Victoria trabajada pero cosechada finalmente. No fue un día para nada sencillo ya que la lluvia estuvo presente en Washington y parte de la jornada tuvo que verse suspendida aunque el encuentro de Andy Murray se disputó a partir de las 22:00 sobre la pista central habiendo estado programado tres horas antes.
El escocés que regresaba tras no participar en Wimbledon ya que aún no se veía capaz de jugar encuentros a cinco sets, eliminó en primera ronda a Mackenzie McDonald por 3-6, 6-4, 7-5 en dos horas y 37 minutos de juego. Fue un triunfo muy importante para sus intereses por el transcurso de la cita y la confianza que depara poder alzar los brazos tras luchar.
El ex No.1 del mundo, comenzaba con quiebre con un estadounidense bastante atado y con nervios ya que un hombre como el de Dunblane suele intimidar a pesar de que esté recuperando su juego tras una lesión duradera. Las dudas de Andy comenzaron a llegar. Sus bolas se quedaban cortas, con el primer servicio no encontraba un porcentaje cómodo para sobrevivir y además cometía bastantes errores no forzados. Era Mackenzie quién llevaba el patrón de juego imponiéndose en los rallies y queriendo implementar el ritmo con golpes más agresivos.
Rompió en tres ocasiones el saque de Murray para verse por delante en el electrónico. El segundo parcial ató las mismas piezas que el asalto de presentación. Se situó por delante pero el remordimiento de sus pensamientos volvieron a atosigar su estado vital y le obligaron a perder el ritmo. El estadounidense, por su parte, se mantenía sólido, creía en sus posibilidades y a medida que transcurrían los minutos se encontraba más motivado.
Se respetaron el servicio mutuamente hasta que llegaron a los momentos calientes del set. El británico, servía con 4-4 en un juego que iba a tener consecuencias. McDonald, estuvo cerca de poder quebrar pero el coraje de los campeones en los momentos difíciles apareció en Murray y sacó adelante aquel duro instante. Se armó en valor y perseverancia y acto después, a la primera opción de set que tuvo al resto, pudo poner las tablas respirando con más serenidad.
Aquellos momentos de malos tragos hicieron ascender un escalón más al tenista que posee tres Grand Slam en su vitrina. Lucharon en el comienzo de la manga final en un juego muy duro con Andy cosechando un importante quiebre. Se repetía lo mismo que en los dos anteriores pero su compostura en cancha era diferente.
Se podría pensar que el tenista que ocupa el puesto No.80 del ránking pudiera decaer tras tenerlo tan cerca pero no fue así. Continuó en escena con un alegato que mantenía sangre fria. Cabalgaron hasta que el terreno volvía a quemar. Es decir, Murray servía por intentar llevarse el triunfo. La batalla, los nervios y la tensión estuvieron presentes para ver como el de Dunblane se quedaba sin aprovechar cinco opciones de partido. Aquello conllevo a la rotura de servicio y volver a la igualdad.
No obstante, en el siguiente turno, el nivel que estaba ofreciendo a lo largo del tercer set el hombre que disputaba su cuarto partido del año, no decayó y pudo volver a romper el saque al estadounidense. Finalmente, pudo alzar los brazos y con un grito clamoroso se presenta en segunda ronda para medirse al cuarto cabeza de serie del cuadro, Kyle Edmund.