Sara Errani: una correcaminos en el top10

Acumulará 14 intensas semanas consecutivas de competición compaginando también individual y dobles

Pedro Gutiérrez | 25 Feb 2013 | 19.39
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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La italiana Sara Errani tiene un calendario de vértigo. Terminó su sorprendente 2012 en el torneo de maestras de Estambul, compitiendo tanto en el nivel individual como en el de dobles, brillando en su historial la final de Roland Garros y las semifinales del US Open como los dos grandes hitos que añadir a sus cuatro títulos WTA individuales y a sus ocho de dobles (incluidos Roland Garros y US Open). Dio lugar a mucha literatura todo lo logrado por Errani el año pasado, por lo inesperado de su ritmo y por la sorprendente de su constancia. En el análisis que realizó ella junto a todo su equipo -donde aparece como pilar fundamental Pablo Lozano- a fines de año para encarar el 2013, se plantearon: “y ahora ¡¿cómo defendemos todo esto?!”.

Al terminar en el top10, son muchas las ‘benditas’ restricciones de calendario que sufre Sara y por ello muchas las alteraciones que ha de hacer al plantear el devenir de su planificación. Los ocho WTA International disputados en 2012 -en los que acumuló un total de 1351 puntos, el 26% de su puntuación total a final de año-, debían necesaria e indisponiblemente reducirse a sólo dos: uno cada seis meses, reza la norma WTA para las mujeres top10 a final del año anterior. Si de los 1351 puntos conseguidos sólo cabía defender, a lo sumo, 560 (se entiende que 280 puntos como máximo como campeona de cada uno de los dos WTA International que disputará), la pregunta es simple: ¿cómo conseguir mantener los restantes 791? La estrategia se bifurcó en dos ramas: la primera solución sería competir mucho (en los WTA Premier se puede competir cuánto se quiera, aunque con limitación en algunos de ellos si también pretenden acudir otras top10) y la segunda competir en los WTA Premier de menor categoría posible.

El riesgo de esta estrategia estaba en que el nivel crecía mucho, pues por lo general sus rivales de WTA International raramente pertenecían al top50 mientras que en los WTA Premier fuera de ese top50 es difícil tener siquiera acceso -con excepciones, como siempre-. Otro riesgo estaba también en las superficies de competición -el 76% de los WTA Premier, 16 de 21, se disputan en pistas duras o hierba- alejadas mayoritariamente de su querida y eficaz tierra batida, lo que hace a Errani sentirse poco cómoda, aunque no menos eficaz vistos los resultados no ya de las últimas semanas sino también del propio 2012 (las semifinales del US Open lo reflejan a la perfección). Estos dos riesgos presuponían que sería difícil llegar a las últimas rondas; pero contaba con una ventaja, su ranking de top10 le conferiría la categoría de cabeza de serie allá donde acudiera, lo que le facilitaba ahorrarse rondas previas difíciles si se comprometía a entrenar duro y a valorar en serio a todas las rivales desde primera ronda.

Ciñéndonos a los resultados, a día de hoy, la estrategia a Sara le está saliendo de diez. Está cambiando sus graneros de títulos WTA International de 280 puntos por finales en WTA Premier de 320 (ya lleva dos en sólo dos meses escasos de competición). Sin duda, su compromiso constante, su capacidad de sacrificio y su espíritu de superación le están permitiendo mover del sitio a tenistas a priori con un juego más potente, por el simple hecho de estar ahí y no fallar aprovechando el hueco que otras no terminan de rellenar por su irregularidad.

En lo que se refiere al primero de los extremos que indicamos más arriba, Errani ha competido (hace ya dos meses) todas las semanas desde que arrancaran los torneos WTA de 2013: WTA Premier de Brisbane, WTA Premier de Sydney, Open de Australia, WTA Premier de París, Copa Federación (Italia v EEUU), WTA Premier de Doha y WTA Premier de Dubai. En las últimas horas ha viajado desde Dubai, Emiratos Árabes Unidos, hasta Acapulco, México (ciudades que se llevan 10 horas de diferencia horaria). Allí disputará su primer WTA International del año, el único que jugará -obligatoriamente- en los 6 primeros meses de 2013, por lo que no defenderá sus coronas en Barcelona (torneo desplazado a Nuremberg), Budapest ni Palermo. Tras el paradisíaco torneo de Acapulco, acudirá a los clásicos torneos WTA Premier Mandatory de Indian Wells y Miami. Y concluido el torneo de Boca Ratón, Errani no para y seguirá su particular peregrinar por Estados Unidos acudiendo al torneo WTA Premier de Charleston, cuya principal peculiaridad es que se disputa sobre tierra batida verde, algo más rápida de lo habitual para esta superficie pero nada comparable a las pistas duras en las que erróneamente la italiana dice sentirse ‘poco cómoda’.

Esto hará un total de 14 semanas consecutivas en competición, 3 meses y medio sin parar. Desde Oceanía hasta América, pasando por Europa, Centroamérica y Oriente Medio. Una top10 auténticamente correcaminos. Una pila duracell, que nunca se agota. Sin olvidarnos que la inmensa mayoría de estos torneos los comparte con su íntima amiga y compañera de dobles, Roberta Vinci, con quien no ceja de competir en la modalidad de dobles (por lo general con gran éxito, lo que añade 4 o 5 partidos más fácilmente cada semana). Juntas cerraron el 2012 como campeonas de dos Grand Slams y como #1 del año; en igual forma iniciaron el 2013 y ya suman otros tres títulos: Open de Australia, París y Doha. Esto significa que acumula ya 40 partidos en sus piernas (balance de 31-9), y eso que sólo se cuentan por 54 los días de competición. Y ojo, porque su parada la segunda semana de abril, será obligada pues sólo se disputará un torneo WTA International, y al haber disputado ya Acapulco, le es imposible acudir a Katowice. Quién sabe si no hubiera sido así.

Lo que marca la diferencia en su juego, no es tanto el aspecto técnico. Es esa cosa diminuta que late en tu pecho, que te hace sentir vivo, que se acelera cuando te emocionas, que salta en tu garganta cuando ha llegado el momento crucial, que marca la diferencia entre el león y el cobarde. EL CORAZÓN”, escribió sobre ella Roberto Commentucci, conocido analista italiano. Es ese algo que separa a Errani del resto y que le permite alcanzar finales en superficies que no son la suya, que le permite compaginar individual y dobles como si el cuerpo jamás se resintiera, que le permite acumular más y más torneos y viajes en su calendario como si tampoco esto afectara en modo alguno y que hace de Errani una jugadora siempre preparada para la batalla, ante las grandes y ante las pequeñas, en centrales y en pistas secundarias, por el día y por la noche, con compañera o sin compañera, en un Grand Slam o en un WTA International... da igual. Así es Errani, así vive ella el tenis y así no deja de dar lecciones a todos: cuando se persigue algo con fuerza, firmeza y voluntad, las barreras acaban cayendo a tu paso.

¿Dos semanas que terminas con tu primera final de Grand Slam e irrumpiendo en el top10, ¿cómo vas a llevar eso?”, le preguntaron recién terminada la final de Roland Garros que perdió ante Sharapova. “¿Soy top10? ¿De verdad? Es que no me siento top10... intentaré seguir haciéndolo bien y estar a la altura”, dijo entonces ante la carcajada de la Philippe Chatrier la nacida en Bolonia y residente en Valencia -si es que se puede hablar de residente cuando no pisa por casa más que una semana en casi 5 meses-. De tenis no está entre las 10 mejores, pero resulta que este deporte cuenta con una apasionante mitad mental y táctica que hace de este deporte algo muy diferente y emocional, y en esa parte es en la que Errani se transforma en una leona, verdadera referencia. Sí es top10... muy que les pese a sus detractores. Una top10 diferente, correcaminos, guerrera, que propone un tenis diferente, unos partidos diferentes y un calendario diferente, pero que no hay duda posible: es una señora (y confirmada) top10. Un auténtico test de dureza al resto de la élite WTA y que aporta riqueza a la cúspide del circuito femenino.

Son 164 centímetros con mucho corazón pero que muy bien llevados, y que merecen todos y cada uno de los logros que alcancen. Querer es poder, y querer mucho es poder mucho. Una lección interesante.

por @Pep_Guti en @PuntoDBreak