
Noche mágica en una pista Arthur Ashe abarrotada de público entusiasta y deseoso por no presenciar el último partido de la carrera tenística de Serena Williams. La despedida está muy cerca, pero prolongarla puede aproximar a la estadounidense a un sueño que aún es utopía, por mucho que haya ganado a Danka Kovinic en la primera ronda. Estreno triunfal muy merecido para la menor de la saga en este US Open 2022, que siempre será recordado por lo que sea capaz de hacer una Serena rebosante de ambición y que vivir un "último baile·" lo más largo y divertido posible. Supo gestionar las emociones frente a una rival montenegrina muy incómoda y terminó venciendo por un marcador de 6-3 6-3, que le catapulta a la segunda ronda, donde se medirá a Anett Kontaveit.
El escenario era idóneo para un mito del deporte y Serena se adueñó pronto de él en el primer parcial. Tuvo un inicio arrasador, pegando a la pelota de forma inmisericorde y sorprendiendo a una Kovinic que se defendía bien de los tiros paralelos de su rival, pero no era capaz de dominar. Tras un break inicial, la estadounidense se relajó y cuajó un turno de servicio horrendo, propio de alguien con falta de ritmo competitivo y ciertas inseguridad. Danka se metió más en pista, encontró tiros profundos que le permitían dominar y sacó de su zona de confort a Williams. Tanto es así, que las alarmas saltaron cuando encadenó tres juegos consecutivos, pero ahí volvió a emerger la fiereza de Serena. Se jugó varios restos que le entraron, su confianza subió, desbordaba con tiros cruzados y se hacía fuerte al servicio, sabiendo sufrir lo indecible para cerrar en el octavo juego.
Serena Williams solventó situaciones complejas en el primer set y terminó jugando muy bien
Fue un espaldarazo tremendo para Serena ser capaz de levantar situaciones adversas y eso le hizo salir en tromba en la segunda manga. Incidía una y otra vez, se permitió el lujo de asumir más riesgos con tiros paralelos y subiendo a la red, y movía a una Kovinic visiblemente incómoda, y que intentaba abrir ángulos y cambiar velocidades y alturas. Las dobles faltas pasaron factura a la montenegrina en algunos momentos, síntoma evidentes de sus nervios ante un partido tan especial, y se vio a remolque en todo momento. El premio del break llegó para la norteamericana y supo conservarlo con tremenda solvencia. De hecho, soltó el brazo en el tramo final y cerró el encuentro con magníficas sensaciones, agrandando su leyenda. Serena Williams sigue viva en el US Open 2022 y se ha ganado el derecho a soñar con una hazaña hollywoodiense que ponga el colofón a su carrera. Por el momento, toca pensar en Anett Kontaveit, en lo que será una prueba de fuego.