
La carrera de Mirjam Bjorklund tocó su punto más alto este pasado fin de semana con la conquista del ITF $1000.000 de Ilkley, regresando así al grupo de las 150 primeras del ranking. Pero esto solo es la página más reciente de su historia, detrás hay mucho más que contar.
Aprovechando el éxito más notorio de su trayectoria, Punto de Break ha querido dar un paso más para conocer los orígenes de esta sueca de 24 años. Y para ello, nada mejor que sentarse con María Capistrano Bjorklund (Estocolmo, 1970), madre de la jugadora y de raíces españolas. Ella es quien mejor la conoce, quien la acompaña a la mayoría de torneos y quien sabe perfectamente lo duro que ha sido llegar hasta aquí. Y si lo sabe no es porque se lo hayan contado, sino porque ella también fue tenista.
María, ¿dónde nace tu relación con el tenis?
Mis padres son españoles pero yo nací en Suecia. Mi padre tenía un restaurante en Estocolmo que se llamaba ‘Costa Brava’, al lado del club de tenis donde se jugaba un torneo muy importante, así que iban muchos tenistas. Mi hermano empezó a jugar con 5 años y recuerdo que muchos entrenadores le querían entrenar a cambio de comer gratis (risas). En ese momento yo tenía 3 años, pero quería ser como mi hermano.
Y de ahí a jugar contra Arantxa Sánchez.
Lo recuerdo con mucho cariño, la primera vez fue con 12 años, jugando el campeonato de España. Con Arantxa jugué una vez en alevines y otra vez de mayores, estamos empatadas a una victoria (risas).
¿Qué fue lo siguiente?
A los 19 años me fui a vivir a Barcelona, allí me entrenaba Carmen Perea. Llegué a estar 350 del mundo, pero con ese ranking no hacías nada, podías vivir del tenis pero sin ganar dinero. Con 24 años lo dejé y me volví a trabajar a Suecia, hasta que luego fui madre con 27 y otra vez a los 28. A la mayor le gustaba mucho cantar y bailar, también le gustaba el deporte, pero no le importaba si ganaba o perdía; la segunda fue Mirjam.
En la fila de arriba, empezando por la derecha: María Capistrano, Arantxa Sánchez y María José Llorca.
Nació tenista.
Es que no paraba quieta, dormía con la raqueta, solo quería jugar. Empezó a los 3 años, aunque también hacía mucha gimnasia, solo hacía tenis una vez a la semana, hasta que a los 12 tomó una decisión: ‘Quiero dejar la gimnasia y dedicarme al tenis’.
Una buena noticia, ¿no?
El problema era que su técnica no era muy buena, las otras niñas de su edad venían jugando cinco veces a la semana, pero vi que tenía muchas ganas, así que buscamos un lugar fuera de Suecia para entrenar. Desgraciadamente, allí era muy difícil entrenar con buenos entrenadores las horas que hacían falta para mejorar aspectos tan importantes como la técnica.
Y os vinisteis a España.
Exacto, se vino a Valencia, a la antigua TennisVal. Durante un tiempo la cuidaba mi madre, yo me tuve que quedar en Suecia con mi otra hija, mi marido y mi trabajo. A Mirjam le encantó la experiencia, trabajó mucho la técnica con Pacho Alvariño y Rafa Mensua, evolucionó mucho en esa etapa. Más adelante tuvo otra etapa en PRO-AB (Barcelona) con Josep María Arenas y David Sunyer, un par de temporadas de idas y venidas entre España y Suecia, hasta que por fin empezó a disputar los Grand Slam Junior.
Tienes que estar muy satisfecha de todo el camino.
Es muy duro, sobre todo empezando tan tarde y con tan pocas ayudas de la Federación. Estoy muy orgullosa del trabajo que ha hecho, ha sido muy constante, avanzando poco a poco.
¿Te imaginabas siendo su entrenadora?
Para nada, en realidad no soy entrenadora, ahora tampoco. Ella ha tenido sus entrenadores, aunque nunca a tiempo completo, eso es demasiado caro. Yo la he ido acompañando a los torneos cuando he podido, pero nunca en función de entrenadora. Si ella necesita algo o tiene alguna duda, yo le doy mi opinión encantada, pero nunca le he dicho cómo tiene que jugar o qué debe hacer en la pista.
¿Y quién se lo dice?
El que la guía es Jonas Björkman, pero él no puede viajar mucho con ella porque tiene otras cosas y además sería muy caro. Él la ayuda, aunque Mirjam es muy independiente, sabe perfectamente lo que tiene que hacer. A veces entrena en IMG (Estados Unidos), allí también hay gente que le ayuda. Le gusta ver muchos partidos y con eso va aprendiendo, es muy autodidacta.
Para dar el siguiente paso, ¿no debería ampliar su equipo de trabajo?
Puede ser, si todo el mundo lo hace es por algo. Si tienes un fisio para que cuide de tu cuerpo siempre es mejor, pero yo soy masajista e intento ayudarla con eso durante los torneos. Hay una razón que es la económica, cuesta mucho cubrir los gastos de vuelos, hotel, sueldo, porcentajes, etc. Se podría hacer como una inversión, pero Mirjam es muy independiente, lo paga todo ella y no quiere añadir un estrés económico. Cuando sea el momento ya decidirá si quiere contratar a alguien más, de momento vive más tranquila teniendo a poca gente. En el pasado le tocó viajar sola a tantos torneos que ahora está acostumbrada a esto.
¿Cuándo empezaste a viajar con ella?
Cuando era junior viajaba con ella muchas veces, aunque cada vez iba yendo menos. El cambio llegó con la pandemia, donde Mirjam lo pasó mal. Fueron muchos días comiendo y cenando sola, así que me pidió que empezara a ir con ella en algunos torneos para cubrir esa soledad. Ahí arrancamos y justamente le empezó a ir súper bien, así que estos dos últimos años lo hemos mantenido. Ahora, como cada vez le está yendo mejor, ya no puedo parar (risas). El día que consiga estar top100, donde te aseguras los premios por disputar los Grand Slams, ahí quizá…
… ¿dejarías de viajar?
No te digo que no me guste, al final estoy con ella y pasamos momentos muy especiales, pero también tengo otra hija. Ella tiene 26 años y ya tiene su vida, pero casi nunca estoy con ella, igual que con mi marido. Aparte de esto, yo también tengo mi trabajo en Suecia, en un club de pádel que, por suerte, lo puedo manejar a distancia. Por ahora todo va bien, ya veremos más adelante si viajo menos, lo importante es que todo sea fácil y divertido.
¿Cuántas semanas viajas ahora mismo?
No todas, pero unas 20-25.
Pensando en el ranking, ¿qué le falta para pisar el top100?
Más consistencia, mejorar todo un poquito. Por ejemplo, no es que su saque sea malo, pero con un mejor saque podría ganar partidos más fácil, en lugar de luchar siempre en tres sets. También es importante tener confianza para subir a a la red y acabar más puntos con la volea, aunque esta es mi opinión, no es algo en lo que estemos trabajando día a día. El nivel ahora es muy alto, va todo muy rápido, pero ella juega muy bien la volea, lo que pasa que en torneos grandes no te da tiempo a mejorar estos aspectos, necesitaría bajar a torneos más pequeños para ir probando y ganando confianza.
Jonas era muy de subir a la red…
Por supuesto, él también quiere que suba más a la red, pero entiende que su juego es más de fondo.
Por lo que he visto, ella es más de tierra batida.
Hasta ahora sí, pero este último año jugó mucho en pista rápida y creo que ya es la superficie que más le gusta.
Quiero preguntarte por su relación con Denis Shapovalov. ¿Hasta qué punto ayuda que tu pareja se dedique a lo mismo que tú?
Tener a alguien con quien compartir lo bueno y lo malo es vital, tocar temas que el otro pueda entender. A veces también es duro, ¿viste la serie de Netflix? ¿Berrettini y Tomljanovic? Es duro porque los dos tienen sus cosas y tienen que priorizar su tenis.
¿Ella también lo prioriza?
Hay gente que la critica porque a veces no juega lo suficiente, o no antepone su carrera por delante del resto de factores. Por ejemplo, hay veces que Mirjam podría jugar un ITF, pero ella prefiere ir al torneo que juega Denis y disputar la Qualy de un torneo WTA, para estar juntos. También tiene sus ventajas, por ejemplo a la hora de entrenar, pero prioriza mucho el hecho de estar con su pareja.
¿Y cómo lo maneja?
Mirjam no piensa que está sacrificando algo, todo lo contrario, piensa que esto le aporta más. Incluso la critican cuando está en pista viendo los partidos de Denis, creen que no debería estar ahí, pero Mirjam necesita ser feliz para luego jugar bien. Necesita estar tranquila y feliz, piensa que la vida es muy corta y hay que disfrutarla. Pero disfrutarla ahora, no cuando termine el tenis.
Imagino que allí en Suecia tendrá bastante tirón.
Sí pero no. Por suerte, Jonas tiene muy buena relación con la prensa, a veces escriben de ella más por el tema de Denis, aunque ella sea una de las pocas jugadoras profesionales que tiene Suecia.
Con lo que ha sido Suecia para el tenis…
Tuvimos grandes jugadores, lo ganaron todo, por eso si ahora llegas a semifinales de un WTA no les importa, es poco para ellos. O si te clasificas para el cuadro final de un Grand Slam, igual dicen algo, pero 30 segundos, nada más.
¿Hay algún motivo para explicar este descenso de jugadores?
Hay varias explicaciones y una es la económica. La Federación no gestionó bien todo el dinero que tenía por ganar la Copa Davis, creo que podrían haber hecho Más cosas por el tenis sueco. Por ejemplo, más torneos de los que tenemos ahora mismo. Actualmente en categoría femenina solo hay un WTA 125K, un ITF $40.000 y tres o cuatro ITF $15.000. Los hombres tienen algo más con dos eventos ATP 250, pero sería bueno contar con más torneos de otros niveles.
Veo que la gestión no te convence mucho.
No estoy al 100% de acuerdo con las cosas que hacen, pero entiendo que esto pasa en la mayoría de federaciones. Pienso que podrían invertir el dinero que tienen de mejor manera.
¿Cuál sería el segundo motivo?
La falta de entrenadores, de buenos entrenadores. En España tenéis 100.000 entrenadores buenos, pero en Suecia no hay porque los buenos se han ido.
Si todos aquellos que fueron top100 estuviera entrenando…
Jonas (Björkman) ha intentado ayudar a otros, pero él también tiene su club de pádel y es comentarista de Eurosport, digamos que tienen otros trabajos donde se paga mucho más. Ojalá la Federación hubiera podido ayudar a Mirjam, ahora con su prize money ya tiene para sostenerse, pero no tanto como para contratar a un entrenador como Jonas. No sé la RFET cómo funciona, pero la FFT sé que le da 50.000€ al año a cada jugador, para que lo inviertan como quieran. Esto en Suecia no existe.
¿Y dónde están todos aquellos ex jugadores suecos?
No se han ido del todo, muchos siguen en el tenis, pero se han marchado de Suecia. Se han ido a Suiza, Alemania, Inglaterra, Estados Unidos o, directamente, con jugadores extranjeros que los contratan y que pagan mucho más de lo que pagan en los clubs. Fueron tan buenos que ahora están muy solicitados, aunque ellos también prefieren trabajar con grandes jugadores. En el caso de Jonas, si ayuda a Mirjam es porque le gusta su carácter y su juego, para ella es como un padre, pero no cobra lo mismo que le cobraba a Murray, claro (risas).
Volviendo a Denis, imagino que habrás tenido que leer varios artículos refiriéndose a tu hija como “la novia de Shapovalov”. ¿Molesta este tipo de cosas?
Claro que sí, pero ella se lo toma bien. A veces de broma dice: ‘Él es mi novio, no yo su novia’ (risas). Denis tuvo a su madre como entrenadora muchos años, así que podemos decir que es algo feminista. Por ejemplo, cuando saltó la noticia de su noviazgo hace unos años en Bastad, recuerdo que lo quisieron entrevistar y él dijo que no, que estaba de vacaciones y que la protagonista del torneo era Mirjam, que la entrevistaran a ella. En general, estar con Denis le ha traído más cosas positivas que no al revés, pero sí es vedad que a veces pasan cosas así, aunque somos conscientes de que la gente no lo hace con mala intención. Simplemente hay que hacérselo ver.
Hacen falta más jugadores como Denis.
Desde que está con Mirjam se está dando más cuenta de las injusticias que hay, aunque ahora está todo mucho mejor que antes, poco a poco vamos mejorando. El tenis, comparado con otros deportes, es mucho más igualitario.
El verano pasado tuvisteis una mala experiencia en esta gira de hierba.
Sí, no fue muy agradable. Mirjam venía de perder en primera ronda de Ilkley, así que no tenía dónde entrenar en hierba antes de Wimbledon. Esa semana Denis estaba entrenando en Queen’s, pero este torneo es solo para hombres, así que allí solo pueden entrenar los socios. ¿Qué pasó? Que allí estaban entrenando jugadores que venían de perder en este torneo de Ilkley, jugadores que iban a disputar la Qualy de Wimbledon.
Creo que ya sé cómo termina esto.
Denis ese día no entrenaba, pero se había apuntado con su entrenador, Peter Polansky, así que Mirjam aprovechó para ir a entrenar con Peter. Cuando les vieron allí intentaron echarles, a lo que Peter respondió que tenía la pista reservada. “Sí, pero con ella no”, le respondieron. Les dijeron que nadie ajeno al torneo podía entrenar, entonces Mirjam saltó y les dijo que los otros chicos que estaban entrenando tampoco eran del torneo. ¿Sabes lo que le dijeron? “Sí, pero tú eres mujer”.
[…]
Así, directamente, no puedes entrenar porque eres mujer. Los hombres sí, porque podrían ser del torneo… ¡pero no lo eran! Denis puso un tweet señalando al torneo de Queen’s –¡que además es de la reina!– por no permitir a las mujeres entrenar, algunos lo criticaron por eso, pero muchos otros le elogiaron. Incluso le agradecieron que apoyara públicamente a las mujeres y la igualdad.
Me parece increíble.
No querían que se desgastase la hierba, si yo lo entiendo, pero que lo hagan igual para todos, ni los hombres ni las mujeres. Duele que te digan a la cara: ‘Tú no, por ser mujer’.
¿Alguna experiencia tan lamentable como esta?
Hay clubs en los que todavía no pueden entrar las mujeres. En algunos lugares de Escocia o Inglaterra he visto letreros así: ‘No women or dogs allowed’. Poco a poco vamos mejorando, pero en ciertos lugares todavía cuesta. Luego si quieres podemos comparar el prize money de ambos circuitos […] Excepto en los Grand Slams, las mujeres ganan una tercera parte de lo que ganan los hombres. El problema es que los entrenadores, el hotel, la comida o los vuelos cuestan lo mismo, independientemente si eres hombre o mujer, pero el prize money es menor.
La respuesta universal ya la conoces: “Es que ellos generan más”.
Esa es la discusión que siempre solemos oír. Por ejemplo, ¿tú ves el fútbol femenino? Yo hace 30 años no quería verlo, no era tan entretenido, pero ahora todo ha cambiado. Las cosas cambian cuando las condiciones cambian, cuando las futbolistas empiezan a ser mucho más profesionales, más buenas, así es como ha crecido el fútbol femenino. En Suecia ahora mismo son muy buenas y hay mucho interés. Si las condiciones mejoran, las jugadoras mejoran y el interés crece. En el tenis debe pasar lo mismo, de hecho, ya hay aficionados que prefieren ver tenis femenino a tenis masculino. Quizá no todos los partidos, pero mira las finales del último Open de Australia, por TV hizo más audiencia la final de chicas…
Es una guerra que costará mucho ganar.
Poco a poco. Hace 20 años recuerdo que la mayoría de las veces ganaban las mismas, ciertos encuentros eran mucho más fáciles, se veían marcadores de 6-1 y 6-1. Ahora esto ya casi no pasa, los partidos de primera ronda en un Grand Slam se han vuelto muy interesantes, están más igualados, ahora hay muchas más jugadoras que pueden ganar. Si van subiendo el nivel todo, el nivel del circuito también crecerá.
¿Qué objetivo os habéis marcado esta temporada?
Mirjam quiere ser top100, pero es consciente que no es fácil acumular tantos puntos, sobre todo cuando también los tienes que defender. Este año, solo jugando WTA, ha ganado más puntos en el primer semestre del año pasado, aunque de ranking está peor. Ha ganado a tres jugadoras del top50, pero tiene que enfrentarse más veces a este tipo de rivales para incrementar su nivel. El año pasado acabó 153º del mundo, así que este año el objetivo es acabar entre las 150 primeras.
El título en Ilkley le acerca un poco más al objetivo del top100.
Desde luego, ha sido una semana súper especial, cada día fue jugando mejor. El año pasado perdió en primera ronda en este mismo torneo, contra Maja Chwalinska, que tiene un juego muy complicado en estas pistas y además venía con buena dinámica. Después pasó la Qualy de Wimbledon por todo el tiempo que tuvo para entrenar, aunque los tres partidos fueron durísimos.
Este año llegáis a Wimbledon con menos entrenamientos pero con más victorias y confianza. ¡Mucho mejor!
Cuando ganas partidos siempre es mejor (risas). Este año ha mejorado mucho su juego en pistas rápidas, se mueve muy bien y cada vez es más sólida jugando a un ritmo alto, supongo que por eso se ha encontrado tan cómoda en hierba. Le gusta mucho y se siente a gusto. Veremos lo que pasa en Wimbledon, todas las Qualys son duras, mucho más las de Grand Slam. Pase lo que pase, seguirá aprendiendo.
Como campeona en Ilkley, ¿no le tocaba una WC para el cuadro final?
Históricamente, los campeones de Ilkley siempre recibían una invitación para el cuadro principal en Wimbledon, pero este año no ha sido así. Al darle una WC a Venus Williams y otra a Elina Svitolina, sumadas a las otras seis de jugadoras inglesas, Mirjam se ha quedado fuera. Pero bueno, ella lo prefiere así, ahora tiene la posibilidad de ganárselo por ella misma. Sabe que lo puede conseguir, ya lo hizo el año pasado, así que esta vez llegará todavía más motivada tras ganar su primer ITF $100.000.
Viéndola jugar esta semana, ¿a qué porcentaje dirías que está de desarrollar todo su potencial?
Por lo que veo en su día a día, por cómo aprende y cómo se adapta a las nuevas situaciones, te diría que está a un 60% o un 70%. Todavía tiene muchas cosas que podría mejorar, pero poco a poco lo está haciendo. Por ejemplo, en el terreno físico.
¿Es de las que sueñan a lo grande?
No, no. Ella sueña con ser feliz y disfrutar de cada momento. Prefiere estar 150 y ser feliz, haciendo lo que ella disfruta, que ganar Grand Slams y no tener esa felicidad. Esto puede sonar un poco controvertido, pero no está dispuesta a pagar cualquier precio por el éxito.