El vigente campeón de Doha sigue su camino por el torneo catarí. Novak Djokovic despachó al zurdo argentino Horacio Zeballos por 6-3 y 6-4 mostrando una mejorada versión, muy consistente, enchufado y brillante por momentos. Ni una sola de ruptura concedió y aprovechó las dos primeras que tuvo. En el horizonte del serbio aparecerá el veteranísimo checo Radek Stepanek.
Primer enfrentamiento entre Djokovic y Zeballos. El serbio tenía en su segundo partido en Doha la misión de arrancar mejor que ante Struff, donde llegó a verse con 5-1 abajo en el set inicial. Dicho y hecho. El de Belgrado se aplicó el cuento y saltó a la pista con otros bríos. Djokovic se mostró muy decidido, más ágil con los pies, más agresivo, pegando más limpio con la derecha y sacando mejor. El resultado no se hizo esperar. En el tercer juego el serbio rompía el saque del zurdo argentino, que por otro lado estaba mostrando una más que digna versión, siendo fiel a su estilo agresivo y variado.
El problema para Zeballos es que al otro lado de la red Djokovic estaba inmisericorde. Las buenas subidas a la red del marplatense eran desarticuladas por el número dos del mundo con gran eficacia, incluso estando muy lejos de la línea de fondo. Djokovic apenas sufrió con su servicio. Zeballos se agarró a su saque para mantenerse cerca. El serbio cerró el primer set finalmente por un tanteo de 6-3. Una versión muy solvente la del balcánico.

Zeballos mantuvo y muy bien el tipo en el segundo acto. Pegándole muy fuerte a la pelota, exigiendo a Djokovic ritmo y estar muy atento. El serbio no se iba a despistar desde luego. Seguía firme, haciendo su tenis, brindando puntos excelentes de un ritmo vertiginoso, obligando al argentino y hilar muy fino para llevarse los puntos. En el quinto juego Djokovic abrió la lata del segundo set y ponía a continuación el 4-2 en el marcador.
El marplantense empezaba a desesperarse. Djokovic no ofrecía el más mínimo resquicio. Su fino juego de zurdo con revés a una mano y buenas voleas era insuficiente para derribar el muro balcánico levantado por Djokovic en el fondo de pista. El número dos del mundo no quería sorpresas e iba a cerrar el envite sin conceder una sola bola de quiebre. Con un magnífico juego en blanco, ponía Djokovic el broche final a su compromiso de octavos en Doha. Cogiendo temperatura el campeón defensor del torneo.

