
El Us Open disputado hace dos semanas se convirtió en un torneo único por un conjunto de circunstancias muy diversas. Es imposible olvidar el pelotazo de Novak Djokovic, un incidente fortuito que cambió completamente la marcha del torneo y que, quién sabe, con el tiempo podría convertirse en un episodio más importante de lo que podría parecer en la carrera del serbio. La ausencia de público, siendo el primer Grand Slam jugado dentro de una burbuja sanitaria por la situación de pandemia mundial, es otro elemento imprescindible a tener en cuenta.
Sin embargo, si hay algo por lo que se recordará al Us Open 2020 será por su desenlace. Fue el Slam que rompió una racha de sequía que ha deslucido la carrera de muchísimos jugadores incapaces de alzarse con la corona de un Major. Fue una rara avis: el primer Grand Slam conquistado por un jugador de la década de los 90, alguien más joven que ya no solo el Big-3, sino jugadores como Juan Martín del Potro o Marin Cilic. El encargado de romper la tendencia fue Dominic Thiem, pero jugadores mucho más jóvenes como Alexander Zverev asomaron la patita. Pero...
Uno de los datos a comentar fueron las bajas audiencias de dicho torneo y, en concreto, de la final. ¿Cómo generar expectación en el público casual cuando ni Federer, ni Nadal ni Djokovic estarán presentes en sus pantallas? ¿Cómo vender el atractivo de una final de Grand Slam entre dos primerizos en esas instancias? Esta pregunta se la hicieron muchos; no en vano, es una cuestión que ondea en el horizonte más próximo. Ni Federer, ni Nadal ni Djokovic son eternos y el tenis debe sobrevivir y seguir subsistiendo.
También le hicieron esta pregunta a Rafa Nadal tras su rueda de prensa de ayer, una cuestión que dio lugar a una larga respuesta del español. ¿Qué debe hacer el considerado futuro del tenis para, al menos, competir con las cifras que generaciones anteriores han arrastrado hacia este deporte? La respuesta del balear fue sencilla, categórica y bastante madura.
"Necesitan tiempo, simplemente. Probablemente necesiten títulos, finales. Partidos como el que Dominic jugó en esa final ayudan a ser más popular, solo eso", apostilló Rafa, que entonces pasó a recordar los primeros pasos de una rivalidad que ha marcado la historia del tenis mundial. Sí, la popularidad de Federer y el balear no nace de la nada: "Hoy en día no se crean estrellas muy populares. Necesitas alcanzar éxitos, diferentes cosas. Diría que la primera final que yo jugué o la primera final que Federer jugó no se vivió de la misma forma en la que se viviría ahora, ¿no?".
En conclusión, si algo se desprende de las palabras de Nadal es que el estado de salud del tenis estará en buenas manos, siempre y cuando las próximas generaciones hagan su trabajo sin fijación excesiva en lo que otros tenistas consiguieron antes. "Conseguir esa popularidad forma parte de un proceso, lo que al fin y al cabo es normal, ¿no? Nosotros hemos estado en el circuito durante no sé cuántos años, y hemos estado arriba en muchas ocasiones. Puede que Federer y yo consiguiésemos que nuestra rivalidad fuese especial, y que eso vaya más allá del mundo del tenis. Pero creo que ellos tienen que hacerlo a su manera".