
Desolado, con la cabeza en la toalla y reprimiendo las lágrimas. Así quedó Frances Tiafoe tras ceder un duelo espectacular ante Diego Schwartzman, un partido en el que el argentino salvó todos los momentos comprometidos con su servicio y aprovechó la primera (y prácticamente única) oportunidad que Frances le dejó al resto. Eso fue, claro, en el tercer set: antes, Tiafoe necesitó de un set para entrar al partido con todas las de la ley, pero una vez lo hizo, su derecha empezó a carburar y se presentó como el mayor arma del partido. Eso sí, ya saben, amigos, que la potencia no lo es todo: la cabeza de El Peque y su firmeza para no fallar en los momentos clave le permitió llevarse el gato al agua (6-1, 4-6, 6-4) y sacar su boleto a los cuartos de final, donde ya espera Casper Ruud.