
El final de la carrera de Andy Murray todavía está por escribir. El británico, lejos de tener el final que merecía, apostó por presentarse en los Juegos Olímpicos de París 2024 aún sabiendo del riesgo que había de solo competir en la modalidad de dobles. Son las limitaciones que su cuerpo le ha puesto, aunque hemos de reconocer que él también lo ha llevado al límite. Junto a Dan Evans y con un camino cargado de trampas, la dupla británico ha sorteado un total de siete bolas de partidos en las dos primeras rondas, convirtiendo una historia de terror en pura ciencia-ficción. Estas fueron las palabras del escocés tras sobrevivir por segunda vez a su propio destino.
“Es increíble, hemos vuelto a salvar una situación súper complicada, solo podemos estar orgullosos de nuestra lucha. Sinceramente, creo que en la primera ronda no merecimos la victoria, pero en esta segunda siento que hemos competido mucho mejor, hemos trabajado para generarnos muchas más opciones para ganar el partido, desde el principio hasta el final”, valoró en el micrófono de Eurosport, sostenido por su compatriota Laura Robson, tras vencer a los belgas Gille y Vliegen por 6-3, 6-7 y 11-9.
Acostumbrado a batallar siempre en guerras imposibles, Murray ha ido generando dentro de su cabeza un monstruo competitivo que jamás tira la toalla, es la única manera de entender que esta pareja no esté ya hace días de vuelta en Londres. “En ningún momento pensamos que el partido estaba acabado, lo que sí hemos sufrido mucho es a la hora de restar en algunos momentos, sobre todo al final del segundo set. Pasa todo tan rápido que un mal movimiento o una dirección mal escogida te cuesta el punto. No sé cómo lo hicimos para manejar esa situación en el tercer set, porque las cosas tampoco nos estaban yendo bien en el tiebreak, así que no puedo explicar lo que pasó al final”, añadió el ex Nº1 del mundo, el único jugador de la historia capaz de colgarse dos oros olímpicos individuales.
SIN MIEDO A NADA
Ahora que los sustos más grandes han sido superados, Andy sonríe cuando le preguntan por el futuro a corto plazo, es decir, por el próximo partido. Les esperan esta vez Taylor Fritz y Tommy Paul, dos referentes en el terreno individual pero que no suelen dejarse ver demasiado en dobles. Hablando en plata, son ganables, pero tampoco se puede hablar muy alto viendo el sufrimiento que han padecido hasta llegar aquí. Lo mejor es arrancar de cero una jornada más, aunque con la mochila llena de confianza por ver lo difíciles de batir que se han vuelto como pareja.
“Cada partido es diferente, cada vez que entras a la pista hace una especie de reset y dejas atrás todo lo anterior. Insisto en que en primera ronda jugamos un nivel de tenis bastante pobre, tuvimos mucha suerte al final, sufrimos mucho con nuestro servicio y eso era algo que teníamos que mejorar sí o sí en este segundo compromiso, menos mal que Dan siempre estaba ahí para ayudarme. Ahora solo podemos descansar para afrontar el próximo encuentro con la máxima ilusión”, completó el campeón de tres Grand Slams.