
Leo Borg ha disputado esta temporada dos partidos oficiales en el circuito ATP. Uno en julio, en Bastad, donde cruzó en primera ronda con Rafa Nadal. El otro, hace un par de días en Estocolmo, contra Alexandre Muller. En ambos salió derrotado, confirmando que estos trajes todavía le quedan un poco grandes, aunque el sueco no cesa en su empeño de perseguir su sueño. Superando la losa que supone ser hijo de Björn Borg, adaptándose cada torneo a un circuito cada día más exigente y, sobre todo, superándose a sí mismo en busca de esa mejor versión que le lleve a la élite. En una charla con Tennis Majors, el tenista de 21 años comentó dónde tiene ahora mismo el foco.
“Sinceramente, creo que nunca me llegué a meter en el partido contra Muller, él jugó muy sólido, bastante rocoso, así que es fácil salirte un poco de la posición, ante rivales de este tipo siempre existe el riesgo de perder un poco el patrón”, comienza Leo radiografiando derrota más reciente por 6-3 y 7-6. “Hice un gran esfuerzo, aunque soy consciente de que puedo dar mucho más, así que para nada estoy contento con mi rendimiento en este encuentro”, asegura el hombre que ha tenido que cargar toda su vida con la sombra de tener una leyenda bajo su mismo techo.
“Diría que Maximilian Ibrahimovic, el hijo de Zlatan, y yo estamos en una posición muy parecida, ambos contamos con un padre muy famoso, sobre todo en nuestro país”, comenta con simpatía. “¿Qé cuál es la clave? Centrarte en ti mismo, en tu camino, en tu propio desarrollo como jugador. Personalmente, tiendo a jugar un poco mejor cuando estoy bajo presión, así que espero que él sienta lo mismo. Lo que tengo claro es que es imposible avanzar sin centrarte en tu camino y en tu propia progresión”, valora el diestro de revés a dos manos, una tenista que todavía tiene toda la carrera por delante.
Actualmente ocupando el #590 del mundo –aunque en 2023 llegó a ser el #334 de la clasificación–, Borg es paciente con su recorrido, no le come la prisa, guiado en todo momento por un sueño que perseguirá hasta que se haga realidad. “El tenis ha sido mi vida desde que era muy joven, para mí sigue siendo tan divertido como el primer día, es algo que me apasiona, así que haré todo lo posible para convertirme en un buen jugador, haré todo lo que esté en mi mano para llegar a la cima. Ahora estoy muy concentrado y motivado en cumplir este sueño”, apunta con humildad y ganas de trabajar.
UN ÍDOLO POR ENCIMA DE SU PADRE
Pero si hay algo que no falla en el discurso de Leo es su reacción cada vez que escucha un nombre, pero no uno cualquiera. Me refiero a ese deportista que ha marcado su vida, ese hombre que levantó tantísimos títulos de Grand Slam, capaz de emocionarle en cada partido y despertar ese impulso de querer emularle dentro de la pista. Lo sé, la mayoría estarán pensando que estoy hablando de su padre, el eterno Björn Borg, pero se equivocan. Por encima de la propia sangre, el sueco tiene a Rafa Nadal como ese competidor totalmente idealizado al que tomar como ejemplo en los días duros.
“Rafa siempre ha sido mi mayor ídolo”, reconoce sin dudar. “Probablemente, él sea la razón por la que yo empecé a jugar a tenis, así que tiene un lugar muy importante en mi corazón. Desde que tengo uso de razón he visto todos los partidos que ha disputado, conozco casi todos sus resultados. Tener la oportunidad de enfrentarme a él antes de que decidiera anunciar su retirada fue algo enorme para mí, uno de mis mayores sueños cumplidos, lo recordaré para el resto de mi vida”, concluye con emoción.