Y el sueño se acabó para España. Flavio Cobolli sentenció al equipo español después de un partido para el recuerdo contra Jaume Munar. Las esperanzas de llegar al punto definitivo aparecieron después de un primer ser perfecto del mallorquín, pero el italiano apareció y de la mano del público consiguió derribar el muro de un loable Munar por 1-6, 7-6(5), 6-4. Italia consigue así su tercera Copa Davis consecutiva y esfuma el sueño de la séptima ensaladera para España en una semana llena de resiliencia.
Remontada o remontada. No quedaba otra opción en el equipo español después de la derrota de Pablo Carreño ante Matteo Berrettini que ponía el 1-0 para Italia. De nuevo, como ocurrió en los cuartos de final ante República Checa, la presión caía sobre Jaume Munar y el mallorquín aceptó el reto.
Un primer set para el recuerdo
De hecho, no tenía tiempo que perder, así que salió con el acelerador puesto para rebajar la euforia de Italia e instalar la duda en sus filas. Así que rompía a las primeras de cambio el servicio de un Cobolli que salió algo nervioso ante la responsabilidad que tenía en sus manos y en apenas once minutos colocó el 3-0.
Pero el vendaval de juego de mágico Munar solo había hecho que empezar: primeros saques efectivos, bolas a la línea y salvando cinco bolas de break en un mismo juego le hacían ponerse con 5-1 en el marcador. Cobolli seguía más que nervioso, a la par que frustrado, mientras que veía como su sueño de dar el título a su país se empezaba a esfumar.

Más aún, cuando Munar cerraba un primer set perfecto con un juego en blanco tras otra derecha a la línea y con un 6-1 en 34 minutos, que acercaba a España al dobles definitivo y silenciaba las gradas de Bolonia, excepto a la Armada Española presente. Sin lugar a dudas, este set se convertía en uno de los mejores jugados en la carrera del mallorquín.
Cobolli y el público italiano reaccionó
Pero la fiesta siguió en el segundo set: el balear no bajó ni una marcha y rompía el servicio en el primer juego. Las sensaciones eran inmejorables y todo iba camino al dobles definitivo, pero Cobolli despertó, el público le acompañó y al fin, el italiano rompía por primera vez el servicio del mallorquín: 2-1 y el partido entraba en otra dimensión.
Del paseo del primer set, Munar debía de sufrir la presión de un Cobolli renovado que poco a poco empezaba a generar mucho peligro. Aun así, el mallorquín seguía a lo suyo por mucho que el segundo parcial se encontrase en un alambre e incluso disfrutaba de los abucheos de los italianos.
El encuentro se había embarullado en un clima de tensión propio de una final, todo estaba muy candente y ambos tenistas eran conscientes de que cualquier paso en falso sería definitivo. El marcador mostraba 5-5, Cobolli se aseguraba el tie break, pero Munar, que estaba jugando un señor partido, también supo aplicar el manual de supervivencia y una variedad excelente en sus servicios, sobre todo cuando tuvo que defender las cuatro bolas de set en contra, y con dos aces mandaba el segundo set al tie break.
El inicio del desempate fue una oda al tenis, ninguno se dejó nada, pero Cobolli estaba más entero, daba un paso adelante y aprovechaba dos minibreaks para llevar el partido al tercer set (7-6(5)). La euforia del romano se apoderó en las gradas de Bolonia tras un segundo set en el que estuvo muy cerca de ceder. Mientras que el ímpetu y la clarividencia inicial de Munar ya no era la misma.
El tercer set dictó sentencia
El set transcurría con la misma igualdad, pero los servicios se respetaban, ninguno gozaba de bolas de quiebre, y con el paso del tiempo la sensación que reinaba en el ambiente era que el partido se decidiría en detalles. Todo tan cerca y a la vez tan lejos. Los juegos se sucedían y no había un valiente que apostara un ganador. 4-4: a dos juegos de un título o a dos juegos del decisivo dobles.
Munar colocaba el 5-4 y la presión caía de lleno en Cobolli que sabía que un mal juego al servicio sería definitivo. Pero el de Roma también quería hacer historia e igualaba 5-5. Su deseo de dar el tercer título consecutivo de Copa Davis a Italia pesó más que la heroica resistencia de Munar y conseguía quebrar por primera vez en el tercer set.
Quedaba cerrar la tarea con su servicio. Toda Italia estaba detrás suya y el joven de 23 años acudió a la llamada con la historia para darle el título de la Copa Davis a su país (1-6, 7-6(5), 6-4) después de un partido en el que poco se puede reprochar Munar. Se esfumó el sueño de la séptima ensaladera de España en una semana que siempre quedará en el recuerdo. El equipo de David Ferrer se queda sin Copa Davis, pero vuelve a España con la cabeza más que alta. Gracias a Jaume Munar, Pablo Carreño, Pedro Martínez y Marcel Granollers por habernos hecho soñar hasta el final.

