La temporada ‘casi’ perfecta de Martina Navratilova

La estadounidense ganó 86 de los 87 partidos que disputó en la temporada 1983. Solamente falló en cuarta ronda de Roland Garros, ¿recuerdan quién le ganó?

Martina Navratilova en la temporada 1983. Fuente: Getty
Martina Navratilova en la temporada 1983. Fuente: Getty

Si abrimos el cajón de las mejores temporadas individuales firmadas por un tenista profesional, sí o sí hay que hacer referencia al 1983 de Martina Navratilova. Con un balance de 86-1, la tenista checa de nacimiento rozó el 99% de efectividad en aquel curso, perdiendo solamente nueve sets en once meses de competición (167-9) y añadiendo a su palmarés un total de 16 títulos.

A sus 28 años, el dominio era irrefutable, por eso lo ganó todo. Bueno, casi todo. Solo se inclinó en los octavos de final de Roland Garros, donde una rival inesperada terminaría ocupando las portadas de aquel torneo. Pero antes de sacar el microscopio, primero toca ver el escenario al completo.

TEMPORADA 1983 DE MARTINA NAVRATILOVA

  • Washington (moqueta) - CAMPEONA (5-0, 10-0)
  • Houston (moqueta) - CAMPEONA (5-0, 10-0)
  • Chicago (moqueta) - CAMPEONA (5-0, 10-0)
  • Dallas (moqueta) - CAMPEONA (5-0, 10-0)
  • Virginia Slims Championships (moqueta) - CAMPEONA (4-0, 8-1)
  • Hilton Head (tierra) - CAMPEONA (5-0, 10-2)
  • Orlando (tierra) - CAMPEONA (4-0, 8-1)
  • Roland Garros (tierra) - OCTAVOS DE FINAL (3-1, 7-2)
  • Eastbourne (hierba) - CAMPEONA (6-0, 12-0)
  • Wimbledon (hierba) - CAMPEONA (7-0, 14-0)
  • Manhattan Beach (dura) - CAMPEONA (5-0, 10-0)
  • Toronto (dura) - CAMPEONA (5-0, 10-2)
  • US Open (dura) - CAMPEONA (7-0, 14-0)
  • Tampa (dura) - CAMPEONA (5-0, 10-0)
  • Filderstadt (moqueta) - CAMPEONA (5-0, 10-0)
  • Wightman Cup (moqueta) - Round Robin (2-0, 4-0)
  • Tokyo Kion Cup (moqueta) - CAMPEONA (2-0, 4-0)
  • Australian Open (hierba) - CAMPEONA (6-0, 12-1)
  • *Entre paréntesis, el balance de partidos y sets por cada torneo.

Resumiendo: Navratilova ganó los siete torneos que disputó sobre moqueta, los cuatro que disputó sobre cemento, los tres que disputó sobre hierba y dos de los tres que disputó sobre tierra batida. ¿Quieren más números? Disputó 17 torneos y ganó 16, con un balance de 33-0 en carpeta, 22-0 en cemento, 19-0 sobre hierba y 12-1 en tierra batida. ¿Todavía quieren más números? De sus 86 victorias totales, podemos extraer 29 sets ganados por 6-0, además de cuatro partidos que terminaron con una perfecta bicicleta –el célebre doble rosco–, encajados por Vicki Nelson (Washington), Ivanna Madruga (Hilton Head), Rosalyn Fairbank (Eastbourne) y Susan Leo (Filderstadt). Aunque no forme parte del sumario, cabe decir que disputó siete partidos de exhibición durante el año y, ¿saben lo que pasó? Que los ganó todos.

Navratilova tenía 27 años y vivía en la cima del mundo. Habiendo ocupado el puesto Nº1 del ranking a finales de la temporada 1979 y 1982, por delante todavía repetiría en 1983, 1984, 1985 y 1986, un total de seis temporadas cerrando el telón como la mejor raqueta del planeta. De hecho, fue precisamente aquel periplo el que más estiró en el ático de la clasificación, abriendo el paréntesis desde junio de 1982 hasta junio de 1985. Grandes victorias, un sinfín de títulos, innumerables momentos de gloria y, sin embargo, una derrota que le apartó de sellar aquel 1983 con la perfección, la matrícula de honor.

¿QUIÉN FUE KATHY HORVATH?

Por fin llegamos a la pregunta que todos os estéis haciendo. Porque sí, por mucho éxito y mucha gloria que recogiera Navratilova aquella temporada, al final la gran protagonista terminó siendo ella, Erica Kathleen Horvath, la única mujer que consiguió pararla los pies a la zurda de Praga. Sucedió en tierra batida de Roland Garros, el Grand Slam donde más ‘complicaciones’ tuvo Martina históricamente. Pongo complicaciones entre comillas porque, de sus cinco primeras participaciones, nunca se bajó de los cuartos de final. Hasta que llegó 1983.

Navartilova, que llegó a París con un récord de 33-0 en la temporada, comenzó arrasando sin piedad en la primera semana. Superó en primera ronda a Mary Lou Daniels (6-1, 6-1), luego a Katerina Bohmova (6-1, 6-1) y después a Wendy Prausa (6-0, 6-3). La media salía a 2’3 juegos perdidos por partido. En octavos de final le tocaba cruzar con Kathy Horvath, ¿pero quién es esta mujer? Por aquel entonces, una niña de 17 años que disputaba su quinto torneo de Grand Slam y que, hasta ese mes de junio, desconocía lo que había más allá de la tercera ronda. Nacida en Chicago y con un estilo de juego valiente, Horvath eligió aquel día para realizar el mejor partido de su vida, venciendo a la que era vigente campeona del torneo y, meses después, convirtiéndose en la única capaz de ganarle un encuentro en aquel calendario.

Ese año llegaba jugando mi mejor tenis, quizá el mejor tenis que nunca antes hubiera jugado una mujer, pero lo arruiné todo con aquella derrota”, asumió Navratilova años después en su autobiografía. “Solo había perdido siete juegos en las tres primeras rondas, pero una de mis entrenadoras me aconsejó que en aquel partido me quedara atrás, que esperara a que Horvath cometiera los errores. Me propuso mantener la pelota en juego, pero nunca entendí por qué. Si venía jugando a lo grande, entrenando súper bien, golpeando el revés mejor que la derecha y en un estado de forma óptima, ¿por qué bajar todo ese ritmo cambiando la táctica?”, se preguntaba la checa.

Navratilova perdió aquel partido en tres mangas: 6-4, 0-6, 6-3. “Después del partido sentí que de ninguna manera tendría que haber perdido, necesitaba saber qué había pasado con mis entrenadoras para darme los consejos equivocados. Lo que me encontré fue que ambas se culparon entre ellas por darme las señales erróneas, incluso terminaron el partido sentadas separadas en la grada. Por primera vez dudé de su criterio”, relata la campeona de 18 Grand Slams.

UN PARTIDO PARA LA HISTORIA

Como no podía ser de otra forma, es de justicia que nos hagamos eco también de la otra parte. “Aquel día sentí la bola perfectamente, me vi segura en todo momento de mantener a Martina alejada de la red, tal vez por eso se mostró tan angustiada, porque no podía desarrollar su juego como habitualmente hacía. Fui mejor que ella esa tarde, uno de esos días extraños en los que te sientes al 100%, en los que notas que todo te sale, que puedes golpear desde cualquier zona del campo. De hecho, el segundo set lo perdí por 6-0 porque sabía que podía ganar y me empezaron a temblar las manos”, destacó Horvath en la entrevista post-partido. Su recorrido en el torneo terminaría en los cuartos de final, resultado que volvería a repetir la temporada siguiente.

Esa doble presencia en cuartos de final de Roland Garros acabó siendo su mejor resultado en Grand Slam, aunque hay que subrayar que su carrera tampoco fue muy extensa. Apenas nueve temporadas como profesional (1981-1989) le dieron para llegar a ser Nº10 del ranking WTA y ganar dos títulos individuales, éxitos que consiguió gracias a la ayuda de uno de los entrenadores más emblemáticos de la historia de este deporte: Harry Hopman. Ni siquiera pudo terminar su trayectoria con balance positivo de victorias (67-69), aunque nunca podrán quitarle el protagonismo obtenido en París, donde todos los focos le apuntaron como una de las mayores sorpresas de la historia del torneo.

Respecto a Martina, no fue la única temporada que cerró con un récord galáctico. En 1982, por ejemplo, firmó un balance de 90-3, aunque curiosamente ese año hizo pleno en tierra batida (15-0). Lo mismo que en 1984 (78-2), donde también ganó todos los partidos que disputó sobre polvo de ladrillo (16-0). Remarco estos detalles para que nadie se vaya del artículo pensando que Navratilova en arcilla era peor jugadora, ya que, pese a tener mejores aptitudes para dominar en condiciones rápidas, la estadounidense jamás encontró dificultad a la hora de adaptarse a cualquier superficie.

Muchos recordarán otros calendarios magnánimos a cargo de grandes leyendas del tenis, los tenemos bien archivados. Hablamos de ejercicios de talla sublime, como la temporada 1974 de Jimmy Connors (94-6), la temporada 1984 de John McEnroe (82-3), la temporada 1989 de Steffi Graf (83-2), la temporada 2006 de Roger Federer (92-5) o la temporada 2015 de Novak Djokovic (82-6). Sin embargo, la jugadora que más cerca se quedó en la Era Open de firmar la temporada perfecta, sin fallo, sin una sola derrota, fue Martina Navratilova. Bien merecía este homenaje.

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