José Perlas: “Hubiera ido al fin del mundo con Fabio”

El técnico español explica los motivos de su ruptura con Fognini y repasa un viaje de cinco temporadas juntos en el circuito.

Fernando Murciego | 13 Nov 2016 | 07.30
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En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
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Cinco años dan para mucho. Pero si tomamos a José Perlas y Fabio Fognini como protagonistas, todavía da para mucho más. El entrenador español y el jugador italiano anunciaron hace una semana que su relación profesional (2012-2016) se terminaba, que sus caminos se separaban. Una aventura repleta de emociones que ha marcado tanto a uno como a otro. El técnico se sienta para hablar con Punto de Break acerca de este final, pero también de sus inicios, su evolución, su método de trabajo y su futuro. Una conversación donde analizar aspectos deportivos, psicológicos y también personales.

Ha sido un año raro este 2016.

El año ha estado marcado por la lesión que tuvo en Río de Janeiro, algo que se le manifestó luego más fuerte. Fue un rotura del oblicuo izquierdo con un arrancamiento intercostal, esto le mantuvo apartado casi dos meses y medio. Además, este también ha sido el año de su matrimonio con Flavia. Entre unas cosas y otras, entre que estás y que no estás, se acaban perdiendo unos cuantos meses. A pesar de todo, Fabio ha sido capaz de ganar un torneo (Umag), hacer final en otro (Moscú) y terminar dentro de los 50 primeros (#49). Se ha salvado el año jugando casi la mitad de la temporada en condiciones.

¿Cuándo decidís separar vuestros caminos y quién toma la decisión?

Al final de la temporada siempre se abren estas conversaciones, en nuestro caso se da después del US Open. Fabio me pregunta qué tengo pensado para el próximo año y la respuesta es clara: renovar el compromiso recuperando la misma frecuencia y nivel de entusiasmo. Él se lo piensa durante un par de semanas y me comunica que no se siente con las fuerzas suficientes para ese compromiso que yo le pido, por lo que decide buscar nuevos estímulos para una nueva aventura. Esto lo decidimos en Shanghai y seguimos en buenos términos hasta final del curso, con total entendimiento y profesionalidad. La relación es estupenda, como no podía ser de otra manera. Yo hubiera ido al fin del mundo con él, siempre y cuando hubiésemos renovado el nivel de compromiso establecido en los primeros tres años.

¿Qué es lo mejor que te llevas de Fabio después de un lustro a su lado?

Lo mejor que me llevo es la satisfacción de haber conseguido los objetivos por los cuáles él vino a buscarme. Su objetivo era estar entre los 20 primeros y lo hemos incluso superado. La exigencia para conseguirlo también me ha hecho crecer a nivel profesional, lo cual también me produce satisfacción y me hace sentir mejor.

Fabio escribió una carta de despedida donde te nombra como un “segundo padre”. Supongo que emociona ver un gesto así.

Cuando me despedí de él y de su familia mi forma de expresarme fue un este sentido. Todos me han hecho sentir parte de la familia y yo, evidentemente, también he tratado a Fabio como si fuera mi segundo hijo. En estos cinco años he pasado mucho más tiempo con él que con mi propio hijo. Es el sentimiento que hemos tenido día a día y nos lo agradecemos de esta manera. La expresión lo dice todo, un sentimiento mutuo y la manera en la que yo entiendo este trabajo.

Lo que sí hemos visto esta temporada ha sido a un Fabio mucho más calmado, tranquilo, alejado de las polémicas.

Me alegra que al final se vea el resultado a tantas horas de conversaciones y de trabajo en este sentido, ojalá que fuera ya un cambio sin vuelta atrás. Pienso también que este año las expectativas han estado por debajo desde el momento en que se lesiona y otras circunstancias. El rebajar esas expectativas le ha permitido tener un poco más de calma que cuando ha apuntado a grandes resultados o retos mucho más altos, donde siempre es natural que exista un clima de alta tensión más difícil de gestionar.

Títulos, finales, mejor ranking profesional y grandes actuaciones con Italia. Dentro de la felicidad por los resultados, ¿te vas frustrado por no haber conseguido algo más?

Él vino con el objetivo de estar en el top20, algo que conseguimos rápidamente, no sin dificultad. El problema no era éste, era dar el siguiente paso. Ahí ha erradicado la verdadera dificultad, hacerle ver que merecía le pena tanto esfuerzo para llevar eso adelante. Ha sido capaz de ganar a todos los tops excepto Djokovic o Ferrer, aunque a ambos los ha llevado a un tercer set. El resto están en su palmarés. Pero sí, es cierto que tengo esa espina clavada por no haber conseguido que tuviera la capacidad para darle continuidad a muchos momentos de gran nivel. Es un poco la particularidad de mi etapa con él. Normalmente cuando logras grandes resultados, uno siempre quiere repetirlos o incluso ir a más. Con él ha sido un poco extraño porque no ha conseguido mantener esa emoción necesaria para dar el siguiente paso y de ahí es donde me llevo yo mi frustración por no haber podido encontrar ese punto diferencial: la cuenta pendiente de que alcanzara el top10. Es el objetivo que siempre me pongo con todos los jugadores que entreno.

En 2017 Fabio cumplirá 30 años, ¿qué desafíos le pueden quedar por delante?

Hombre, es una pregunta más para él, aunque yo pienso que sus retos en 2017 podrían ser, como siempre, entrar en ese grupo del top10, lo que pasaría por mejorar resultados en los Masters 1000 y Grand Slams. Sin dejar de hacer los que habitualmente viene haciendo en los ATP250 y ATP500, por supuesto. Si le acompañan todos estos resultados es un objetivo muy asequible por su calidad y sus capacidades, aunque primero debe recuperar su ranking. No su nivel, que ya vimos en Moscú que está perfectamente para estar en su zona natural del ranking, el top20. Éste es el desafío que yo propongo, lo que siempre me he marcado estando con él.

¿Y qué pasa con José Perlas? Después de tantos años igual ya es hora de tomarse un año sabático.

¿Año sabático? Le preguntaré al director del banco a ver si me lo permite (risas). Sí que hay veces que apetece, pero cuando uno está subido a un tren como éste, de alta velocidad, es difícil bajarse porque eso significaría perderse alguna estación y alguna oportunidad. En este momento me siento con mucha frescura para continuar.

¿Qué objetivo te falta por conseguir?

Como entrenador de tenis he quemado ya varias fases de mi profesión y diferentes ámbitos, pero ahora estoy donde más me apetece estar y donde llevo desde que empecé con Carlos Moyá, en la alta competición. Es lo que me llena y donde todavía me siento capaz de llevar a estos chicos arriba. Es verdad que he estado con grandes jugadores y grandes personas, pero con casi todos he empezado siendo jugadores de ranking inferior para luego escalar juntos en la clasificación, esto es a lo que me dedico y lo que me llena de placer. Me hace sentir bien. A corto plazo quiero seguir haciendo lo mismo, ayudar a chicos que quieran crecer y que confían en mí.

¿Algún interesado ya en tus servicios?

Ha habido jugadores que se han puesto en contacto conmigo, unos más firmemente que otros. Ahora mismo estoy en casa meditando por dónde tirar, aunque ya hay algún proyecto que me gusta más que otro, eso sí, siempre pensando en el modelo de jugador de ranking inferior pero con recorrido por delante para llegar arriba. De momento no quiero dar nombres, pero sí es verdad que ya hay alguna opción que está más adelantada que otra.

Después de cinco años con Fabio, ¿en qué ha cambiado el italiano? Tanto deportiva como personalmente.

Supongo que para él ha cambiado su vida. Se ha salido del pelotón para estar en el grupo de cabeza, sin llegar a meterse en el podio. Ha conseguido que a ningún jugador del circuito le apeteciera jugar contra Fabio Fognini. Se ha ganado un lugar y un respeto dentro del gran grupo, donde ya siempre tendrá un reconocimiento.

¿Y en qué ha cambiado José Perlas?

Recuerdo cuando acepté el reto de Fabio Fognini, justo después de estar con Nico Almagro. Hubo personas que me llegaron a decir que si yo era capaz de hacerle ganar algún torneo, me harían una estatua en Roma. Otros me decían que me besarían los pies. Hubo gente que no entendía que me involucrara en este proyecto, pero luego Fabio ha ganado títulos, ha ganado un Grand Slam de dobles junto a Simone Bolelli, ha llevado a Italia muy lejos gracias a que se ha involucrado, también en el circuito de dobles, ha jugado una Masters Cup… la satisfacción es enorme. Simplemente, yo me dedico a esto, busco a alguien con proyección y recorrido para que se dé un cambio. Y esto es lo que hemos conseguido. Aunque, como ya he dicho, me voy con esa frustración de no haberle dado continuidad, algo que es una novedad en mi carrera profesional, la impotencia de ver que el feddback positivo no ha sido suficiente como para motivarle a dar un paso más.