
Este pasado domingo, cuando nadie miraba –con todo el respeto y sentido del humor–, Barbora Krejcikova hizo su regreso oficial al circuito después de seis meses desaparecida en combate. A sus 29 años, la checa ha tenido que recorrer una etapa muy espinosa para volver a vestirse de corto, pero finalmente el momento ha llegado. O mejor dicho, llegó en la jornada de ayer cuando se citó con Magda Linette en primera ronda del WTA 500 de Estrasburgo. Como era de esperar, las cosas no fueron bien (6-3, 6-3) después de tanto tiempo sin competir, aunque seríamos injustos si no viéramos el éxito más allá de un resultado.
“Han sido tiempos muy difíciles para mí con todo lo que pasó en 2024, demasiados altibajos. Ahora mismo me siento bien por estar de vuelta, así que tengo que ponerme objetivos más realistas para empezar. Si termino esta semana y estoy libre del dolor de mi espalda, para mí será suficiente, este es la misión principal”, reconoce Barbora en una charla con WTA donde detalla cómo se originó su lesión de espalda en la primavera del año pasado para ya no soltarla hasta final de temporada.
“Los primeros dos o tres meses tenía un dolor que me afectaba incluso para la vida normal, era un problema diario, pero es que luego empeoró más. En la gira asiática podía sentirlo de tal forma que no me quedó otra que retirarme de algunos torneos. Después de aquello pude arreglarlo de alguna manera para llegar a las WTA Finals de Riad, pero luego fue obligatorio parar hasta resolver por completo el problema. Esto es lo que llevo haciendo durante los seis últimos meses”, apunta la múltiple campeona de Grand Slam, tanto en categoría individual como en dobles.
Y alguno se preguntará: si estaba lesionada desde primavera, ¿cómo ganó Wimbledon después? Pequeños milagros que el mundo del deporte no podrá explicar. Tras salir de la gira de tierra batida sin sumar una sola victoria en cuatro torneos, la checa encontró la fórmula para manejar el dolor y, sobre todo, para jugar sin presión. Así fue como llegó a Londres y el resto es historia. Como bien explica la checa, las WTA Finals fueron el aliciente definitivo para dejar a un lado la raqueta y aceptar su futuro.
CERO EXPECTATIVA, CERO DOLOR
Para Krejcikova, que ahora mismo aparece fuera del top60 mundial, el camino a recorrer será lento, aunque esperemos que no tan lento como su recuperación. Su paso por Estrasburgo empezó ayer y terminó hoy, ya que tampoco en dobles, donde formaba pareja con Linda Noskova, ha conseguido superar el debut. Sin embargo, sus palabras denotan la certeza de quien conoce perfectamente cuáles son las prioridades.
“Han sido tiempos muy complicados, sobre todo porque en mi cabeza pensaba que la recuperación sería mucho más corta. Lo único que esperaba era calmarme y sentirme mejor, hasta el punto que me dije a mí misma: ‘No pienso volver a jugar hasta que esté completamente libre de dolor, hasta que pueda jugar sin dolor’, recuerda con emoción la ex Nº2 mundial. "Tuve que posponer todo mi plan, hasta que llegó marzo y ahí volví a coger una raqueta. Mi intención siempre fue llegar a París, por eso estoy aquí”, concluye.