
Las cosas no le fueron bien a Qinwen Zheng en el Mutua Madrid Open, pero esa realidad ha mutado de manera salvaje a su llegada al WTA 1000 de Roma. Instalada ya en semifinales, la china tuvo que tumbar a su bestia negra dentro del vestuario para meterse entre las cuatro mejores del cuadro. Nada menos que Aryna Sabalenka, una mujer que le había superado en seis de seis ocasiones, pero nadie vence siete veces consecutivas a la jugadora asiática. Una vez logrado el objetivo, la actual Nº8 del mundo habló con los periodistas para exponer su análisis de este día que tardará en olvidar.
Un triunfo muy deseado
“Me siento muy feliz con esta victoria, llevaba mucho tiempo tratando de vencerla dentro de la pista. Hubo algunas veces que estuve cerca, pero jamás lo había logrado hasta ahora. Además, esta es la primera vez que nos enfrentamos en arcilla, supongo que jugando en esta superficie me siento mucho más cómoda, ya que tengo gran experiencia en tierra batida. Me han ido bien las condiciones, fui más paciente que ella, hoy me he dado cuenta que cuando la hago jugar mucho… En fin, me voy muy feliz con mi rendimiento, feliz de haber dado el paso adelante al vencer a la Nº1 del mundo”.
La clave del triunfo
“En primer lugar, estuve repitiéndome una y otra vez que no debía regalarle ni un solo punto. Sé que cuando el intercambio se hace más largo, una vez superamos los 4-5 tiros, mis beneficios crecen. Cuando veo las estadísticas siempre estoy allí, será el hecho de que en arcilla se da un tenis mucho más físico, quizá por eso tengo ventaja. Recuerdo en otros enfrentamientos con ella, sobre todo al principio, que siempre le entregaba fácil los juegos iniciales, ella siempre arrancaba fácil con un 3-0 o 4-0. Hoy cuando entré en la cancha sabía que tenía que estar ahí, mantener mi servicio y hacer que el encuentro no fuera rápido. Parece que la táctica ha funcionado: cuando realmente me entrego al partido, siento que empiezo a ver todo más claro, sé dónde tengo que jugar”.
Confianza de cara a Roland Garros
“Suelo ser una jugadora muy segura, no importa si a veces hago un mal resultado. Sé que si estoy concentrada, si realmente estoy allí y quiero conseguirlo, lo lograré. Puede que al principio le tuviera demasiado respeto, recuerdo verla jugar desde que tenía 14-15 años, no la enfrentaba como una jugadora normal. La vi en directo en el Abierto de China 2017, donde llegó a la final, aquel día mi padre me dijo: ‘Necesitas aprender mucho de ella, su derecha su revés’. Ese tipo de respeto me costó un tiempo para tratarla como a una jugadora normal, así que hoy estoy feliz de haber mantenido la calma y hacer lo que tenía que hacer”.
En Madrid no, en Roma sí
“En Madrid sentí que iba demasiado apresurada a todas partes, como que no podía mantenerme tranquila dentro de la cancha, no podía enfrentar las situaciones. Después de Madrid pensé que debería estar mucho más estable sobre tierra batida, también fuera de la cancha, controlar las situaciones bajo presión siempre me ha dado buenos resultados. Si sufro altibajos en los entrenamientos, siento que no voy a llegar a ningún lugar importante, aunque hoy reconozco que ella estuvo muy cerca de darle la vuelta en el segundo set. Estoy muy feliz de haber mantenido esa presión y llevarme el partido, pero no fue fácil”.