
El coronavirus ha cambiado por completo el panorama tenístico internacional. Una vuelta segura del circuito pasa por renunciar a ver gradas llenas de gente. En deportes como el fútbol o el baloncesto, con contratos televisivos altamente lucrativos, esta falta de espectadores no supone un problema tan grave. Los torneos tenísticos, sin embargo, se nutren en su mayoría del dinero que los espectadores dejan en el evento: no solo por las entradas que compren para ver los partidos, también por lo que puede suponer su presencia a la hora de comprar comida o merchandising.
Encerrados en burbujas, todo esto se convertirá en una reliquia de la era preCOVID-19. Con ello, problemas. El primero es bastante claro: una reducción bastante importante del prize money que los tenistas obtengan de estos torneos, que en su gran mayoría se disputarán a puerta cerrada. Con la vuelta del circuito, Cincinnati marca la primera parada en lo que a un evento mixto se refiere. Y ATP y WTA han decidido atajar esta problemática a través de dos vías bastante diferentes.
ATP and WTA chose radically different approaches to prize money (re)distribution in this new era.
At 'Cincy', WTA champ will earn MORE than ATP champ. But early round losers on the ATP side will get x3 as much as WTA players.
Winner to R64 $$$ ratio:
ATP: 11 to 1
WTA: 36 to 1 pic.twitter.com/5n3qgAnwMo
Como podemos ver en el tuit de Oleg S, la WTA ha optado por un camino ciertamente continuista. Esto provoca una situación insólita: la ganadora del WTA de Cincinnati recibirá más dinero que el ganador del torneo masculino (próximamente veremos por qué al mencionar a la ATP). El esquema de ir poco a poco doblando el dinero en función de la ronda se mantiene, lo que provoca que prácticamente en todas las instancias del torneo (salvo en la primera ronda) haya una reducción de dinero.
Por ejemplo, le ganadora se embolsará 330,000 $, un 61% de lo que recibió el año pasado, siendo este el porcentaje más bajo de todas las rondas. Las diferencias entre lo obtenido en primeras rondas y semifinales, final o título se hacen más evidentes y abren una brecha mayor si comparamos con el camino que ha tomado la ATP.
Y es que la asociación masculina ha decidido hacer una reducción gigante en la parte de arriba de la pirámide con el objetivo de solidificar la base. Parece que la situación por el coronavirus ha hecho que las plegarias de muchos tenistas tengan resultado y éxito, buscando una redistribución más igualitaria con el objetivo de mantener con hambre a aquellos tenistas alejados de los focos. El significativo corte para campeones, finalistas y semifinalistas (que recibirán un 26%, 33% y 43% de lo ganado en 2019, respectivamente) permite un aumento de prize money en primeras rondas y fase previa.
Sí, lo han oído bien. A pesar de, como decimos, los déficits que muchos torneos enfrentarán ahora debido a la situación de emergencia, la ATP ha permitido que haya un aumento de dinero en las primeras rondas, algo prácticamente insólito. Tanto en la primera como en la segunda ronda del cuadro principal los tenistas tendrán una subida (de en torno a 2,000 y 4,000 $ respectivamente), mientras que en la fase previa se ha hecho un trabajo increíble, aumentando en la misma proporción el dinero para la primera y la segunda ronda. Un gesto inesperado a la par que agradable.
Todo esto, como hemos mencionado anteriormente, es permitido por el inmenso bajón en el prize money de, por ejemplo, el ganador del torneo. El campeón del Masters 1000 de Cincinnati recibirá 285,000 $: en efecto, menos que la campeona. Sin embargo, los jugadores que caigan en las primeras rondas del torneo se embolsarán prácticamente el triple que las tenistas que así lo hagan en el cuadro femenino.
Como podemos ver, son dos formas de encarar una situación inédita. Siempre habrá aquellos que critiquen, alaben, y se queden con una por delante de otra. Los datos son estos y ahora solo falta que la pelota amarilla vuelva a botar, y que los tenistas se ganen ese dinero con el esfuerzo en cancha al que estamos acostumbrados a ver.