro del equipo de Alcaraz? Todas las preguntas son complicadas, pero todas tienen respuesta. Protegidos dentro del gimnasio de los casi 20º con los que nos recibió Alicante, Samu se sienta con Punto de Break para contar por primera vez cada detalle de esta historia. Un relato cargado de emoción, donde cerebro y corazón llegaron a enfrentarse para ponerle en un brete del que no saldría indemne. Una vez asumida la decisión y su misión en este nuevo proyecto, el villenense enseña la sonrisa del que sabe que ha tomado el camino correcto.
Qué raro se me hace verte sin Pablo al lado.
La semana previa a comunicarle la decisión fue realmente dura… tan dura como las dos semanas siguientes. Me sentía raro, han sido muchos años, muchos sentimientos, los dos guardamos muchos recuerdos juntos. Una vez empecé a trabajar con Juan Carlos (Ferrero) y Carlos (Alcaraz) fui enfocando más mis objetivos, centrándome en el día a día, ahora ya estoy más metido en el papel.
¿Qué te llevó a cambiar de proyecto?
Me hace cambiar de proyecto una conversación con Juan Carlos, su idea desde hace dos años era que yo entrara en algún momento al equipo, esto lo sabía incluso Pablo. Esa idea estaba aparcada mientras yo estuviera con Pablo, pero sabía que en cualquier momento Juan Carlos me iba a pedir unirme a ellos. Yo tenía todo montado para seguir un año más con Pablo, pero en el último momento cambiaron los planes...
¿Cuándo?
En la segunda semana de pretemporada con Pablo, ya habíamos empezado, pero ese mismo lunes Juan Carlos me comunica que ha llegado el momento, que necesitan incorporar a alguien más al equipo […] Yo no me lo esperaba, la verdad.
Y no dudaste.
En ese momento sí, necesitaba pensarlo, aunque sabía que en esta apuesta deportiva iba mi futuro, significaba subir un escalón más en mi carrera como entrenador. No podía dejar escapar esta oportunidad porque, si no entraba yo, entraría otra persona. Son muchas semanas al cabo del año y Juan Carlos necesita de otra persona.

¿Cómo se lo comunicas a Pablo?
Obviamente, algo así no se lo podía decir por teléfono. Si de esto me entero un martes, el jueves subo a Barcelona y allí es donde hablamos. Lo primero que encaramos fue esta conversación, fue muy difícil decírselo, casi no podía ni terminar las frases de la emoción […] Solo puedo agradecerle la manera en que reaccionó, porque él tampoco se lo esperaba.
¿Cuál fue su reacción?
Se quedó un poco parado, pero lo entendió. Lo que yo no podía era estar con Pablo y Carlos al mismo tiempo, además de no ser ético, por tiempos tampoco podría hacerlo. Ha sido una decisión pensando en mi familia y en mi futuro profesional. Me duele en el alma, me emocioné hablando con él, pero Pablo me dijo que estuviera tranquilo, que en mi situación habría hecho lo mismo. Después de darle muchas vueltas, creo que tenía que hacer esto, supongo que es la soñada de cualquier entrenador. No solo por estar con Carlos, es que también estoy con Juan Carlos, con el que comparto la misma manera de ver el tenis. Él lo conoce mejor que nadie después de estos 6-7 años, yo alguna vez estuve ahí, participé en algunos torneos, he ido conociéndolo, pero a mayor distancia. Ahora tengo un nuevo reto por delante y es muy emocionante.
Si Pablo estuviera #10 del mundo, ¿habrías tomado la misma decisión?
En esa tesitura no te sabría decir […] Para mí el objetivo con Pablo era recuperarle, que volviera jugar al tenis, lo cual conseguimos. Este año el objetivo es que vuelva a estar otra vez entre los mejores, no sé si top100 o top50, pero recuperarlo definitivamente. Yo tenía confianza en que eso iba a llegar.
¿Crees que sus mejores años ya han pasado?
Diría que sí, pero estoy convencido de que volverá a tener buenos años. Hay que ser realistas y marcar unos objetivos muy claros, pero lo primero es el día a día. Ahora Pablo está en un momento donde lo más importante es ir sumando días positivos, sin problemas físicos. ¿Si hubiera estado top10? Pues hubiera sido una decisión todavía más complicada, pero creo que hubiera hecho lo mismo.
Un caramelo como Alcaraz no se puede rechazar.
Con Carlos es aspirar a todo, la sensación de ir a un Grand Slam con la idea de ganarlo. Yo he estado en cuartos y en semifinales de estos torneos, en finales de Copa Davis, en partidos por medalla olímpica, pero también quiero estar en la final de un Grand Slam. Al menos quiero trabajar por esa posibilidad, o la de ser Nº1 del mundo. Soy ambicioso, no me conformo.
¿Por qué Juan Carlos toma la decisión de sumar un segundo entrenador? ¿Por qué ahora?
Han ido sumando años, sumando viajes, tensiones… muchas responsabilidades recaen en el entrenador, así que tener el apoyo de una segunda voz es importante. Es una figura que puede darte frescura, sobre todo ahora que Carlos empieza a ser más maduro y tomar algunas decisiones. Se requiere de un trabajo mental absoluto donde todos tenemos que estar frescos. Si Juan Carlos ha tomado esta decisión es por el bien de Carlos, porque piensa que le puede hacer mucho bien.
¿Y si tú hubieras rechazado la oferta?
Hubieran buscado a alguien, seguro.
No se me ocurren muchos.
Alguien cercano, no sé… ¿un David Ferrer? Por ejemplo. Para un jugador lo ideal es tener gente cercana, que te conozcan desde pequeño, esta es nuestra filosofía.
¿Qué crees que le puedes aportar al equipo?
Por un lado, remarcar muchas de las cosas que ya le dice Juan Carlos, aunque dichas de otra forma. Los dos apuntamos al mismo camino, eso es innegociable. También puedo sumar algo de discurso motivacional, aquí lo interesante es que cada uno tiene su carácter. Por supuesto, la experiencia que he tenido con otros jugadores como Pablo (Carreño), Nico (Almagro) o el propio Juan Carlos (Ferrero). Sé que puedo aportar otro tipo de enfoque en los entrenamientos, aunque buscando siempre el mismo objetivo.
En el apartado técnico, parece que Carlos ya sabe hacer todo.
Precisamente esa es una de las dificultades, tiene tantas armas que ordenarlas todas es la mayor dificultad. Si le pones demasiado orden puedes quitarle su esencia, eso es lo que tampoco queremos. Diría que este es el mayor desafío con Carlos, así que entre los dos vamos a buscar transmitirle el mismo mensaje de diferentes maneras, mantenerle enfocado y motivado durante muchas más semanas, un factor en el que tiene que mejorar. Queremos que rinda al máximo en cada partido que juegue, sea contra Fulano o Mengano.
¿Habéis repartido ya las semanas?
Tenemos hecha la planificación, pero no te la puedo decir de cabeza (risas). Juan Carlos empezará el año en Australia y yo hago luego Rotterdam y creo que Doha. Luego ellos se irán a Indian Wells y Miami, cuando venga la tierra batida empezaré yo pero, por ejemplo, torneos como Barcelona o Madrid, seguramente los compartiremos. En Roland Garros y Wimbledon estamos los dos. La gira americana la empiezo yo y Juan Carlos se suma en el US Open. En la gira asiática repartiremos un par de torneos cada uno. Lo tengo todo más o menos dibujado en la cabeza.

¿Tu entrada al equipo puede significar que Juan Carlos se vaya distanciando?
No, no…
¿Ni a largo plazo?
Juan Carlos está muy involucrado, está muy contento y motivado con el proyecto y el equipo. La idea es que él siga siendo el head coach, el jefe. Por mucho que diga que estamos los dos en el mismo escalón, la realidad es otra (risas). Estoy muy pegado a él, casi a la par, pero el que lleva los mandos es Juan Carlos.
Él necesitaba viajar menos semanas y tú necesitabas volver al tour.
Eso piensa la gente, pero yo con Pablo estuve subiendo muchas semanas a Barcelona. Es verdad que no he viajado a muchos torneos estos últimos años, pero para mí irme a Barcelona una semana es viajar. Esto no lo hemos comentado pero, en este sentido, creo que también salgo ganando. La semana pasada nos fuimos todos los días a Murcia, en coche, pero a las 17:00 de la tarde estaba de vuelta en mi casa. Ahora no solo estaré más aquí, en la Academia, sino que también estaré más en mi casa con la familia. Al final tengo 54 años…
¡Estás hecho un chaval!
(Risas) Estoy con ganas, con energía, con la motivación de conseguir grandes cosas. Creo que salgo ganando en todo, por eso tomé esta decisión, muy a mi pesar no podía dejar pasar este tren.