El error que le costó la carrera a Mikhail Youzhny

El ruso explica en su autobiografía cómo una mala gestión de la pretemporada en 2014 le llevó a caer en el ranking hasta verse obligado a retirarse.

Fernando Murciego | 14 Dec 2021 | 22.31
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Mikhail Youzhny en su etapa de jugador. Fuente: Getty
Mikhail Youzhny en su etapa de jugador. Fuente: Getty

Si algo positivo podemos extraer de la retirada de un tenista profesional es que, solamente cuando cuelgan la raqueta, es cuando realmente nos enteramos de lo que sufrió estando en activo. El último caso lo tenemos en Mikhail Youzhny, quien se ha animado este año a publicar su autobiografía en formato libro, aunque de momento solo está disponible en ruso. Los compañeros de Championat se han encargado de rescatar el relato de uno de los momentos clave de su carrera. Sucedió a finales de 2013, en lo que parecía la segunda juventud de su carrera.

Nos situamos: octubre de 2013, torneo de Valencia. El ruso, ya con 31 años, se convierte en guardián del Ágora y aquello le impulsa en la clasificación y en su confianza como jugador. Su nombre vuelve a estar entre los 15 primeros del ranking y la ambición se dispara, mucho más teniendo en cuenta que apenas defiende puntos hasta Roland Garros. El sueño de regresar al top10 estaba a un paso, era real, algo que encajaba perfectamente con el buen momento personal que vivía con su mujer y sus hijos. Tras unos días de descanso, voló a Moscú durante un tiempo y luego puso rumbo a Tailandia, donde residía. Allí comenzaba una pretemporada que debía ser clave para dar un nuevo salto en 2014, lo que no pensó era que allí se daría el mayor error de su carrera.

Trabajé con una actitud loca, incluso hacía más de lo que me mandaban mis entrenadores. Tenía tantas ganas de afrontar el inicio de la próxima temporada que quería estar en plena forma, pensé que podía mover montañas. Recuerdo levantando pesas más pesadas de lo habitual en los entrenamientos, no miraba pensando en el futuro, así que después de tres semanas entregándome al máximo me di cuenta que me había quedado sin recursos, estaba agotado. Quemado. La sobrecarga de tanto trabajo acabó conmigo”.

Lo explica muy bien Mikhail, aunque lo peor fueron las consecuencias. Un pequeño dolor en el codo derecho a la hora de sacar se fue agravando poco a poco, cosa que el ruso entendió como algo temporal. En Chennai, el primer evento del curso, se tuvo que retirar por una intoxicación y en el Open de Australia no pasó de segunda ronda. Youzhny estaba enfermo, su cuerpo se lo estaba diciendo, incluso su entrenador le mandó parar. ¿Cuál fue su respuesta? Coger un avión para jugar Zagreb y Rotterdam. El anhelo de tocar de nuevo el top10 le llevó a forzar, le cegó por completo. ¿Cuál fue el resultado? En ambos torneos no pasó del debut. En su mente estaba todavía el éxtasis vivido a finales de 2013, el mismo que le apartó de la realidad.

El dolor se multiplicó hasta un altura donde ya no podía ni entrenar, la situación era devastadora. Por fin, aunque tampoco le quedó otra, Youzhny decidió parar una semana para luego marcharse a Dubái, donde hizo cuartos de final. En esa ronda le esperaba Novak Djokovic, un reto mayúsculo para todo lo que venía arrastrando. No fue lo más valiente, pero el ruso fue honesto con sus capacidades y decidió no presentarse al partido. Se bajó del torneo y cambió de página. Era momento de pensar en la gira estadounidense de marzo, aunque allí las cosas tampoco salieron como esperaba. En Indian Wells se quedó enganchado de la espalda, mientras que en Miami tampoco debutar debido al fallecimiento de un familiar, por lo que tuvo que volver a casa. La suerte no estaba de su lado, no hacía falta tener una titulación para verlo.

Nunca volvió a ser el mismo

Mikhail optó por la opción más sensata y consultó con los especialistas, pero no le gustó lo que escuchó. Según los médicos, la solución para el dolor pasaba por una cirugía, aunque le daban un 50% de probabilidades de éxito. Aquello a Youzhny le resultó una estupidez, así que prefirió ser más conservador y tratarse con terapia manual durante un tiempo para aliviar gradualmente las molestias. Entre unas cosas y otras el verano ya estaba aquí, pero los resultados no. ¿Hasta cuándo duraría aquella tortura? Hasta el Masters 1000 de Shanghái, donde el ruso alcanzó los cuartos de final, ronda en la que Feliciano Lopez le cortó las alas. Muchos pensaron que aquel evento podría ser el trampolín que cambiara todo, pero nada más lejos de la realidad. Aquella fue la última vez que el de Moscú enlazó tres victorias en un torneo oficial… y eso que todavía le faltaban cuatro años para retirarse.

¿Por qué sucedió todo esto? ¿Cómo es posible que un tenista tan veterano y un equipo tan experimentado no supieran manejar la situación? Él mismo resuelve el misterio. “Todavía no tengo la respuesta definitiva, pienso que, hasta cierto punto, no teníamos la experiencia necesaria. No tomé en cuenta que con 32 años ya no podía hacer las mismas cosas que con 20, ni siquiera con 25. A esa edad no se puede asumir tanta responsabilidad, a veces es mejor soltar un poco la situación y, tras una pausa, continuar. Pero no supe, me sentí abrumado por tanta voluntad y al final me engañé a mí mismo”, concluye el ruso.