
No hay que seguir mucho el circuito para ver el elenco de esta Laver Cup 2025 y entender que hay un nombre por encima de los demás. Claro, hablamos del número uno del mundo, el hombre que viene de ganar el US Open hace dos semanas, su sexto Grand Slam con apenas 22 años. Un tenista generacional que debutó el verano pasado en esta competición y quedó enamorado, por eso no ha querido hacer planes en este tercer fin de semana de septiembre. Carlos Alcaraz, quién si no, tirará del carro en San Francisco en busca de un nuevo trofeo para el #TeamEurope, al que ya le dio el triunfo doce meses atrás.
Eso sí, durante el Media Day, la prensa estuvo interesado en preguntarle al español algo más que por sus recientes victorias, ya que hacía más de un año que no lideraba el ranking individual debido al gran impulso de un Jannik Sinner que, de momento, sigue sin vestirse de azul. “Toda mi vida he estado trabajando duro para llegar a estar en esta posición. Cuidando mi tenis, descansando bien, absolutamente todo: en este deporte cuenta exactamente igual lo que haces dentro de la pista como lo que haces fuera de ella. No es un camino fácil, tienes que trabajar al 100% todos los días, incluso esos días en los que no quieres entrenar, ahí también tienes que ir a por ello. Ha sido un camino muy largo y complejo, pero también ha sido hermoso de recorrer”, valoró el murciano tirando de perspectiva.
Un camino donde la precocidad siempre fue un factor determinante, quizá porque los espejos que tuvo delante del televisor le hicieron ver que no había imposibles. “Rafa Nadal fue mi ídolo desde que era un niño pequeño, para mí fue muy importante a la hora de acercarme al tenis. Obviamente, Roger Federer también está ahí, por la forma en que jugaba y esa elegancia que siempre lucía dentro de la pista. Por supuesto, él también era un jugador al que admiraba muchísimo”, señala Carlitos, siempre tan generoso a la hora de hablar de estas dos leyendas. “Si me lo preguntas ahora, jamás pensé que en algún momento podría llegar tan lejos, de hecho, muchas jugadores de mi edad, cuando tenía 13-14 años, era mejores que yo. Muchos lograron objetivos más altos que yo, pero para mí el tenis siempre lo fue todo, era mi vida. En mi cabeza siempre estuvo intentarlo, soñaba son ser profesional”, añade el de El Palmar.
LA MAGIA DE LA LAVER
Por si todavía queda alguien que se pregunta por qué la Laver Cup llegó para quedarse, la respuesta la tiene Alcaraz, una respuesta sencilla sobre aquella que más le cautivó en su debut, uno de los tantos motivos que le ha hecho repetir en San Francisco. Hablamos, por supuesto, de formar equipo con aquellos jugadores que durante once meses son tus enemigos, tus adversarios, las personas que buscan su propio éxito para arrebatártelo a ti. Esta semana, sin embargo, se respira una armonía necesaria para encontrar vínculos dentro de un vestuario que necesita comprender que no todo es competir unos contra otros.

“Es raro, pero siempre lo va a ser”, certifica Carlitos sobre la sensación de formar equipo con gente como Alexander Zverev, Casper Ruud o Holger Rune. “Al final hablamos de mis rivales directos, hace una semana estaba luchando contra ellos en la pista de tenis y ahora, de repente, son mis compañeros de equipo. Pero me encanta, me encantó la energía que respiré la temporada pasada, el ambiente que se vive en esta competición. Estamos todos juntos para tratar de llevarnos esta copa a Europa, conocerles cómo son fuera de la pista también es una gran experiencia para mí. Con todo esto, tenía claro que no podía perderme esta experiencia”, concluye el murciano.