
Wimbledon 2022 fue una edición extraña en muchos sentidos. La ausencia de tenistas rusos y bielorrusos por el contexto de la invasión ucraniana provocó una respuesta firme y dura por parte de ATP y WTA: el torneo no otorgaría puntos a las clasificaciones mundial. Y esto tuvo efectos importantes en varios tenistas.
Una de las jugadoras que más afectada se vio por esta medida fue Elena Rybakina. No, la kazaja no tenía que defender muchos puntos que se marcharon igualmente de su ranking... pero no sacó ningún beneficio a nivel de ranking del torneo que supuso su verdadera eclosión dentro del circuito WTA. Wimbledon 2022 fue un punto de inflexión para ella, pero no de la forma en la que le habría gustado: siguió jugando en pistas exteriores con muy poco público, tardó más de la cuenta en colocarse entre las diez mejores del mundo y, en definitiva, el tratamiento mediático al que fue sometida distó mucho del que se le ha dado históricamente a los campeones de Wimbledon.
Rybakina ha hablado en varias ocasiones sobre este tema, y un año después mira atrás a aquella época y reconoce sus dificultades para manejar aquella realidad. ¿Era, verdaderamente, una tenista de élite? Nadie mejor que Elena para responder a esta pregunta, y lo hace en el podcast de Red Bull Mind Set Win. "No fue fácil sobreponerme a aquella victoria. Está claro que después de ganar un título así, estás en shock y piensas: 'Wow, espero que esto no se haya dado por suerte o por error'. En mi caso todo fue un poco diferente, porque no recibí los puntos que me correspondían. En el resto de torneos y, sobre todo, en el resto de Grand Slams, no sentía que era una jugadora top", afirma con claridad Rybakina, que profundiza en la dualidad que supone aguantar la presión y las expectativas de la gente como campeona de Grand Slam y, a la vez, sentir que el tratamiento de los torneos no se corresponde con este status.
"Hay muchas expectativas sobre ti, mucha gente que te mira y que se fija en ti, que está esperando a ver cómo lo haces en tu siguiente torneo. Al mismo tiempo, no se te trata como una jugadora top porque no has conseguido los puntos que te mereciste. Diría, sinceramente, que aquella etapa no fue nada fácil de llevar", señala Rybakina, que encara el final de temporada 2023 habiendo demostrado con creces que aquel gran torneo en Londres no fue flor de un día, firmemente establecida entre las cinco mejores jugadoras del mundo y con una final de Grand Slam más a su nombre (Open de Australia 2023).
UNA MENTALIDAD DIFERENTE
También hace referencia Rybakina en este espacio a su forma de encarar cada encuentro. Su filosofía fría, casi robótica, en la que no muestra ningún tipo de emoción, se ha convertido en una de las señas de identidad de su persona. "Intento no mostrar ningún tipo de emoción, tratando siempre de estar muy tranquila y no dejarle ver a la gente si estoy enfadada o irritada, sin importar la situación en la que esté". Así define a su carácter en pista la kazaja, que afronta el final de temporada con el objetivo de volver a alzarse con un título y con dos citas marcadas en rojo en su calendario: las WTA Finals de Cancún y las BJK Cup Finals de Sevilla.