Las 10 grandes historias de Montecarlo antes del imperio de Nadal

Repasamos los episodios más notables de un torneo que ha dejado imágenes memorables para la historia del tenis que merece recordar.

Diego Jiménez Rubio | 18 Apr 2020 | 22.33
facebook twitter whatsapp Comentarios
Thomas Muster, historia del torneo de Montecarlo. Foto: gettyimages
Thomas Muster, historia del torneo de Montecarlo. Foto: gettyimages

Pocos torneos hay con tanto encanto, identidad, sabor e historia como el de Montecarlo. Con el Mediterráneo como telón de fondo y el glamour como elemento indisociable, el Montecarlo Country Club se ha convertido en uno de los escenarios más míticos donde puede jugarse a tenis y el torneo en todo un clásico de este deporte. El imperio de Rafael Nadal desde hace lustros lo ha convertido en su particular coto de caza, pero conviene recordar alguno de los episodios que sazonaron la historia de este evento antes del aterrizaje del balear en la élite. Se celebra desde 1897, siendo uno de los torneos más antiguos del mundo, aunque su primera edición de la Era Open se produjo en 1969. Estas son las historias más destacadas del torneo monegasco.

1. Dos británico y un australiano establecieron los primeros dominios

Las diez primeras ediciones se las repartieron entre Reginald Doherty y Laurence Doherty, dos hermanos de la alta sociedad británica que fueron fundamentales en la difusión del tenis por el continente europeo y despertaron el afán competitivo de muchos otros. Anthony Wilding, australiano, fue el primer jugador no británico en alzarse campeón en Montecarlo, allá por el 1908. Acabaría sumando cinco títulos, antes de que en la década de los 20 y 30 fuera protagonista Henri Cochet, con tres títulos.

2. Gottfried Von Cramm, un campeón alemán que incomodó a Hitler

Repasando el palmarés del torneo, es inevitable dar un respingo al encontrarse con banderas nazis. Gottfried Von Cramm se proclamó campeón en 1936 y 1937, años en los que Hitler construía el relato a partir del cual legitimaría sus actos de guerra. Sin embargo, Von Cramm no comulgaba para nada con esos ideales y su popularidad en Alemania estaba por las nubes. Criticó duramente el aislamiento que hizo el gobierno a un jugador judío, Daniel Penn, lo que llevó a que el dictador tomara la decisión de espiar al tenista. Se le intentó reclutar para la causa, pero la resistencia de un Gottfried que venía de una familia aristócrata de Hannover, terminó derivando en su detención en 1938 por ser homosexual y mantener relaciones con un actor judío. Fue puesto en libertad seis más tarde por la presión popular de todo el mundo del tenis.

3. Andrés Gimeno, primer jugador español en ganar el torneo

Su triunfo se produjo en 1960, imponiéndose en la final al británico Mike Davies por 8-6 6-3 6-4 (no había tiebreak en esa época). Manolo Santana, en 1966 ganando a Nicola Pietrangeli en la final, y Manuel Orantes (en 1975 contra Bob Hewitt) fueron los otros vencedores nacionales antes de la década de los 90, donde Sergi Bruguera y Carlos Moyà fueron protagonistas, antes de la aparición en escena de Juan Carlos Ferrer y el citado Nadal.

4. Solo tres hombres hicieron triplete hasta la irrupción de Nadal

Nunca ha sido sencillo ganar en Montecarlo y así se desprende del variado palmarés. Ilie Nastase (1971, 1972 y 1973), Björn Borg (1977, 1979 y 1980) y Thomas Muster (1992, 1995 y 1996) fueron los únicos que habían conseguido sumar tres títulos antes de que aterrizara en nuestras vidas el genio de Manacor. Fueron tres hombres que se sintieron cómodos en el Principado e impusieron sus particulares y diferentes estilos.

5. La versión más arrolladora de Borg en 1980

El sueco residió gran parte de su vida como jugador en Montecarlo y era un habitual en el club. Su gigante nivel de popularidad le impedía llevar a cabo una vida normal en cualquier sitio, aunque en Mónaco gozaba de cierto margen y se concentraba mucho en entrenar. Uno de los partidos más impresionantes del sueco se produjo en la final de 1980, cuando ganó por 6-1 6-0 6-2 a Guillermo Vilas. Infligir un castigo tal a uno de los mejores de la historia en tierra batida fue una demostración de poderío asombrosa por parte de Björn.

6. La edición del 1981 se quedó sin ganador

Jimmy Connors y Guillermo Vilas se medían en un partido que prometía emociones fuertes. La lluvia había ido dificultando el desarrollo normal del torneo durante toda la semana, teniéndose que aplazar la final al lunes. Sin embargo, las condiciones no mejoraban y los pronósticos indicaban lluvias durante los siguientes días. Eso es lo que hizo que tras disputar diez juegos, con un marcador de 5-5, la lluvia hiciera su enésimo acto de presencia y la organización decidiera declarar desierto el torneo. Para la ATP nadie ganó ni fue finalista. Ese año, Borg se proclamó campeón en París y en Montecarlo 1982, Vilas encontró el que era su segundo título.

7. Andrei Chesnokov, el triunfo más sorprendente

Nadie apostaba por este jugador soviético que se proclamó campeón en 1990, imponiéndose por 7-5 6-3 6-3 en la final a Muster. Si bien es cierto que llegó a ser top-10 y terminó su carrera con siete títulos, Chesnokov solo pudo llegar una vez a semifinales en un torneo de Grand Slam (Roland Garros 1989). Su victoria en un contexto sociopolítico tan convulso como era la reciente caída del muro de Berlín y progresivo aperturismo de su país generó una gran atracción mediática. En Montecarlo 1990, cuajó un gran torneo ganando a jugadores como Emilio Sánchez-Vicario y Marc Rosset.

8. El retorno de Björn Borg con raqueta de madera en 1991

Siete años después de anunciar su retirada profesional, el sueco regresó al torneo celebrado en su segundo hogar en medio de una expectación asombrosa. El foco mediático estaba puesto en un Borg que desafiaba a la nueva era del tenis, al proponerse seguir jugando con raqueta de madera. El resultado no pudo ser más decepcionante. Jordi Arrese le ganó por 6-3 6-2, en un encuentro que el propio español narra en nuestro podcast de una manera muy interesante.

9. La maldición de Boris Becker y un partido inolvidable con Muster

Que no fuera capaz de ganar Roland Garros no significa que el germano no se desenvolviera bien sobre tierra batida, pero lo que experimentó en Montecarlo fue muy doloroso. Perdió tres finales y en todas ellas partía con muchas opciones de vencer. Sucumbió en la de 1989 ante Alberto Mancini por 7-5 2-6 7-6 7-5. El argentino estuvo iluminado esa temporada, ganando también en Roma, lo que le valió para sumar dos de los tres títulos con que acabó su carrera.

Lo volvió a intentar en 1991, pero se topó con un inconmensurable Sergi Bruguera que venció por 5-7 6-4 7-6 (6) 7-6 (4) en un partido resuelto en detalles. Aunque el drama máximo llegó en la final de 1995. Becker dominaba dos sets arriba ante Thomas Muster, que había terminado su semifinal ante Gaudenzi totalmente exhausto y con síntomas de deshidratación. Boris dispuso de dos bolas de partido en la cuarta manga, pero cometió una doble falta en una de ellas y terminó claudicando por 4-6 5-7 6-1 7-6 (6) 6-0.

10. Gustavo Kuerte y Juan Carlos Ferrero, últimos dobletes antes del imperio con éxito francés intercalado

Dos de los grandes especialistas en tierra batida del final de siglo XX e inicios del siglo XXI nunca midieron fuerzas en el Principado, pero fueron protagonistas. El brasileño ganó en 1999 (tras retirada en la final de Marcelo Ríos con 6-4 2-1) y en 2001, ante el marroquí Hicham Arazi por 6-3 6-2 6-4. En el año 2000 se produjo uno de los momentos más emotivos de la historia del torneo, con el triunfo de Cedric Pioline después de 37 años de que otro francés, Pierre Darmon, se proclamara campeón. El galo rompió a llorar en la pista por la tensión contenido tras imponerse a Hrbaty en la final. Por su parte, el de Ontinyent encadenó dos títulos de manera consecutiva en 2002 y 2003, venciendo en sendas finales a Moyà (7-5 6-3 6-4) y Coria (6-2 6-2), respectivamente.