El pulpo está de vuelta. Y quiere tener más vidas que nunca. Quizás lo que más necesitaba Daniil Medvedev era un título, una gran semana que le hiciera recordar que no se le ha olvidado a jugar al tenis. Tras muchos sinsabores en los últimos torneos, el moscovita vuelve a la rueda de los campeones en el ATP Rotterdam 2023, merced a una final en la que se hizo casi indestructible a pesar del gran estado de forma de su rival, un Jannik Sinner que sucumbió al desgaste y los 'gadgetobrazos' de Daniil (5-7, 6-2, 6-2). Ambos, eso sí, ofrecieron un magnífico espectáculo al público neerlandés, con intercambios larguísimos, defensas casi imposibles y una buena dosis de emoción a lo largo de las 2 horas y 29 minutos de partido.
El plan de juego con el que Medvedev salió al partido fue muy claro: esperar, devolver una pelota sin ningún tipo de ritmo y confiar en que Sinner desconectara y notase la enorme cantidad de partidos que llevaba a sus espaldas. No sería hasta más adelante cuando estas máximas se cumplirían: en el primer set, el italiano se amoldó sin problemas a la propuesta que le ofreció su rival, esperando al momento justo para atacar las bolas y conformándose con ese ritmo 'muerto' que Daniil te ofrece. Prueba de ello, y será algo que hablará muy a las claras de quién llevó el dominio en cada fase, los puntos de nueve o más golpes: el italiano se llevó 18 de esos intercambios, por 12 del ruso.
Sinner conseguía encontrar soluciones a esa tela de araña de Medvedev, con un revés que no se venía abajo en ningún momento y una paciencia de la que muy pocos jugadores hacen gala. Tras firmar la primera rotura del partido, cuando el ruso se la devolvió no se vino abajo en ningún momento. Siguió con la cabeza firme, esperando a que llegase alguna que otra bola corta de Daniil sobre la que subirse a la yugular. Y vaya que si lo consiguió: tras más de una hora, Jannik firmaba un juego espectacular para poner el 7-5 en el eléctronico. A Medvedev, claro, le tocaba buscar nuevas piezas en el garaje. Había que cambiar algo.
PASO ADELANTE Y APARECE EL DESGASTE
El inicio del segundo set marcaría la tónica de un nuevo partido, en el que Medvedev pisó el pie del acelerador y comenzó a acelerar bastante más con su derecha. Si en el primer set se jugaron 30 intercambios largos, en el segundo set solo se jugarían 11. ¿Por qué? Porque el ruso se dio cuenta de que Sinner estaba desarmando ese patrón de juego, así que dio un paso adelante. Eso sí, fue el saque el mayor catalizador de su remontada, subiendo en un 10% tanto el porcentaje de primeros saques como los puntos ganados con el mismo. Jannik empezó a notar cierto desgaste en sus piernas, y Medvedev se dio cuenta de ello, atreviéndose también con algún punto de 'cat and mouse' de esos que tanto le gustan en ocasiones. El partido había cambiado por completo.
El tercer set fue una continuación de este nuevo guion, si bien Sinner se dio cuenta de que tocaba dar el todo por el todo y volvió a emplear una táctica aún más agresiva. El cambio de ritmo del de San Candido se topó con una versión desencadenada de Daniil, que ahora bordaba el tenis en sus dos vertientes, tanto la ofensiva como la defensiva. Dejando a Jannik en solo un 50% de puntos ganados con el primer saque y rozando el 80% con los suyos, el ruso volvió a meter el partido en la cubitera, en el barro... pero esta vez Sinner no tenía tanta resistencia en las piernas como para soportarlo. Los puntos largos caerían esta vez del lado del moscovita (9 a 8), dejando un panorama verdaderamente difícil para el joven italiano, resignado finalmente a una derrota digna, pero no menos dura.
Es difícil afirmar con seguridad si el mejor Medvedev está de vuelta. Un título 500 vendrá de perlas para su confianza, pero no será hasta los grandes escenarios cuando podamos confirmar si ese aura mental que llegó a tener en 2021 se traduce en la superioridad tan latente que ha mostrado esta semana. A nivel tenístico, el partido de hoy nos dejó destellos de ese pulpo inabordable que, además, golpea con fuerza cuando quiere... y lo hizo, además, contra una magnífica versión de un Sinner que también quiere tumbar la puerta, si bien parecía pedir un merecido descanso tras una batalla tan larga. Otro duelo de muchos quilates entre ambos... otra victoria para Daniil.

