El mundo del tenis da tantas vueltas como años permanezcas dentro de él, como si de un circuito se tratara. Sin embargo, no todas las vueltas son iguales, hay algunas en las que el recorrido se hace más amable, más gustoso, casi inolvidable. Vueltas que merece la pena repetir, o al menos intentarlo. Pancho Alvariño, al frente de su propia academia (Pancho Alvariño Academy) en el Club de Tenis Las Vegas (La Eliana, Valencia), sigue enfocado en encontrar y construir nuevos talentos para enviarlos al profesionalismo, una misión que se vuelve más fácil si recuperas el bólido que ya manejaste hace dos décadas: Dinara Safina.
El técnico valenciano conoció a la rusa cuando ésta llegó a España con 12 años y la formó hasta los 17, dándole las bases necesarias para gobernar el circuito. No hace falta ni repasar lo que fue luego la carrera de Dinara. Seis años después de su retirada, ahora es Safina la que regresa a nuestro país para ayudar a Alvariño a diseñar un proyecto ganador como el suyo. Punto de Break se reúne con ambos en la terraza del club y, con la obligada compañía de unos refrescos dada la temperatura, nos limitamos a escucharles dialogar. Una charla de tenis que va del pasado hasta el futuro y que se fundamenta en una relación casi familiar entre sus protagonistas.
¿Nuevo proyecto o proyecto mejorado?
Pancho: Es una suma. Seguimos orientados con las chicas, aunque ahora también tenemos algún chicos. Es lo que ya teníamos pero con la presencia de Dinara, lo que es y lo que ella representa. Personalmente, creo que es la combinación perfecta. Nos conocemos de hace muchos años, la he entrenado varias veces y tiene muchísima experiencia. Me supone una gran alegría volver a trabajar con ella, siempre he creído mucho en el trabajo en equipo, en sumar ideas, energías y tenis. Vamos a empezar tranquilamente, sin ponernos grandes objetivos, simplemente aportado nuestra parte y buscando un espacio en el que estemos cómodos.
Dinara: Es un placer volver aquí, le tengo mucho cariño a Valencia. Viví aquí desde los 12 años, es como mi segunda casa. La verdad es que siempre intenté volver de vez en cuando, incluso cuando empecé a jugar el circuito profesional, en mis tres últimos años en activo volvía mucho para preparar algunos Grand Slams. El pasado mes de enero estuve por aquí y hablé con Pancho sobre este nuevo proyecto, incluso quisimos anunciarlo antes, pero vino la cuarentena y tuvimos que esperar.
Pancho: Nosotros entrenamos juntos durante cinco años y, aunque luego te fuiste y estuviste con otros entrenadores, en realidad nunca te fuiste porque siempre mantuvimos el contacto. Recuerdo que venías todos los años a hacer la pretemporada y en las giras de tierra batida, incluso tu hermano Marat siguió viniendo. Me encanta escucharte y ver lo que transmites, se nota las ganas que tienes y que quieres volver. A nivel táctico creo que no hay nadie como tú, de verdad, lees los partidos de una manera increíble, así que es un lujo tenerte cerca y aprender de tu experiencia.
Dinara, habrás tenido muchas ofertas, ¿por qué elegiste Valencia?
Dinara: Realmente no tuve tantas ofertas, lo que sí quería era tener una especie de base donde estar cubierta de todo lo necesario. Aquí tienes preparador físico, tienes fisioterapeuta, tienes pistas de entrenamiento, tienes un equipo. Es importante contar con esto, al final es lo que buscan las jugadoras. Pero bueno, igual la semana que viene me llama alguien del top10 y me pide que me vaya a trabajar, nunca se sabe…
Pancho: ¡Eh! Nada de eso (Risas).
Dinara: Aquí la realidad es que tenemos muchas jugadoras que están entre el top300 y el top400, pero de ahí al top100 no hay un salto tan grande. Ellas se piensan que sí lo hay porque nunca han estado ahí, se creen que es como ir de Valencia hasta Moscú, pero tú puedes ir hasta Moscú andando, puedes ir en coche o puedes ir en avión. Tú eliges lo rápido que quieres llegar, pero puedes llegar. Ellas creen que ser top100 es otro mundo pero no es otro mundo, ni siquiera ser top50. Me gustaría enseñarle a las chicas que ese camino no es tan difícil como se piensan.
Solamente por el hecho de traer a una Nº1 da para pensar que el proyecto, sí o sí, tiene que ser ambicioso.
Pancho: Cuando trabajas en competición esa es la idea. Si no tuviera esa ambición de formar jugadores, no estaría aquí. Al mismo tiempo, también sabemos que es muy difícil, que se deben dar muchas cosas, así que nuestra intención es ayudar a las jugadoras. Sacar una Nº1 o una top10 es muy complicado, el objetivo es ayudar a cada una a sacar su máximo potencial, igual el potencial de una es ser 80º y el de otra es ser 200º, no importa. Ojalá que el proyecto sea tan ambicioso como dices, sobre todo con la figura de Dinara, ella conoce mejor que nadie el proceso que hay que recorrer hasta llegar arriba.
Dinara: Pero no todo depende de nosotros, Pancho. También cuenta mucho que la jugadora quiera, que compartan nuestras ideas. Hay muchas jugadoras que afirman querer ser profesionales pero a la hora de la verdad no quieren tanto. Tú le puedes apretar mucho a un jugador, pero igual el jugador es feliz estando 500º del mundo, por muy difícil que sea de entender. Yo siendo tenista siempre quise lo máximo, pero cada uno tiene su objetivo. Habrá gente que sea feliz siendo 500º y otro que sea top10 y no esté contento, porque quiere llegar más arriba.
¿Se puede entrenar esa ambición en un jugador?
Dinara: Es difícil, tú puedes tirar pero si la jugadora no tiene ganas se complica. Para llegar al Nº1 necesitas un poco de todo, por supuesto mucho trabajo. Es un cúmulo de cosas, incluso la suerte afecta. Hay veces que ni siquiera puedes ser el Nº1 de tu país. Mira Wawrinka, por muy bien que juegue nunca será el mejor de Suiza. O David Ferrer. Tienes que estar en el lugar exacto, a la hora exacta y con el equilibrio perfecto.
¿Algún perfil interesante que te haya llamado la atención?
Dinara: Me encanta María Castaño, la pequeñaja. Es un proyecto muy interesante, tú puedes ver a chicas que jueguen más fácil o menos fácil, pero eso no es lo más importante. Lo que de verdad importa son las ganas que le pones, las ganas que tienes de aprender. Por eso me gusta la actitud de María, me transmite mucha motivación para ayudarla, aunque sabemos que todavía es muy pequeña, tiene 14 años. Es una edad de muchos cambios, de no tener miedo, te dice que quiere ser Nº1 pero tampoco entiende lo que eso significa. A partir de esas edades, si pierdes un par de partidos te pueden llegar las primeras dudas, porque la chica que tienes enfrente también tiene 14 años y juega igual de bien. Si no cambia, creo que María puede llegar a ser muy buena.
Pancho: Juega muy bien, es verdad, está entre las mejores de España de su edad. La niña tiene mucha potencia, mucha fuerza y muchas ganas, eso es lo más importante, la motivación intrínseca de cada uno. En este mundo todos te dicen que quieren ser tenistas pero, luego cuando ves el estilo de vida que llevan, ves que es imposible. Esta niña de verdad quiere, vive para el tenis y trabaja para ser tenista. Nosotros, los entrenadores, debemos enseñarles el camino, ir siempre un pasito por delante, pero al final son ellos los que tienen la última palabra. Cuando un jugador llega al top100, a partir de ahí ya entra en juego la genética, la ambición y la capacidad de mejora, ahí es dónde se ve si un jugador es un top100 o es un top10.
También tenéis el grupo de Alba Carrillo, Noelia Bouzo, Ángela Fita…
Pancho: Seguimos trabajando con ellas, todas tienen muy buen nivel, aunque siguen con un ranking top300, top400. Estamos convencidos de que todavía no han dado su máximo, así que estamos en esa fase de que realmente se lo crean, que vean que pueden. Es cierto que el tenis femenino también ha cambiado mucho, hace 20 años recuerdo ir a torneos de 15K y mis jugadoras hacían cuartos y semis ‘sin jugar’. Hoy en día, si no juegas muy bien desde la primera ronda, te vas para casa. Hay mucha igualdad, mucha competencia, la gente cada vez juega mejor al tenis. La globalización ha llevado los sistemas de entrenamiento a todas las partes del mundo, ahora todos saben cómo entrenar.
Monica Seles dijo en su día que el mayor potencial de una tenista duraba hasta los 21 años. ¿Existe una fecha de caducidad para explotar?
Dinara: Hay que estudiar cada caso. A veces es porque el jugador ha estado estudiando y primero pensaba en acabar la carrera y luego en el tenis. Es un ejemplo. Por otro lado, si tú tienes 21 años, tus padres te ofrecen los mejores entrenadores y no llegas, evidentemente algo está fallando. En ese momento el jugador ha de ser sincero, aceptar si quiere o no quiere ser bueno. Pero eso conlleva mucha sinceridad con uno mismo. Esta vida requiere de mucho sacrificio, muchas cosas a las que tienes que decir ‘no’. Tampoco hay que decir ‘no’ siempre, tus vacaciones son tuyas y has de disfrutarlas como cualquier otra persona, pero sí hay momentos que te tienes que privar de ciertos planes. Si tus amigos tienen una cena y tú tienes que descansar para un partido, en ese momento estás eligiendo lo que quieres.
Pancho: Hoy en día es uno de los principales problemas. Todo el mundo te dice que que quiere ser tenista pero no saben lo que significa esto. Ser tenista es vivir por y para el tenis, un estilo de vida que tienes que elegir. Eso supone sacrificio, renuncias y una motivación intrínseca increíble, tienes que anteponer todo en tu vida al tenis. Esto hoy en día es complicado encontrarlo por la inmediatez, la gente tiene prisa, no entienden que esto es un proceso muy largo y no siempre en línea ascendente. Se necesita de mucho compromiso diario para asimilarlo, ya que ni siquiera haciendo todo bien te garantiza ser tenista. Lo que sí sabemos es que, por mucho talento que tengas, si no haces todo esto, jamás serás tenista.
Hay casos de gente que, sin dar su mayor esfuerzo, llegaron a la cima por puro talento.
Pancho: No creo. Con talento y sin trabajo, no llegas. En TenisVal teníamos a Sara Errani y David Ferrer que no tenían un talento increíble en cuanto a facilidad, pero sí un talento increíble en cuanto a capacidad de trabajo y sufrimiento. Con Marat me decían lo mismo, que tenía mucho talento, pero nadie sabe lo que trabajó Marat en Valencia desde los 13 hasta los 17 años en cuanto a preparación física, eso fue lo que le permitió luego llegar. El talento sin trabajo yo no me lo creo. Con Dinara estuve cinco años y ni una sola vez le tuve que decir ‘Muévete’ o ‘Vamos a entrenar’, eran cosas que ella quería.
El tenis ha cambiado a mucho, ¿a mejor o a peor?
Dinara: Es difícil de decir, para comparar tendría que estar en pista y ver cómo juegan las chicas. Hay gente que dice que ahora las jugadoras pegan más duro que antes pero no lo tengo claro, no estoy ahí abajo sintiendo la bola pero… mirando al pasado encuentro jugadoras con más variedad y mucho más consistentes. Eran mucho más completas: Clijsters, Henin, Serena, Venus, Dementieva, Mauresmo, Capriati, Davenport, etc. Cada una tenía algo que te obligaba a hacer tu mejor tenis si querías ganarla; ahora te encuentras con jugadoras que un día juegan bien, luego te hacen cuatro primeras rondas y después vuelven a ganar otro torneo. Son muy irregulares y no logro entender por qué, ¿cómo puedes pasar de ganar un Grand Slam a perder cinco partidos seguidos?
Pancho: Todo es evolución, a cualquier que le preguntes te dirá que el tenis de antes era más variado, que había jugadores más completos, con la excepción evidente del Big4. Estos juegan a otra cosa.
Dinara: ¿Big4? ¿Quién es el cuarto?
Pancho: Bueno, yo siempre cuento a Murray, incluso a Del Potro. Estos dos si no hubiera sido por las lesiones… pero bueno, es difícil comparar. En cada época se juega de una manera, pero estoy convencido de que los mejores se hubieran adaptado a cualquier época, hay gente que ha nacido para jugar al tenis. Ahora lo que tenemos es un perfil de jugador más inconsistente, antes las buenas no te perdían nunca antes de cuartos de final. Y si nos vamos a la época de Graf, las primeras rondas ni existían, el debate estaba en cuántos minutos iba a cerrar Steffi la victoria.
Ha cambiado el juego, pero también lo que hay a su alrededor.
Pancho: Ahora hay demasiadas distracciones, los jugadores están más dispersos con los temas de la publicidad, o las chicas con las fotos y las revistas. Quizá antes el jugador estaba más centrado en el tenis y no miraba tanto lo que había alrededor. Igual antes viajabas con un libro, tranquilamente, existía mucha más comunicación con tu jugador; ahora todo es más profesional pero esos lazos se han perdido, el contacto humano se ha visto muy reducido. Antes había mucho más compromiso en la relación jugador-entrenador, ahora es todo más frío, ya no te dejan influir tanto. Si hay resultados, seguirás entrenando al jugador; si no hay resultados, a la calle.
Dinara: Ahora la vida es así, la clave está en encontrar un balance entre el trabajo y todas esas distracciones. Las redes sociales también ayudan a venderte mejor, a dar una imagen positiva, pero no puedes llegar a perder la cabeza con esto. Lo que suele pasar es que muchas jugadoras se crean más importantes de lo que son por culpa de las redes. ¿A que no ves a Roger o a Rafa poniendo cientos de fotos diarias? De hecho, ni siquiera llevarán sus propias cuentas. Antes se vivía más tranquila, es posible, pero siempre hay que fijarse en los buenos. Roger no necesita compartir la foto de lo que ha desayunado, pero el que está 80º del mundo sí lo hace porque necesita más atención. Cada uno busca lo que quiere.