Jaume Munar llegó a la rueda de prensa del BolognaFiere rápido como un bólido. Apenas entró en el vestuario tras su derrota frente a Alexander Zverev, el foco del español ya estaba en el dobles que decidirá la eliminatoria, una mentalidad que demuestra la cohesión y unión de un grupo que sigue creyendo en esta "Davis del pueblo".
Aún así, si de algo puede presumir Jaume Munar en estos momentos es de ser uno de los jugadores más autoexigentes y autocríticos en el panorama tenístico actual. Llevó a Alexander Zverev, número tres del mundo, a dos tiebreaks: llegó a romperle el saque en ambos sets, le obligó a sudar la gota gorda durante buena parte del encuentro y alargar la velada a las dos horas de partido... y la sensación, más allá de lo que concierne a la eliminatoria de semifinales de esta Copa Davis 2025, es de desazón y oportunidad tremendamente perdida.
"Ahora estoy triste, por un lado... pero esto es lo que hay. Es la realidad de quién soy y de la posición en la que estoy. Mucha gente me dice que juego a un nivel más alto a veces, y la realidad es que hoy he demostrado que no. Muchas veces he estado en situaciones de ventaja, no he aprovechado mis oportunidades y después, en momentos de tensión, he demostrado, básicamente, que soy peor jugador que él. Él con muy poco, manteniéndose con el saque, ha conseguido llevarse los dos tiebreaks y yo no he conseguido jugar bien en esos momentos. Poco más. Cabecita baja y a currar", señalaba con una sonrisa final el mallorquín, consciente todavía de sus limitaciones y dejando en un plano secundario la igualdad del encuentro para poner el foco en su distancia hacia los mejores del mundo.

Munar reflexionó sobre su aprendizaje en este 2025 y la sensación de que todavía tiene mucho más que ofrecer en este deporte
El inconformismo mueve montañas, y la capacidad de Jaume de seguir confiando en su curva de crecimiento muy seguramente siga elevando su techo hacia cotas que no tantos imaginaban. Esa autoexigencia límite es propia de la nueva versión de Munar, algo en lo que quiso incidir a la hora de explicar sus palabras en su primera respuesta.
"Ya lo he dicho en mil entrevistas con todos vosotros: lo que he hecho este año es abrir una nueva puerta. Ni mucho menos estoy donde quiero estar, ni mucho menos siento que me pueda estancar en este nivel o pueda ir a más. Para mí, los cambios que he hecho han sido para crear otra dimensión en mi tenis. Creo que lo estoy consiguiendo, pero el camino y el recorrido aún son largos", afirmaba el de Santanyí, que incluso mencionó que su primera victoria en la competición, ante Lehecka, no le dejó plenamente satisfecho.
"El partido de hoy, sí, he competido ante uno de los mejores del mundo, pero la trayectoria que tengo es de ir a mucho mejor. Si me haces analizar el partido de hoy, creo que tengo muchísimas cosas por hacer mejor, e incluso si me haces analizar el de Lehecka, también. No me pongo límites: simplemente intento trabajar y mejorar cada día, y eso me pone contento, el hecho de ir a la pista y tener cosas que hacer y por mejorar. Toca seguir currando, veremos hacia dónde me lleva, pero estoy seguro que a algo mejor que el #36 del mundo será". Y así, con el peso de esa última frase, el mallorquín se marchó corriendo hacia la pista, donde ya observa con atención el dobles que definirá la eliminatoria. Palabra de número uno de la selección española de tenis.

