
Con 36 años y en el puesto 267º del ranking ATP, no me detendré a explicar por qué Teymuraz Gabashvili (Georgia, 1985) no pasa por el mejor momento de su carrera. De hecho, el ruso se dirige inexorablemente hacia el final de sus días como profesional. A lo largo de esta entrevista se irán comentando algunos aspectos de su juego, sus mejores victorias, sus altibajos como deportista y sus problemas actuales, así que antes quiero centrarme en contarles el tipo de persona que es Gabashvili.
Estamos a lunes, el Alicante Ferrero Challenger celebra su cuarta edición y uno de los nombres propios del cuadro es el de Teymuraz. Sin embargo, su camino en Villena acaba en primera ronda. Desde la organización me invitan a posponer la entrevista para otro día, pero algo me dice que puedo intentarlo. Horas después de caer ante el polaco Zuk, veo a Gabashvili deambulando por la Academia, siguiendo partidos, disfrutando de esa magia que desprenden los primeros días de un torneo. ¿Será un buen momento para hablarle? Nada pierdo por intentarlo.
‘Hola Teymuraz, lo siento por tu derrota. ¿Te importaría vernos mañana para hacer una entrevista?’. Su respuesta me da la solución al qué y también al cuándo: ‘Claro, ahora mismo si quieres’. Señalando el banco más próximo, con un español muy simpático aprendido en sus años en Barcelona, el ruso se sienta y atiende a Punto de Break con esa amabilidad innata que solo tienen las buenas personas. Mientras busco las preguntas en mi libreta, Teymuraz pone una única condición antes de la charla: ‘Puedes llamarme Timu’.
Timu, ¿te imaginabas seguir jugando con 36 años?
No, imposible. Yo empecé muy joven, soy un año mayor que Rafa y recuerdo que los dos empezamos a la vez a jugar los Futures. Luego él subió muy rápido y yo seguí un tiempo más en los Challenger. En aquella época llegar a los 30 se consideraba ser un súper veterano, solamente Agassi era algo extraordinario, del resto ninguno llegó a los 32. De llegar a los 35 ni hablar. Fabrice Santoro marcaba el límite con sus 37, pero ahora tienes a Feliciano y Verdasco por encima y están casi top100. En ese sentido, el tenis cambió mucho.
Ahí tenemos a Karlovic, con 42.
Sí, pero no podemos poner a Karlovic como ejemplo porque él mide tres metros y solo con el saque ya gana partidos (risas). Tendríamos que coger a un jugador más común, no alguien con una ventaja tan grande.
Hay que amar mucho el tenis para seguir corriendo detrás de la bola a estas alturas. ¿Lo amas más ahora que en tus inicios?
[Piensa] Al principio me gustaba ganar, solo pensaba en ganar, ahora entiendo el juego mucho mejor, tengo bastante experiencia, así que lo miro con diferentes ojos. Disfruto, pero es distinto. Amaba el tenis cuando hacía unos winners de locos, cuando jugaba derecha contra derecha con Fernando González, intentando pegarle más duro que él. Fue una época increíble, me encantaba el tenis y no podía vivir sin él, pero ahora tampoco. Quizá el cambio que te viene con la experiencia es que estás un poco más tranquilo.
Estuviste muchos años en el top100, ¿es duro mentalmente verse jugando Challengers o Futures?
Al principio, cuando caes en el ranking y vuelves a jugar los Challengers, te reconozco que es duro, no te sientes cómodo, es raro. Recuerdo en 2018, cuando bajé al top200 después de trece años arriba, empecé a pensar más en la edad, me planteaba si de verdad quería continuar, pero es que me encanta competir, me gusta jugar partidos. Antes de la pandemia conseguí recuperar parte de mi tenis, pero el parón acabó conmigo. Sin entrenar y sin torneos se volvió todo más difícil.
Ahora ganarás muchos partidos por pura experiencia, por diablo.
Sí, seguro que sí, aunque tampoco gané muchos partidos (risas). El nivel de los torneos es muy duro, aquí en Villena me tocó uno de los rivales más en forma en primera ronda (Kacper Zuk), pues tenía el partido en la mano y pese a tener experiencia me precipité. Mala leche. Si uno no está tranquilo no puede aprovechar sus oportunidades, al final él acabó jugando muy bien.
Físicamente, ¿notas que ya no es como antes?
En los primeros partidos quizá no lo nota tanto. Si gano un par de partidos, en las siguientes rondas ya empiezo a notarme un poco más cansado. Unos cuartos de final o una semifinal son rondas donde ya me veo más lento, más cansado, pero en primeras rondas no. Dos horas puedo jugar, tres también, pero más de tres ya se me hace complicado.
Son casi dos décadas de carrera, ¿qué balance haces?
El tenis me dio la vida, toda la experiencia, todos los viajes y la suerte de haber conocido mucha gente. Además es mi profesión, donde estoy orgulloso de haber sido uno de los mejores. No fui el mejor, pero me mantuve muchísimos años ahí, obtuve mucha experiencia. El tenis es como una guerra, tienes una lucha diaria, gracias al tenis ahora soy una persona mucho más fuerte.
Repasando tu ficha veo que en Sydney 2016 pisaste por primera vez una semifinal ATP.
Fue la única. De hecho, tuve que perder 14 cuartos de final para alcanzar por primera vez una semifinal, en esa ronda se me presentaba siempre el demonio, no podía ganar. Daba igual que jugara bien o jugara mal, ni siquiera dependía si me tocaba un gran jugador, cuando me tocaban malos también perdía. Era una barrera que no lograba superar, hasta que en Sydney por fin lo conseguí. Luego con Troicki en semifinales iba 6-3, 4-2 y 30-0 arriba, iba a ganar ese partido… pero empezó a llover y cuando volví perdí.
Pero tuviste mejores torneos.
Claro, al final esa semana solo gané tres partidos. En Roland Garros, por ejemplo, hubo dos años que también gané tres partidos (2010, 2015), partidos mucho más duros. Seguramente mi mejor resultado estuvo en París.
Por irnos al otro extremo, a finales de 2017 encadenaste una racha de 14 derrotas seguidas.
Fue la época en la que empecé a lesionarme, además tuve unos problemas familiares que me hicieron mucho daño. Hay que entender que antes que tenista soy un hombre, en aquel momento paré de entrenar, dejé de ser profesional. Al final lo pagué y luego vinieron las lesiones. Yo era un jugador de dos caras: o jugaba muy bien, o perdía con cualquiera. Si no estaba a tope, era imposible que ganara partidos.
¿Cómo saliste de aquel agujero?
En 2018 me vi obligado a bajar al nivel de los Futures y ahí empecé a ganar partidos, poco a poco, aunque todavía no alcanzaba el nivel que yo quería. Pensé en dejar el tenis ese verano, pero llamé a Álvaro Margets, mi entrenador cuando estuve en Barcelona, y me convenció para volver con él e intentarlo una última vez. Allí me conocen desde pequeño, me ayudaron a recuperar la confianza, así que volví a ganar torneos y pasé de estar 400º a estar 280º. Luego en 2019 seguí, me metí entre los 150 mejores y empecé a hacer mejores resultados en los Challenger, estuve a punto de ganar alguno, hasta que llegó la pandemia y lo arrasó todo.
¿Cómo crees que te recordarán?
Los que saben de tenis y pertenecen a este mundo, espero que me recuerden como un jugador de mucha paciencia, capaz de ganar a cualquiera, pero al que siempre le faltó consistencia. Una semana podía jugar muy bien y a la siguiente fatal. Esto se puede ver en mis resultados, de repente ganaba a Andy Murray dos semanas antes de convertirse en Nº1 y luego perdía contra un jugador que estaba 80º del mundo. Ese era yo.
Me ha venido a la mente tu victoria ante David Ferrer en el Godó 2014.
Ese día fue una locura, lo tengo grabado: 6-4 y 6-2. Lo maté, no me podía ganar un punto, un partido increíble. Pero claro, luego llegaba la semana siguiente y me ganaba el más malo de todos. Era un buen jugador, tenía mucho talento, pero nunca logré mejorar en ese aspecto.
Pero eso le pasa a muchos tenistas.
A muchísimos, pero muchísimos. Luego hay algunos que sí consiguen superar ese nivel y ser regulares, pero el grupo más grande son los otros, tenistas que tienen potencial para estar top10 y no son capaces de dar su máximo.
¿Cuál sería el mejor partido de tu carrera?
Muy difícil, tuve muchos. Gané a Fernando González (US Open 2007) cuando estaba Nº7 del mundo y yo con un dedo roto en la mano derecha. Ganar a un top10 con un dedo roto es increíble, en cinco sets además.
¿No te dolía?
Me dolía, pero tenía que jugar. Al día siguiente perdí en tres sets contra Ginepri, no podía ni sacar. Pero con Fernando sentía tanta euforia que no notaba el dolor. Luego también tuve un buen partido con Rafa en el US Open 2010, perdí en tres sets (7-6, 7-6, 6-3) después de tres horas, pero lo tuve para ganarle los dos primeros. No gané, pero por nivel de tenis fue uno de los mejores.
¿La victoria con Ferrer la metemos?
Por supuesto, además David venía de ganar a Rafa la semana anterior en Montecarlo, estaba jugando muy bien. El de Murray también lo metería, o cuando le gané a Roddick en Roland Garros 2010, estando Andy Nº8 del ranking. Le gané en tres sets muy fácil (6-4, 6-4, 6-2).
¿Qué partido harías desaparecer para que nunca lo vieran tus hijos?
¡Ohh! Cualquiera de estos últimos tres años (risas).
Mirando al futuro, cuando se retire el Big3, ¿cómo te imaginas el circuito?
Cualquiera podrá ganar a cualquiera, aunque esto ya pasa ahora. Mira Indian Wells, por ejemplo, ¿quién era el favorito? Luego volverá Thiem, volverá Coric, Aliassime mejorará, Rublev mejorará… habrá un grupo de diez jugadores donde cualquiera podrá ganar, pero también los pequeños.
¿Y eso es bueno?
Para mí es bueno, pero es bueno ahora. Durante veinte años solo tuvimos tres jugadores, esto es muy malo. La popularidad del tenis desciende cuando siempre ganan los mismos, la gente se agobia, quieren algo nuevo pero no pasa porque son demasiado buenos, entonces es cuando vienen los problemas. Estar diez años como Sampras es una cosa, ¡pero no veinte! Veinte es demasiado, es la vida de una persona. Por ejemplo, Alcaraz cuando nació ya estaba Rafa ganando Masters Series, ahora podría ser su padre. Es que es demasiado (risas).
Demasiados fueron los jugadores que se quedaron sin carrera por coincidir con el Big3.
El problema de que siempre ganen los mismos es que se vuelve más complicado promocionar a otros, casi imposible. ATP lo intentó de muchas maneras, pero esto un trabajo también de ITF, es más culpa de la ITF y su manera de gobernar las Federaciones y los Grand Slam. ATP solo tiene derecho en sus torneos, intentaron dar el máximo, pero lo que más vende son los Grand Slam y la Copa Davis.
¿Quién crees que dominará el circuito los próximos años?
Espero que sean mis amigos los rusos, Rublev y Medvedev. Pero no tienen nada que ver con los que se van, ellos ya tienen 23 y 25 años, con esa edad Federer y Nadal ya tenían 7-8 Grand Slam. Será diferente, pero ya pasó otras veces, cuando se retiró Sampras hubo una época de mucho movimiento en el número 1 del mundo: Kafelnikov, Kuerten, Safin, Roddick, Hewitt, Ferrero, etc. Ahora quizá volvamos a ver lo mismo, aunque hay jugadores que ya han pagado que la era del Big3 se haya alargado tanto. Dentro de cinco años, los nuevos jugadores que salgan ya no tendrán a Djokovic encima (risas).
Me interesa Medvedev, ¿puede convertirse en el mejor ruso de la historia?
Sin duda. Ya tiene un Grand Slam, un poquito más tarde que Marat, pero todavía no fue número 1 mundial como Marat y Kafelnikov. Creo que pronto puede conseguirlo, ya que Djokovic lo defiende absolutamente todo. En Australia le vale con hacer semifinales y que Novak no salga campeón, el problema es que Djokovic sigue siendo el mejor y que Rafa volverá otra vez a tope. El día que no estén, no me cabe duda que será Nº1, de momento ya ha conseguido ser un poco mejor que los Zverev, Rublev y Tsitsipas. Un poquito, no mucho, pero le veo más sólido y regular. ¿El mejor ruso de siempre? Necesitaría ganar dos Grand Slam más, pero puede hacerlo. Y 4-5 también.
Me cautiva su forma de ser, ¿le ayuda de alguna manera para competir?
Parece que todo le da igual, de pequeño todavía era más exagerado, podía hacer cualquier cosa. Está claro que esa tranquilidad ayuda, pero hay varios jugadores así, el propio Zverev se le va ahora muy tranquilo. Los buenos jugadores son así, siempre están concentrados, este es el estilo de Daniil.
¿En qué te concentras tú ahora? ¿Qué objetivos te marcas?
Dentro del tenis profesional no puedo tener objetivos, mi cuerpo ya no me lo permite. No tengo dinero tampoco, en el tenis necesitas dinero para invertir en uno mismo. Ahora tengo tres hijos, estoy divorciado y tengo otros dos con otra mujer. Voy a cumplir 37 años, ya no puedo dedicarme a esto al 100%, tengo que ordenar mis prioridades. Aparte, ningún esfuerzo te garantiza nada. Sé que puedo jugar bien, pero si quiero volver a la élite tengo que invertir mucho de vida y mucho de dinero.
Que tus hijos te vean jugar puede ser un objetivo.
Esto sí, aunque de momento son pequeños. La mayor sí, poco a poco va sabiendo quién es su padre.
Y el día que dejes el tenis, ¿qué?
Tenis, siempre tenis. Pero con familia.