
Nunca es tarde si la dicha es buena, dice el refrán. En este caso, la dicha se trata de unos Juegos Olímpicos, competición que aparece cada cuatro calendarios. Merecía le pena resolver viejos conflictos y volver a unir las fuerzas en busca de una medalla. Así lo han pensado Roberta Vinci y Sara Errani, una de las duplas más exitosas de la historia de este deporte y que decidieran separar sus caminos la pasada temporada. Este verano, en mitad del calor carioca, una pareja de ensueño con el objetivo de volver a reinar.
En su historial brillan 22 títulos profesionales formando equipo, cinco de ellos en Grand Slam. Dos Open de Australia (2012, 2013), un Roland Garros (2012), un Wimbledon (2014) y un Us Open (2012), no se les resistió ninguna de las cuatro plazas, incluso perdieron otras tres finales. También salieron vencedoras en un par de ocasiones en el Premier Mandatory de Madrid (2012, 2012) y cómo no, alcanzaron el número uno del mundo en la modalidad de dobles. Estadísticas que están en las manos de muy pocas mujeres.
Sin embargo, en los Juegos Olímpicos nunca hubo demasiada suerte para el equipo italiano. Pekín 2008 todavía las pilló en senderos diferentes, ya que ambas decidieron juntarse un curso después, aunque eso no impidió a Flavia Pennetta y Francesca Schiavone pisar los cuartos de final, donde cedieron antes las hermanas Bondarenko. Cuatro años después, en Londres 2012, ya con Vinci y Errani como dúo, firmaron idéntico resultado con esos cuartos de final en los que fueron apeadas por otras hermanas, esta vez las Williams.
Due donne, due campionesse del #tennis.
— CONI (@Coninews) 15 de junio de 2016
La storia di @SaraErrani e @roberta_vinci.https://t.co/LJpLHBsxXL
Una de Bolonia, la otra de Taranto, dos mujeres capaces de reunir las fuerzas necesarias para brillar simultáneamente en ambos circuitos. De ellas se habló mucho cuando en marzo 2015 decidieron poner punto y final a su colaboración. Un viaje de seis temporadas y 98 torneos a las espaldas que les llevó a vestirse como la mejor pareja europea de la historia. Esta vez volverán a dar que hablar por su actuación sobre el cemento y por un objetivo marcado a fuego. Nada como una medalla para despedirse eternamente.