Jugar con autismo: la increíble historia de Jenson Brooksby

El estadounidense, que vuelve al circuito tras dos graves lesiones y una sanción, se sincera por primera vez sobre un diagnóstico que cambió su vida y su forma de entender el deporte.

Carlos Navarro | 19 Dec 2024 | 17.43
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Jenson Brooksby. Fuente: Getty
Jenson Brooksby. Fuente: Getty

Hace no demasiado tiempo, un joven de aspecto desaliñado, cabello rubio y juego tremendamente heterodoxo amenazaba con convertirse en uno de los tapados más peligrosos del circuito. Enfrentártelo en una primera ronda podía suponer un peligro mortal, como vivió en sus carnes Casper Ruud, que cedió en la primera semana del Open de Australia 2023 ante él. Nadie podría haber adivinado que aquella sería la última victoria profesional de Jenson Brooksby... en dos temporadas completas.

Porque el estadounidense apenas tiene 24 años, pero ya ha vivido las experiencias más duras que un tenista puede sufrir. Las luces de la élite y las victorias en las mejores plazas dejaron paso a una caída a los infiernos que tiene dos nombres propios: dos importantes operaciones por lesiones graves y una sanción por no aparecer en tres controles antidopaje. Entre medias, las dudas de si el esfuerzo merecía la pena, el apoyo de su familia y amigos para seguir sacrificándose por el tenis... y la valentía para contar algo que el circuito desconocía: que Jenson Brooksby padece autismo desde que era muy pequeño, y que ello ha moldeado su personalidad y su manera de entender este deporte.

LESIONES, SANCIONES Y UN CAMINO DE ESPINAS

Empecemos por el principio. La última vez que vimos a Jenson en pista fue en aquel Open de Australia: han pasado dos años completos desde aquella distante cita, y la resaca del éxito estuvo llena de obstáculos. En marzo de aquel año, Brooksby fue operado de una grave lesión en su muñeca izquierda. En mayo llegó una nueva operación, esta vez en la muñeca derecha. En octubre, mientras comenzaba el proceso de recuperación, llegó el tercer latigazo, el más grave de todos: la ITIA lo sancionaba por no haber estado presente en tres controles antidoping a lo largo de un periodo de doce meses.

Brooksby presentó diversas circunstancias y fallos de comunicación que le exoneraban de cualquier posible negligencia, lo que acabó aligerando su sentencia. Podría haber regresado al circuito en marzo de este mismo año, pero todo lo que había ocurrido le superó y, por si fuese poco, cuando volvió a las pistas comenzó a sentir dolor en su hombro. Se sentó, desconectó y comenzó a formar un nuevo equipo (que incluye al exjugador Rhyne Williams) para dejar atrás todo lo anterior y preparar un regreso en condiciones a partir de 2025.

"Pasaron muchísimas cosas muy malas en el mismo instante. Mentalmente, eran demasiadas cosas para procesar. Han sido dos años frustrantes, me deprimía con facilidad", señala en declaraciones a AP. Con el proceso de recuperación en su fase final, y bajo una pretemporada agotadora en las instalaciones de la USTA, Brooksby afronta con ilusión un nuevo capítulo en su carrera, una tabula rasa que incluye, además, dejar atrás un pequeño peso que siempre sintió.

EL AUTISMO, PRESENTE EN SU VIDA DESDE MUY PEQUEÑO

Cuando era muy pequeño, Jenson Brooksby fue diagnosticado con trastorno del espectro autista. No solo eso: hasta los cuatro años de edad, Brooksby presentaba un autismo no verbal, es decir, apenas hablaba o se relacionaba con su entorno. Se pasaba más de 40 horas a la semana con neuropediatras para, según él, "ser capaz de, simplemente, comenzar a hablar... y mejorar en situaciones sociales y de comunicación". Una persona fue fundamental en su crecimiento: Michelle Wagner, una analista del comportamiento especializada en los trastornos del espectro autista. Comenzó a tratarle poco antes de los tres años: su progreso, en palabras de esta psiquiatra, es "único e inusual".

Wagner supervisó el tratamiento de Jenson durante más de tres años, e identificó desde el principio los desafíos que presentaba aquel niño. "Estaba claro que necesitaba una intervención intensiva. Presentaba algunos desafíos a nivel de comportamiento que le hacían estar por detrás de su grupo de edad", señalaba la psiquiatra, incidiendo en que Brooksby, sobre todo, tenía problemas para entender las consecuencias de sus acciones.

Sin embargo, Brooksby, como preludio de lo que sería una mente prodigiosa en su periplo de inicio al deporte, convirtió un "caso bastante grave" en uno que se ubica "en la parte leve del espectro". Y ahora, claro, es momento de servir como ejemplo e inspirar a todos aquellos niños que estén pasando por algo similar: demostrar que se puede ser exitoso y utilizar esta condición para tu propio beneficio.

"Es algo que ya no me quiero guardar para mí mismo. Está claro que es un tema muy personal, algo que, durante mucho tiempo, no me sentía lo suficientemente cómodo para confesar en conversaciones con gente que quería mucho. Pero siempre pensaba en ello... y, con el paso del tiempo, quería contarlo", afirma con valentía Jenson, que señala que el autismo se convierte en una "gran ventaja" en los momentos de presión dentro de la pista, puesto que le permite "centrarse en dos o tres detalles muy específicos durante un largo periodo de tiempo".

Eso sí, también confiesa que, en algunos sentidos, hace que jugar al tenis sea algo más duro: debe evitar algunos estallidos de rabia si las cosas no van a su favor, y sus entrenadores han sido capaces de identificar patrones en el lenguaje corporal que indican su malestar, como tocarse la ropa y el pelo o echarse hacia delante con las manos en las rodillas.

EL REGRESO MÁS ESPERADO

"El objetivo es convertirme en un mejor jugador. Esa es mi principal meta". Dentro de la pista, Brooksby sabe que el camino de vuelta será largo: no tiene ranking ATP (aunque puede utilizar el ranking protegido para entrar a los mejores torneos del mundo) y lleva dos años sin disputar un partido competitivo. Cómo responderá su cuerpo a las dos operaciones en sus muñecas es una incertidumbre, pero cada partido lo jugará con un propósito y una liberación: la de saber que ahora el público le entiende mucho mejor. "Solo quiero que la gente sepa quién soy, sin ataduras, y que estoy mostrando una parte más de mí mismo. He tenido mucho tiempo para pensar sobre lo que quería hacer". Ya solo queda que su tenis vuelva a impresionar al público. Welcome back, Jenson.