Lograr lo imposible

Tsitsipas intentará este domingo hacer lo que nunca antes nadie pudo: ganar a Novak Djokovic una final del Open de Australia.

Tsitsipas y Djokovic: Lograr lo imposible. Foto: Eurosport.
Tsitsipas y Djokovic: Lograr lo imposible. Foto: Eurosport.

Marat Safin, Paul Goldstein, Roger Federer, Jo-Wilfried Tsonga, Stan Wawrinka, Denis Istomin y Hyeon Chung. Estos son los nombres de los únicos tenistas que han podido ganar a Novak Djokovic en el Open de Australia. En los últimos 10 años, tan solo los tres últimos han podido lograrlo. Nadie, eso sí, lo hizo en una final. Nueve de nueve para el de Belgrado, que este domingo 29 de enero luchará por lograr el doble dígito de títulos en Melbourne. Otro nivel. ¿Podrá Stefanos Tsitsipas lograr lo que parece casi imposible?

Desde que Djokovic es Djokovic, es decir, contando desde 2011, pocos han sido los que han podido poner en problemas al serbio en las pistas de Melbourne Park. Solo tres derrotas en estos últimos 10 años y 27 victorias seguidas desde que perdiera ante Chung, pudiendo ser 28 si gana este domingo, en la que sería la racha más grande jamás vista en la Era Open en este torneo.

Novak es a Australia lo que en su día Roger fue a Wimbledon o lo que Rafa es en la actualidad en Roland Garros. Casi inexpugnable. Una pista y unas condiciones hechas casi a medida de su tenis y pocos resquicios por los que meterle mano. De hecho, si repasamos esas tres derrotas en la última década, tan solo Wawrinka en 2014 le ganó con honores. El suizo se marcó un partido de esos de quitarse el sombrero en el que puede ser uno de los mejores duelos en un Slam de esa década y terminó provocando la derrota de un Nole que muy pocas veces hincó la rodilla ante alguien mejor que él en la Rod Laver Arena.

Problemas físicos en 2017 y 2018

Para poner en contexto la derrota de Djokovic en 2017 ante Istomin hay que ubicarnos en lo que estaba pasando en aquella época. El de Belgrado ganó, al fin, Roland Garros en el año 2016, consiguiendo los cuatro Grand Slams de forma consecutiva y tras aquel hito histórico, Novak se vació. Se lo dejó todo y no llegó a ser el mismo en los meses posteriores. Esa victoria en París marcó un punto de inflexión y su cabeza y su físico dejaron de acompañarlo en los meses siguientes hasta provocar esa derrota en segunda ronda ante el uzbeko.

De hecho, era la derrota más temprana de Nole en un Slam desde Wimbledon 2008 y la única así de pronto en toda esa década. Obviamente, algo no iba bien dentro de la cabeza y el cuerpo de Novak Djokovic, que ya por aquel entonces empezó a evidenciar problemas en el codo de su brazo derecho. Problemas que le harían pasar por el quirófano y parar en toda la segunda mitad de esa temporada.

Cuando Nole regresó en el Open de Australia de 2018, aún no estaba listo para la competición. Ya venía avisando en los días previos, que su adaptación al circuito iba a ser progresiva y que nadie esperara que volviera ganándolo todo. Su partido ante Chung fue muestra de aquello. Desdibujado y cediendo más terreno del que suele ceder a sus rivales, un Nole aún con molestias perdía en esa cuarta ronda, para días después volar a Suiza para pasar de nuevo por el quirófano para tratar sus problemas en el codo, nuevamente.

Dejando a un lado estas derrotas, nadie ha sido capaz de toser a Nole en el Open de Australia, con varias actuaciones de esas que pasan a la historia y que provocan el asombro del espectador cuando uno acude a Youtube a repasar los mejores puntos, como la victoria ante Nadal en 2019, en una de sus mejores finales de toda su carrera.

Stefanos intentará este domingo lo más difícil. Se tendrá que vestir de Tom Cruise y salvar una misión imposible para provocar la única derrota que haya tenido Nole en una final del Open de Australia. Por su parte, el serbio, camino de los 22 de Rafa, quiere volver a postularse para ser el mejor de la historia. Su currículum dice que no solo es favorito, sino que es favoritísimo. El triunfo en la final le otorgaría un doble premio: aparte del trofeo, regresar al número uno, justo un año después de haber sido mofa mundial al ser expulsado del país. Si el chacal ya es peligroso por sí solo, imaginen con esa motivación extra.

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