
Por primera vez en 33 ocasiones, desde que a Roger Federer le echara de Roland Garros Gustavo Kuerten en 2004, se van a jugar unas semifinales sin el suizo y sin Rafael Nadal de un Grand Slam. Por entonces Nadal acaba de aterrizar en el circuito profesional y contaba sólo con 18 años, (de hecho todavía no los había cumplido) y el helvético sólo había ganado dos majors, Wimbledon 2003 y Australia 2004. El dominio de Roger más aplastante iba a comenzar a partir de entonces y la irrupción de Rafa estaba por venir.
Federer fundido
Roger Federer ha sido eliminado en el US Open 2012 después de un año ejemplar en el que ha dejado sorprendido por su capacidad de reacción y de voltear una situación que en las dos últimas temporadas parecía irreversible, su inferioridad a lo largo de un año completo con Rafael Nadal y Novak Djokovic , dos animales competitivos, más jóvenes que él y que le habían distanciado en muchos puntos las últimas temporadas.
Sin embargo, en una decisión muy arriesgada Roger Federer se tomó un mes sabático tras el US Open 2011. En realidad la planificación fue perfecta y el objetivo estaba claro, volver al número 1. Aprovechó la baja de Djokovic y Nadal, que venían extenuados de una temporada salvaje donde se habían discutido todas las finales donde se jugaban los grandes torneos, y ganó todos los puntos posibles hasta final de año. Con Nole recuperándose de su lesión de espalda sufrida en la Copa Davis contra Del Potro y con Nadal tomándose un descanso para tratar de cicatrizar sus problemas con las rodillas, Federer llegó con las pilas cargadas, al 100% y arrasó en Basilea, París y la ATP World Tour de Londres.
No bajó el pistón. Volvió en 2012 con tanta fuerza como cuando tenía 24 años. En Australia él se sabía capaz de volver a competir con los dos y de ganarles en un Grand Slam, pero todavía tendría que esperar. Nadal jugó un partido brillante en semifinales, uno de los mejores del español en pistas rápidas y le cortó su progresión. Pero Roger no iba a bajar los brazos, tenía claro su objetivo y lo iba a buscar vehementemente.
Jugó la Copa Davis, porque es otro de los objetivos que tenía para 2012, y se fue a Friburgo para competir en individuales y dobles con Wawrinka. No salió bien. Stanislas perdió su primer partido contra Fish y él lo hizo contra Isner. Estaba furioso. Impotente. Clamó contra su compañero. No es un gesto normal de Roger, pero le dolió en el alma. Los planes no estaban saliendo como él los había planificado.
Siguió compitiendo como un júnior. Jugó en Rotterdam y Dubai, donde ganó mientras Nadal descansaba y Djokovic sólo fue a Asia, done no pudo con Murray. Comenzaba a sumar allá donde sus máximos rivales no lo hacían. Puntos importantes. 750. Casi como un Masters 1000 en dos semanas. Pero no descansó.
Inmediatamente se fue a Indian Wells. Sabía que gran parte de su éxito comenzaba por volver a ganar en un Masters 1000 o un Grand Slam donde estuvieran ellos, porque no sólo serían los puntos que él sumaría si no los que les restaría a Rafa y Nole (que defendían título y final en casi todos estos torneos).
Lo consiguió. Derrotó a Nadal en un partido brillante. Se volvió a sentir campeón y quiso aprovechar el tirón. En Miami se encontró con el último gran Roddick y no pudo continuar su progresión, pero no había vuelta atrás.
Afrontó con la misma ilusión y fuerza la temporada de tierra batida. Sabe que en esta superficie sus posibilidades contra Nadal y Djokovic son claramente inferiores y volvió a tomarse un descanso para atacar la parte más importante de la temporada. Los meses donde se jugaban más puntos. Además se vio favorecido por la tierra azul de Madrid. Mientras Nadal y Djokovic despotricaban contra la superficie y hablaban de inestabilidad, peligros e incomodidad, lo cierto es que él cerró la boca y se puso a jugar. Y muy bien, por cierto. Ganó el torneo donde pasó dos momentos de apuros, contra Raonic y contra Berdych en la final. Se le atraganta el checo.
Roma y Roland Garros volvieron a ponerle tope con Djokovic en arcilla, pero llegaba su momento. Dominado en tierra, pero sin un segundo de descanso jugó un torneo categoría ATP 250, Halle, para seguir sumando y recortando. Rafa cayó en primera ronda. No pudo en la final con Haas, pero bienvenidos fueron los puntos de finalistas. El número 1 se jugaba en Wimbledon.
Allí recuperó la corona, superó los récords y se llevó el reconocimiento mundial. La enorme diferencia con Djokovic a final de 2011, y especialmente tras el US Open del año pasado, había sido neutralizada y superada. Impresionante.
También compitió al máximo de sus posibilidades en Londres 2012, donde un gran Del Potro le llevó al límite en semifinales. En la final comenzamos a ver lo que se veía venir… físicamente está agotado. No da más.
Djokovic, con Roger apretándole a este nivel se puso nervioso. Se fue a Cincinnati para ganar el torneo y lo consiguió, pero Federer necesitaba parar por primera vez en casi un año completo.
El desgaste de Nole, que venía de jugar por el bronce en Londres, es descomunal, pero su fuerza también lo es. Aún así, en la final de Toronto se volvió a llevar un correctivo. La semana de descanso de Roger le daba una pequeña ventaja, pero en el US Open ya se vio venir lo que estaba por llegar.
Cuando Roger va a ganar un torneo, lo deja ver desde su rueda de prensa previa. Ataca son fuerza a sus rivales, se siente fuerte, se sabe campeón. Lo hizo en Indian Wells, lo hizo en Wimbledon… pero en Nueva York se sentía cansado. Dio el favoritismo a Djokovic nunca habló de su máximo, de su 100% y hoy ha caído.
Lo que queda de temporada
Ahora se avecina un momento complicado para Roger porque va a ponerse a defender, de verdad su número 1. Murray tiene muchos puntos que defender en Asia, pero Nole ninguno. Si el serbio se pone a jugar, que puede ser, Roger tendrá que descansar para poder competir en Basilea, París y la Copa de Maestros. Roger no da más. Está agotado y necesita una planificación igual que la del año pasado. Pero Nole viene. Y viene de verdad. Cada vez que uno de estos gigantes muestra una debilidad los otros le atacan despiadados.
Federer va para dos años sin perder un partido en pistas duras indoor. Es otro de sus grandes fuertes pero si quiere acabar el año como número 1 va a tener, obligatoriamente, que ganar en Londres y no perder muchos puntos en París. Eso o que Nole no los recupere. Así están las cuentas. La exigencia del número 1 es altísima y, además, Murray viene también que muerde.