
Tenía una pinta buenísima, envidiable. El tenis argentino se relamía con las posibilidades de futuro que parecía ofrecer un tal Axel Geller. Era un júnior de 1,93, de juego muy potente, asemejándose en gran medida a Juan Martín del Potro, muy ligado al tenis estadounidense y a las pistas rápidas. Jugó una final júnior de Wimbledon ante Alejandro Davidovich allá por 2017 además de un título en dobles en la Catedral, alcanzando asimismo el número uno júnior. Era el mejor joven de aquella época, pero lamentablemente no llegó a cristalizar su paso al profesionalismo, siempre muy complicado, y acabó por desistir de sueño de ser tenista tomando un rumbo muy diferente, el de los negocios. En el medio argentino La Nación Geller cuenta los pormenores de su nueva vida, alejada del mundo de la raqueta y por qué no pudo dar ese gran salto que todos esperaban de él.
La durísima misión de pasarse a profesional tras ser el mejor júnior del mundo
"Tenía la imperante necesidad de introducirme rápido en el circuito profesional, porque en el caso de no hacerlo sabía que iba a empezar a darle vueltas a la cabeza, a cuestionármelo todo y pensar en otras alternativas. Un compañero mío de Universidad que también jugaba estaba en una situación similar, no pudo asentarse entre los profesionales. Él tenía la misma sensación que yo, la de estar posiblemente perdiendo el tiempo. Estaba como atrapado allí jugando, lo hablé con mucha gente y hasta con psicólogos deportivos que teníamos gratis en la Universidad.
En el momento de dejarlo recuerdo que venía trabajando duro, entrenándome fuerte para disputar Futures en Túnez, mi ránking rondaba el 600 o así del mundo. Con la pandemia se complicó todo y tenía muchos problemas para entrar allí. Cuando ya podía, no me apetecía nada, pensaba decirle a mi entrenador que no me encontraba bien o algo. Lo hice y tomé al poco la decisión de dejarlo y aplicar a un máster de finanzas. Paré de competir durante un mes y viendo que perdía ránking me quedé tranquilo y hasta aliviado."
La nueva vida de Axel Geller, mucho más ilusionante
"No paro de trabajar, incluso de madrugada estoy. Termino muy tarde a menudo. Laburo en finanzas para una entidad bancaria. Hablé con mucha gente y salieron opciones para mi perfil. Me mudé hace tres meses a Manhattan y con un entrenamiento previo he podido empezar mi tarea. De momento tengo contrato para dos años."
Lo que aún le vincula al tenis y sus planes de futuro
"Apenas he podido jugar en estos últimos tiempos. Mis dos raquetas que tengo acá, están con las cuerdas cortadas. Casi todo mi material lo dejé en la Universidad y es que en Nueva York no sale muy rentable alquilar canchas. En Stanford pude jugar con uno de los fundadores de Google y también con otra gente muy famosa del mundo en el que ahora me muevo.
Ahora mismo estoy trabajando muchísimo pero te ayuda mucho a conocerte mejor y saber qué es lo que realmente quiero en mi futuro. Estoy en búsqueda de mi nueva pasión, que en su día pensé que era el tenis. Claro que me encantaría más adelante ligarme al tenis y ayudar en ese sector. Me resulta triste que muy pocos jugadores puedan dedicarse enteramente al tenis. Es algo tremendo que un top 150 no le llegue apenas para sobrevivir a final de mes.
Algo de melancolía me queda por mi pasado, hace tres años que no vuelvo a Argentina. Pero lo ideal es no mirar atrás, estar orgulloso de lo hecho en el tenis. Allí en la Universidad dejé dos fotos: Una con mis padres y mi hermana y otra con Roger Federer, al que conocí en la cena de campeones de Wimbledon en 2017. Eso son cosas imborrables que me quedarán para siempre."