
Sucedió en 2016, en una primera ronda del Conde de Godó entre Nicolás Almagro y Teymuraz Gabashvili. ¿Recuerdan quién ganó ese partido? No importa, lo que seguro que no han podido olvidar es la caída de aquel recogepelotas en mitad del segundo set que rápidamente se convirtió en uno de los vídeos más virales del tenis moderno.
Ese ‘niño’ se llama Carlos Riera (Barcelona, 2001), tiene 22 años y ha vuelto a ser noticia gracias al reencuentro que se ha vivido siete años después entre los dos protagonistas de esta historia. Ante un relato tan emblemático, Punto de Break no podía resistirse a dar un paso más y entrevistar a Carlos, que actualmente sigue vinculado al torneo mientras finaliza sus estudios universitarios en ADE. Un reportaje que no podíamos obviar en nuestro paso por la Ciudad Condal.
¿Cuál es tu función en el torneo actualmente?
Acabé mi etapa de recogepelotas justo el año del piñazo (2016), a los 16 dejas de ser ballboy y puedes trabajar en otros sectores. Ahora estoy de acomodador en las puertas de entrada al estadio, ayudando a que la gente pueda acceder a su asiento y controlando que entren cuando toca. Desde los 12 años llevo trabajando para el torneo, pero yendo al Godó llevo desde que era un enano.
Pura tradición.
Es lo bonito que tiene el Godó, que es un torneo muy familiar. La mayoría de personas que trabajamos aquí somos de la escuela del tenis, o somos socios, o hijos de socios, pero todos somos gente del club que trabaja para el torneo. Eso lo hace todo más cercano entre nosotros, un ambiente que se puede respirar desde el primer día.
De todos los recogepeotas que ha tenido el torneo, seguro que no hay otro como tú.
(Risas) A ningún niño se le pasa por la cabeza convertirse en famoso por ser recogepelotas. Quizá desde mi caso algún chaval puede tenerlo en su imaginación, de hecho, el año pasado se cayó uno en la Pista Central y pensamos que podría volverse viral, pero no se hizo viral. Pasan pocas cosas así, los responsables son unos grandes profesionales y transmiten siempre esa seriedad que hace falta para el puesto.
Hemos visto el GIF cientos de veces, pero me gustaría que me lo explicaras al detalle.
Todo empieza con Almagro pasándome bolas, pero sabes que hay una lona en la parte trasera de la pista que se utiliza para cubrirla cuando llueve. El problema es que, si no está totalmente plegada, hay un alto riesgo de tropezarse. Ese fue mi caso, me tropecé con la alfombra que cubre la lona.
Vaya momento debió ser aquel.
Si te digo la verdad, en ese momento me acojoné: ‘¡La que he liado!’. Sobre todo por ese carácter de pasar desapercibido que nos inculcan a los recogepelotas, eso nos lo remarcan siempre. Intenté ponerme de pie lo antes posible, aunque pensaba que todo el mundo lo había visto.
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— Barcelona Open Banc Sabadell (@bcnopenbs) April 20, 2023
¿Lo vieron?
Nadie lo vio (risas). Mi familia estaba en la pista y no se dieron cuenta. La mujer de Almagro, que estaba justo en el palco de al lado, tampoco vio la caída. Cuando Almagro se gira y me mira con esa cara de asesino, lo que hago es buscar a un amigo que tenía en la grada, pero él tampoco había visto nada. Una vez salgo de pista, lo único que pensaba era en el corte de recogepelotas que había el jueves, así que fui directo a hablar con uno de mis responsables a ver si me comentaba algo de la caída…
¿Y bien?
Nada, tampoco se enteraron, como si nada.
¿En qué momento se hace viral el vídeo?
Esa misma tarde fui a casa de mis padres y les conté que me había caído, les enseñé la rascada que me hice en la rodilla, pero tampoco le dieron más vueltas, en parte porque yo tenía que irme pitando a un entrenamiento de fútbol. En esa época yo no tenía teléfono, así que me enteré cuando volví a casa y me encuentro de nuevo a mi padre: ‘Pero Carlos, ¿qué ha pasado?’
(Risas)
Lo que había pasado es que él estaba en un grupo de WhatsApp de los recogepelotas y tenía la aplicación a reventar. Ahí es cuando me di cuenta por primera vez de la repercusión... lo peor es que esa misma noche repetían otra vez el partido de Almagro por Teledeporte, así que los mensajes se multiplicaron.
Y esto solo era el principio.
Imagínate, al día siguiente el vídeo estaba en todos lados. Salió en el TIMES, me escribieron amigos de Estados Unidos para decirme que había llegado hasta allí. Hasta en La Vanguardia escribieron un artículo de opinión sobre el tema, ‘Caerse y levantarse’ me parece que lo titularon.
¿Cómo gestionaste esos momentos?
Sinceramente, yo siempre me he reído mucho con el vídeo, siempre me ha hecho gracia, nunca me ha dado vergüenza. Con amigos es un tema que siempre sale, pero nunca me ha molestado. En el colegio también causó bastante furor, la gente me señalaba y se reía, pero siempre sin maldad, nunca me sentí cohibido, me lo tomé con mucho humor.
No hubo bullying.
¡Qué va! Y si alguien lo intentó, no funcionó.
¿Qué piensas ahora cuando lo ves?
A ver, ahora ya no me hace gracia porque ya lo he visto demasiadas veces, lo que me sigue haciendo gracia es la reacción de la gente al verlo.
Hablemos de Nicolás Almagro. Pero no el de ahora, el de 2016.
Pues a ver, entre los recogepelotas ya se comentaba que Nico no tenía muy buen carácter en pista, de hecho, esta semana se lo comenté en el reencuentro y me lo reconoció, me dijo que era su método de concentración. En parte me acojoné por eso: por el escenario, por el jugador y porque justamente en ese momento le estaban remontando. Al estar al lado de su box, yo estaba escuchando todas sus quejas, estaba bastante enfadado. En el momento que me caigo, la mirada que me tira es de querer matarme (risas).
Siete años después, ya era hora de este reencuentro.
La cuestión es que solamente volvió a jugar el torneo al año siguiente (2017), por eso el torneo no lo tuvo demasiado presente. Pero este año era el #70 aniversario del Godó y hubo una gran reunión de exjugadores, así que una compañera se lo encontró y salió el tema del vídeo. Entonces Nico le deja una nota para mí a esta chica, diciendo que quería hacerse una foto conmigo y recordar el momento. La chica de marketing se enteró de todo esto y el resultado es lo que habéis visto.
¿Te hizo ilusión?
¡Muchísima! Fue un encuentro muy bonito, la gente incluso me ha felicitado, es un vídeo que ha gustado mucho. Estuvimos unos 10 minutos charlando, con su mujer también hablé sobre cómo lo vivió desde el palco. Nico me explicó cómo lo sintió él desde su perspectiva, que al escuchar un ruido muy fuerte pensó que había pasado algo en el box de su mujer. Compartimos ambos nuestros puntos de vista sobre aquel momento.
Te llevas un recuerdo inolvidable.
Por supuesto, incluso al día siguiente nos cruzamos otra vez y estuvimos hablando otros cinco minutos. Es un tío muy grande, muy campechano, le pedí si podía hacerse una foto con mi padre y él estuvo disponible para todo. Nunca nos habíamos visto, la última vez fue hace siete años, así que fue un reencuentro perfecto.
Me encanta ver lo bien que lo has manejado todo.
De todo esto saco más cosas positivas que negativas. Si fuésemos atrás en el tiempo, firmaría volver a caerme (risas). La verdad es que me he reído mucho de este vídeo, también he visto cómo los de mi alrededor se han reído, pero siempre en plan bien, sin burlas. Nunca he tenido problemas, estaría encantado de que volviera a pasar.
Te relacionarán toda la vida con ese vídeo, ‘el chico de la caída en el Conde de Godó’. ¿Esto puede llegar a cansar?
No creo, la gente conoce el vídeo pero no conoce quién es ese niño. En su momento sí que me paraban bastante por la calle, sobre todo en la época del Godó, pero ahora lo normal es que nadie me reconozca. Con mis amigos lo mismo, esa broma ya quedó atrás, la gastaron demasiado en su momento.
Igual ahora con el reencuentro vuelven a pararte.
Puede ser que vuelva un poco la broma, esta semana me han reconocido más personas, incluso me han pedido fotos (risas). Pero no creo que me vaya a pesar nunca, el vídeo seguirá saliendo, pero la gente no reconocerá a la persona que hay detrás.