"Mi gran sueño es jugar los Juegos Olímpicos"

Entrevistamos a Facundo Díaz Acosta, el hombre del momento tras ganar en Buenos Aires: recuerda sus momentos más duros y desvela las claves de su progreso.

Carlos Navarro | 19 Feb 2024 | 21.37
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Facundo Díaz Acosta. Fuente: Getty/PDB
Facundo Díaz Acosta. Fuente: Getty/PDB

Facundo Díaz Acosta duerme hoy, plácidamente, entre los 60 mejores del ranking ATP. Cumplió uno de sus grandes sueños: lograr el título en casa, en Buenos Aires, un aviso al resto del circuito de que camina firme en la élite. En su camino, eso sí, hay episodios de todo tipo que recuerda en Puntodebreak.

Facundo Díaz Acosta es un tipo humilde, educado, que respeta, aprecia y escucha. En las distancias cortas, es un pibe más. Un tipo humilde que juega al tenis, como se definió en una entrevista reciente. Para todos los que ya le habíamos visto en las trincheras del circuito Challenger, su título en el ATP Buenos Aires 2024 no nos sorpende: su derecha, pesada, con efecto de zurdo y capaz de crear ángulos cortos muy peligrosos, era un golpe que marcaba diferencias; su revés, ampliamente mejorado con el paso del tiempo, vuela con una soltura que le hace tener peligro en ambos lados desde el fondo de la pista. Sin embargo, a pesar de su juventud, el de La Lucila ha pasado por muchos episodios duros y complicados, episodios que, quizás, hicieron dudar a la que un día fue una de las mayores promesas del tenis latinoamericano... pero que le acabaron haciendo muchísimo más fuerte.

Este año, un par de momentos clave que explican su mejoría: el fichaje de un 'coach mental', que le ayuda a encontrar recursos para sacar la mente del tenis y poner cosas en contexto, y un partido épico en Australia frente a Taylor Fritz, una batalla a cinco mangas que se convirtió en un mensaje para los aficionados: está más que preparado para enfrentarse a cualquiera, en cualquier superficie. Sin embargo, la raíz del triunfo se puede encontrar en el pasado año, en el 2023: campeón de los Juegos Panamericanos, campeón de cuatro torneos Challenger, jugó los cuatro torneos de Grand Slam (empezó jugando fases previas, acabó ganándose el billete directo a los cuadros principales) y una subida en el ranking de más de cien puestos para finalizar la temporada en el top-100.

Y ahí, hace apenas unos meses, Puntodebreak entrevistó al argentino, en la Copa Sevilla 2023, plaza que conoce a la perfección y en la que llegó a semifinales hace un par de temporadas. Por aquel entonces, la planta noble del circuito se veía lejana. Ahora, ya forma parte de ella... y él mismo nos explica cuál es el gran cambio que llevó a cabo para pasar de promesa a realidad. "Traté de competir al máximo todas las semanas. Eso era lo que me faltaba un poquito los años anteriores: capaz tenía chispazos buenos, buenas semanas, pero muy aisladas. Traté de sumar muchas semanas, no sé si a tan buen nivel, pero sí siendo muy regular y no tener tantas semanas malas, quería ir acortando esa brecha.

Jugué tres previas de Grand Slam: Australia, París y Londres, mientras que jugué main draw del US Open. Los Grand Slams son un mundo aparte, son el día y la noche con respecto a los torneos Challenger. Traté de, en los Grand Slams, disfrutarlo un poquito más y no ponerme tanta presión de ganar partidos, pasar la previa sí o sí… tratar de ir y disfrutarlos, entrenar con jugadores buenos, ver partidos y entrenamientos que, al fin y al cabo, como son cuatro torneos al año, si no disfrutás esos cuatro torneos en el año… ¿qué te queda?", señala, con mucha calma, un Facu que achaca su gran evolución a esa consistencia y regularidad que encontró en 2023. Es un motivo, de hecho, de mayor peso que cualquier mejora tenística.

"Creo que… no siento que haya mejorado “tanto” de tenis. Sí algunas cosas puntuales, pero obviamente siempre hay mil cosas para mejorar. Creo que fue más un cambio de consistencia, de creérmela un poquito más, de que cuando estoy cansado o no me sale algo algún día, tratar de buscarle la vuelta. Después, tenísticamente se mejora todo y se va puliendo todo: revés, drive… y si tienes esa mayor confianza, si te la crees un poco más, al final eso va a hacer que puedas jugártela más en momentos clave, la confianza y el tenis son cosas que van de la mano".

LA PANDEMIA, EL MOMENTO MÁS COMPLICADO

Ganar en Buenos Aires fue, sin lugar a dudas, el momento más lindo de la carrera de Díaz Acosta. Para poder saborearlo, para que sepa mucho mejor, resulta clave viajar en el tiempo y recordar la peor época en su carrera: la llegada de la pandemia, que coincidió con el momento en el que debía dar el salto a los torneos más importantes del profesionalismo. La cuarentena cortó las alas del argentino, que, a una edad muy temprana, vio cómo se escapaba un tiempo fundamental para seguir haciéndose como tenista, llevándolo a una rutina de la que él mismo confiesa tardó mucho tiempo en recuperarse... y dejándonos una de las imágenes tenísticas del año: un Díaz Acosta que entrenaba pegándole a la bola frente a un colchón en el patio de su casa, incapaz de poder ir a entrenar mientras su país, Argentina, no concedía ninguno de esos permisos que algunos deportistas recibieron para no perder la forma y poder realizar su trabajo.

- Hemos hablado de tus mejores momentos del año, pero si estás aquí es porque pasaste por momentos malos. A mí se me quedó grabado en la mente una foto, entrenando con un colchón, en el patio de tu casa, en la pandemia. ¿Cómo es posible que Argentina ‘deje de lado’ a alguien que ganó el oro olímpico en los Juegos Sudamericanos y en los Juegos Olímpicos de la Juventud?

Argentina, no trates de entenderlo (risas). Había varias zonas que iban liberando y yo estaba en una de las peores zonas. Yo fui uno de los últimos que empezó a jugar, que podía transitar legalmente para ir a algún club a entrenar, porque mi zona era una de las que más tardaron en abrir. Llegó un momento que, si estás en tu casa durante tres o cuatro meses, ya no sabes qué más hacer… agarrás un colchón, no sé, haces eso. Justo había subido yo una historia a Instagram haciendo un chiste de esa situación, de que estaba jugando con un colchón roto que tenía en mi casa y que ese colchón ya estaba viejo… y una marca de colchones me mandó un mensaje y me mandó ese colchón que luego salió en la foto. Fue muy loco aquello, muy divertido, porque lo hice en joda y me terminaron mandando un colchón (risas). Eso sí, aquel momento fue duro porque ya no sabías qué más hacer.

- Te leí decir que en aquel momento te habías dejado de sentir tenista.

Sí, sí, tal cual. Yo por lo menos me acostumbré a la vida de estar sentado mirando una película, jugando a la Play, estar con mi familia. Después, a la vuelta, capaz tenías que entrenar dos o tres horas seguidas y ya estás cansado, ese ritmo lo perdí mucho y me costó recuperarlo.

- Y para un argentino fue más difícil recuperarse que para un europeo: cuando volvió el tenis muchos de los torneos estaban concentrados en Europa…

Y con lo difícil que era viajar en ese momento… al principio fue duro por esto que te digo, sufría más los viajes en los partidos, después de una derrota entrenar me costaba, se me hacía mucho más duro… encima, con lo difícil que era viajar era todo un estrés: era hacerte el test de COVID, llegar con las horas para el vuelo, los papeles para entrar a cada país… era todo una cosa de locos. Para ser tenista, era un momento durísimo. Nos fuimos acostumbrando porque era lo que tocaba, no te quedaba otra, es lo que te gusta hacer y le vas encontrando la vuelta, pero fueron momentos duros. (Imagen: La Nación)

LA GRAN GENERACIÓN ARGENTINA, EL CIRCUITO HOY DÍA Y SU GRAN SUEÑO

Díaz Acosta comparte generación una nueva hornada de tenistas que ya deja su huella en las grandes ligas. Su proceso de cocción, de hecho, fue más lento y reposado que el de nombres como Sebastián Báez o Fran Cerúndolo, que ya poseían títulos ATP, o Tomás Etcheverry, cara habitual de las terceras rondas de los Grand Slams en varias superficies. Las victorias de sus compañeros tuvieron un efecto alentador en Facundo, que destaca la gran relación que existe entre sus compatriotas: "Nos llevamos bien, creo que todos se llevan bien entre todos, yo guardo buena relación con todos. Entrenamos mucho juntos allá en Buenos Aires, entre todos… yo ni lo tomo como una competencia, yo trato de hacer la mía y a veces me gusta que ganen partidos buenos: capaz entrenaste con él hace dos semanas y le ganaste, te hace sentir que vos estás ahí. Yo trato de tomarlo de ese lado: ‘puta, si él pudo ganar ese partido, hizo esto y esto bien…’ te agarrás de eso al final".

Tampoco esquiva Díaz Acosta una valoración del circuito ATP en la actualidad y de la generación con la que convive, resaltando la velocidad de bola que existe en el circuito y las dificultades que los jugadores 'cerebrales' pueden tener en el ecosistema tenístico actual. "Para mí se juega distinto a como se jugaba antes, eso quizás hace que no sea tan regular todo. Hubo un momento en el que Federer, Nadal, ganaban todos ellos, luego venía Murray… siempre ganaban todo los mismos y el top-10 era inamovible y firme. Para mí, hoy cambió un poco la forma de jugar. Hoy se juega más rápido, capaz “se piensa menos”, porque al mejorar mucho más el físico y la velocidad de bola no te da tanto tiempo para pensar, te vienen bolas rapidísimas y no tenés tanto tiempo para pensar. Obviamente, si se tira más se va a errar un poco más… capaz es un poco más “aburrido”, entre comillas, pero no sé si es mejor o peor. Es distinto. No sé si es comparable, desde mi punto de vista. Después te salen partidos de locos igualmente, eh, Alcaraz y Sinner es una locura los partidos que se juegan, Djokovic sigue jugando partidazos… es muy difícil comparar".

Para concluir, no pueden faltar las menciones a su equipo de trabajo: llegó a la academia de Mariano Monachesi en 2013, quien se convirtió en su entrenador y resulta una figura imprescindible en su progresión como tenista (en Puntodebreak le entrevistamos un año antes, y ahí ya nos habló de Díaz Acosta). "A Mona lo veo mucho. Con el equipo de la Academia formamos parte de una familia, tenemos una relación espectacular que va más allá del tenis", señala con una sonrisa el argentino... aunque para sonrisa, claro, la que se dibuja en su cara al preguntarle por su gran sueño. "Mi gran sueño y mi objetivo es disputar los Juegos Olímpicos". Tras el triunfo en casa, es el cuarto mejor argentino del ranking, lo que le aseguraría una plaza en París que piensa mantener la semana después de Roland Garros, día en el que se hará el corte final. Pocos se lo trabajaron y lo merecieron tanto: de la trinchera de los Challengers a brillar con luz propia en casa, la historia de Facundo muestra que la perseverancia y el tesón acaban haciéndose paso de forma arrolladora. Y esto... es solo el comienzo.