El título más familiar de Jessica Pegula
La estadounidense levantó el trofeo este domingo en el WTA 250 de Seúl, ciudad de nacimiento de su madre. Una historia que merece ser explicada al detalle.


No todos los títulos son iguales, aunque todos tienen algo de especial. El último de Jessica Pegula, amarrado en el WTA 250 de Seúl, guarda un curioso vínculo familiar, una cuenta pendiente que tenía con su madre y que pudo cumplir por fin este domingo.
Parece fácil pero tiene poco de sencillo. Llegas a un torneo pequeño, con el cartel de grandísima favorita, incluso con la presión de que solamente el título cumple tus expectativas. Cualquier otra cosa supondría una decepción. Este era el reto que tenía esta semana Jessica Pegula en el WTA 250 de Seúl, misión que cumplió con creces tras superar sus cinco batallas y proclamarse campeona en la última curva, derrotando en la final a Yue Yuan por la vía rápida. Ya que en lo deportivo no hay ningún tipo de cuestión, la verdadera pregunta es: ¿qué hace la Nº4 del mundo desgastándose a estas alturas de la temporada en un evento como este? Por suerte, tenemos la respuesta.
Antes de acertar en la diana, es necesario dar contexto a la figura de Pegula. Hablamos de una todoterrenos que multiplica sus servicios cada semana, disputando tanto el circuito individual como el de dobles. Y no le va mal, ya que en ambas clasificaciones aparece dentro de las cinco mejores del mundo. A estas alturas del calendario, cuando solamente falta un mes para dar carpetazo, la de Buffalo acumula ¡127 partidos! en sus piernas: 72 en singles, 45 en dobles y 10 en dobles mixtos. Una auténtica barbaridad que habla del amor de esta mujer por el deporte, aunque lo que realmente pone en alza es su gran estado físico y una constancia al alcance de nadie más en la élite. La veremos en Cancún buscando la doble corona maestra, pero no nos salgamos del guion. ¿Qué hacía Jessica jugando en Seúl?
Resulta que la capital de Corea del Sur podría ser perfectamente la ciudad de origen de Pegula, un lugar con mucho protagonismo en su árbol genealógico. Su madre Kim nació en Seúl en 1974, donde fue abandonada por sus padres biológicos en una comisaría de policía en una de esas escenas que marcan para siempre a una persona. A los 5 años fue adoptada por una familia estadounidense y a partir de ahí nunca volvió a mirar atrás, hasta que en 2019, con Jessica disputando por primera vez este torneo, aprovechó para llevar a su madre a visitar su antiguo orfanato, un centro que no pisaba desde hacía 45 años. Claro, viendo cómo podía desarrollarse los siguientes pasos, era evidente que el próximo objetivo de la norteamericana era coronarse en el torneo en algún momento de su carrera. Dicho y hecho.
UNA CUENTA PENDIENTE
El objetivo está cumplido y, además, de la mejor manera posible. Mostrándose superior en cada una de las rondas, entregando un solo set en los cuartos de final en su duelo ante Claire Liu. Un semana donde no había muchos puntos ni prize money en juego, pero que sí ponía sobre el tablero la oportunidad de que Pegula honrara los orígenes de su madre y le dedicara una victoria más especial que muchas otras resueltas en grandes estadios y escenarios. Finalmente, una vez el trofeo recayó en sus manos y las aguas estaban en su cauce, la campeona agarró el micrófono y pudo resolver todo el misterio, reconociendo a todos los aficionados que llevaba toda la semana jugando ‘en casa’.
“Posiblemente la mayoría de los que estáis aquí presentes no lo sepáis, pero soy mitad coreana”, afirmaba Jessica con su clásica sonrisa. “Lo siento mucho por no saber hablar el idioma, aunque me encanta la barbacoa y el kimchi, llevo una coreana dentro de mí. Mi madre nació aquí y luego fue adoptada por una familia estadounidense, así que para mí es muy especial haber podido levantar un título en este lugar. No mucha gente lo puede decir, pero en mi cabeza siempre estuvo regresar para luchar por este trofeo y ahora por fin lo tengo. Muchas gracias a todos los que habéis venido a apoyarme a lo largo de toda la semana”, concluyó la norteamericana, cerrando así una de las experiencias más románticas de su carrera.