Dani Vallverdú: “Los que compararon a Dimitrov con Federer no saben de tenis”

El técnico venezolano se sienta con Punto de Break tras avanzar a cuartos de final del Conde de Godó. “Grigor lo tiene todo para jugar bien en tierra batida”.

Daniel Vallverdú, entrenador de Grigor Dimitrov. Fuente: Fernando Murciego
Daniel Vallverdú, entrenador de Grigor Dimitrov. Fuente: Fernando Murciego

La casa club del Barcelona Open Banc Sabadell es una autopista de personalidades del mundo del tenis que viene y va, una lista de nombres que avanza sin prisa pero sin pausa, confluyendo entre esas cuatro paredes algunas de las mentes más privilegiadas de este deporte. Una de ellas, la de Daniel Vallverdú (Venezuela, 1986), se sienta con Punto de Break para habla sobre la figura del entrenador, su trabajo con Grigor Dimitrov, el desafío de la tierra batida o las comparaciones absurdas que rodean a los jugadores. Una charla amable después de poner los pies en los cuartos de final en una ciudad que le marcó desde pequeño.

¡Vaya partido con Jaziri!

Partido difícil. Grigor empezó con muchos errores pero fue mejorando a raíz del break con 4-3 abajo, ahí estuvo más sólido. Ganamos el primer set con un gran tenis, luego en el segundo perdimos concentración y terminamos remando en el tercero. Los partidos en tierra batida se pueden ensuciar muy rápido, son cosas del tenis, pero aun sin estar jugando bien supo ganar.

Con lo bueno que es Grigor, ¿no debería ganar más fácil?

Eso es lo que estamos buscando, sacar la mayor consistencia durante todo el partido y no solo a ratos. Creo que es un aspecto donde hemos mejorado mucho, ya se vio el año pasado con los resultados y acabando Nº3 del mundo. Pero sí, todavía queda un hueco que hay que tapar.

¿Qué es lo más difícil de ser entrenador?

La incertidumbre de no saber cómo va a jugar tu jugador cada día. Puedes tener una idea de cómo se ha preparado y cómo lo ves ese jornada, pero al final te sientas en la pista y, cuando arranca el primer punto, tienes esa incertidumbre de no saber qué va a pasar. Con el tiempo aprendes a llevarlo mejor, aunque también depende de lo que haga el otro jugador y otras muchas variables que afectan al partido.

¿Está bien valorado esta profesión?

Yo creo que sí está bastante valorada, se puede ver en los entrenadores que están haciendo un buen trabajo, cómo han mejorado el juego con una gran conexión con el tenista. Es verdad que en tenis el entrenador no está tan en primer plano como en otros deportes, pero también es verdad que en fútbol o basket el entrenador gestiona un grupo amplio de jugadores y tiene unas responsabilidad bastante grande al estar preocupado de muchas más personas. Aun así creo que nuestra figura ha ido ganando mucho respeto en los últimos años.

Sois psicólogos disfrazados de entrenadores.

Todos los tenistas presentes en el circuito ATP juegan muy bien, tú los puedes ayudar técnica y tácticamente, pero lo que marca la diferencia es cómo los puedas ayudar mentalmente, dentro y fuera de la pista. Los entrenadores que sepan encontrar ese balance, sin centrarse únicamente en aspectos técnico-tácticos, marcarán una diferencia grande explotando la parte psicológica.

¿Cómo se trabaja el factor mental?

Al comienzo es complicado porque no conoces al jugador, pero con el tiempo te vas dando cuenta del tipo de persona con la que estás trabajando, es un asunto muy personal, cada uno tiene su metodología y su manera de afrontar cada problema. Algunos entrenadores serán muy directos, otros no tanto, dependerá de la personalidad del entrenador. Tratar de entender mentalmente a tu jugador es clave, sobre todo en los jugadores que están en el top10, hay que transmitirles esa confianza en ellos mismos, que crean en su capacidad de ganar a cualquier jugador.

¿Cómo es Grigor de cabeza?

Es muy duro de cabeza, solo que en los partidos difíciles todos tienen altibajos. El secreto está en mantener la concentración durante más tiempo a lo largo del partido.

La sensación es que todavía le falta regularidad, la clave para destacar en el top10.

Por supuesto, esa es la clave para ganar los torneos grandes y no solo ganar a los mejores en los torneos pequeños, sino hacerlo también en los grandes. Pero claro, primero hay que competir bien en los otros torneos. Cuando uno tiene una base buena en los torneos menores entiende que se puede aprender y mejorar en cada partido que juega, independientemente de la categoría del torneo. Grigor ha mejorado mucho en ese aspecto y todavía seguimos trabajando para mejorar un poco más.

¿Cómo explicarle a un aficionado que el Nº3 del mundo pierda en primera ronda de un ATP500?

Es lo que te decía de la incertidumbre a la hora de empezar un partido. Todos somos humanos, no hay que olvidarlo, el jugador de tenis compite durante once meses al año y si tienes un día malo no va a venir el defensa o el mediocentro a ayudarte. El año pasado terminó muy bien, número 3, pero hay una posibilidad de que vaya a Indian Wells y le toque Verdasco en primera ronda, en una pista donde la pelota bola mucho y le va mejor a Fernando, y entonces el partido se iguale mucho más. Hay que enfocarse siempre en el partido que tienes delante, no en lo que ha pasado atrás.

¿Debe haber amistad entre el técnico y el jugador?

Es un balance complicado, pero tiene que haber una conexión fuera de la pista. Sobre todo si el entrenador está full time, trabajando 35 semanas al año con el jugador, ahí tienes que crear una relación que vaya más allá de la de entrenador, si no es muy difícil soportar la convivencia del día a día. Si eres capaz de conseguir ese balance, tampoco de ser mejores amigos, pero sí tener una buena relación personal, eso luego se traslada al trabajo profesional.

¿Cómo va la relación de Grigor con la tierra batida?

Estoy convencido, y se lo llevo diciendo desde que comenzamos a trabajar, que la tierra batida, aunque no sea su mejor superficie, no significa que no pueda tener varios resultados. Para ser un buen jugador de clay necesitas tener dos golpes que te saquen de problemas y Grigor los tiene: un gran saque y una gran derecha. El revés también lo ha mejorado un montón, está súper sólido por esa lado. Lo primordial es saber moverte bien y ser muy atlético en la cancha, cosas que también tiene Grigor.

Pero luego los resultados se resisten…

No hay ninguna razón por la que no pueda tener grandes resultados en tierra batida. Obviamente la pista es un poco más lenta y sus armas no son tan efectivas, pero si buscas las herramientas más importantes para jugar en tierra, Grigor las tiene todas. La semana pasada en Montecarlo llegamos a semifinales y jugamos un gran primer set ante Rafa. Aquí en Barcelona ya ha ganado dos buenos partidos y estamos en cuartos de final. Los resultados están en buen camino.

¿Qué me dices de esa gente que dice que Dimitrov es un calco de Federer?

Al fin y al cabo es un estilo de juego y la técnica sí es un poco parecida.

¿Le hizo daño la comparación?

No lo sé, yo no estaba con él cuando hizo la transición de junior a profesional, pero sí que veo que se crearon unas expectativas bastante grandes para él, unas expectativas que no eran racionales. Vamos a ver, lo estás comparando con el mejor jugador de la historia, las personas que dieron esas opiniones no saben de tenis. En serio, las personas que compararon a Grigor, en su momento, con Roger Federer, no tienen ni idea de lo que están hablando. Comparar a un chaval de 19 años con alguien que había ganado 12 o 14 Grand Slams por aquel entonces… esas personas no tenían muy claro lo que estaban diciendo y aun así lo repitieron unas cuantas veces. Y aun siguen hablando.

Algo se parecen, eso no se puede negar.

Son dos jugadores completamente diferentes que tienen la técnica un poco parecida, pero no se pueden comparar.

Se han enfrentado siete veces, 7-0 para Federer. Debe estar loco por ganarle.

Sí, pero más por el aspecto interno suyo, por el hecho de ganarle a alguien tan grande como Roger. Hablamos de alguien que es respetado por todos los tenistas, estoy convencido de que estaría más feliz personalmente consigo mismo que por decirle a alguien, ‘Mira, le gané’.

¿Sientes la responsabilidad de tener entre manos uno de los mayores talentos del vestuario?

Claro, cuando tomas un trabajo con un jugador que tiene tanto potencial se crean muchas expectativas, las tuyas personales y las de fuera. Cuando tomé este trabajo sabía del potencial que tenía Grigor, recuerdo que estaba en el número 42 del ranking y nos pusimos a trabajar para mejorarlo. Si tienes un jugador sin ese potencial quizá no hay tanta presión, pero sí que había la expectativa de ver cuánto le podía ayudar. Luego, cuando empezamos a hablar, me di cuenta que es un chico que quiere mejorar, que le gusta trabajar, que es muy respetuoso y muy buena persona. Si se hacen las cosas bien y eres constante, los resultados siempre van a venir.

Lleváis juntos casi dos años, ¿cuál ha sido el momento más bonito?

El año pasado ganó grandes torneos, ganar en Londres fue una gran victoria, pero me quedo con verle jugar bien en Australia el año pasado. Empezamos en agosto y en solo cuatro meses vimos un cambio radical, fue bonito ver ese salto. Si en cuatro meses fuimos capaces de hacer aquello, el futuro no sería tan difícil. Al principio Grigor estaba un poco confundido, no sabía muy bien cómo salir adelante, pero en cuatro meses empezó a jugar un gran tenis, le vi que volvía a disfrutar sobre la pista.

Murray, Berdych, Dimitrov. ¿En qué has evolucionado como entrenador?

Estar involucrado en este nivel es lo que me ha permitido evolucionar como entrenador. Estar con Andy, cuando era nº2 del mundo, me hizo aprender mucho del jugador, fueron 5-6 años increíbles que me enseñaron la determinación que tiene un jugador de ese nivel, pero también a cómo tratar con ellos. Tácticamente era un genio, me enseñó su manera de ver el juego y cómo solucionaba cada partido.

También te has empapado de grandes entrenadores.

Pasé mucho tiempo con Darren Cahill, Àlex Corretja, Ivan Lendl… estar al lado de ellos día a día multiplica el aprendizaje, es una oportunidad única. Después, cambiando de jugador descubres que cada uno ve el tenis y la vida de una manera diferente, pero te tienes que adaptar, así aprendes cosas nuevas de cada uno.

¿Cuál es el secreto del buen entrenador?

Saber adaptarte. Tú tienes tus ideas, planteamientos y bases, pero hay que encontrar un balance para adaptarte a cada jugador, cada uno mejora de manera diferente y eso es lo que tienes que encontrar. Pero no es fácil, sacar el máximo rendimiento de cada jugador lleva su tiempo.

Alguien me dijo que estábamos en una época de muchos entrenadores pero pocos profesores, que se prepara muy bien pero se enseña muy poco.

Puede ser, pero yo creo que los profesores que enseñan cobran mayor importancia cuando el jugador tiene 14-15 años, ahí es vital tener un buen profesor. Cuando entras al Tour también es muy importante tenerlo para que te enseñe las diferencias entre ser un junior y ser un profesional, entre los 18 y los 22 años, que te ayude a adaptarte al nivel de la ATP. Está claro que a todos los jugadores, hasta los que están en la élite, hay que seguir enseñándoles y mejorándolos, estoy de acuerdo, pero las temporadas son muy largas y es difícil encontrar ese momento para mejorar, por eso igual puede parecer que tan solo los ponemos a punto para cada torneo.

Hay que hacerlo todo en su justa medida, hasta enseñar.

Exacto, es un arma de doble filo. Algunos entrenadores entran al circuito con jugadores que ya están formados tratando de cambiar y enseñar más de la cuenta y se olvidan de maximizar las fortalezas de cada jugador, centrándose en las cosas que no hacen bien. Como en todo, el secreto está en el equilibrio, descubrir lo que funciona y lo que puede ir mejor. En mi opinión, cuando el jugador ya está desarrollado, lo más importante es centrarse en un 70-80% en las cosas que funcionan. Con 22 años no, ahí todavía están formándose y se puede mejorar, pero una vez cumplen 25-30 es importante centrarse en las cosas que hacen bien, no confundirles mucho sin cerrar la puerta a la mejora diaria.

Imagina volver a tu época de jugador, ¿te gustaría tenerte de entrendor?

Pregunta curiosa. ¿Si yo fuera jugador me gustaría tenerme como entrenador? No sé, pero si yo fuera entrenador no me gustaría tenerme como jugador (risas). Es complicado, depende de la situación por la que esté pasando, el ranking que tenga… te podría dar 50 respuestas dependiendo de las necesidades, prefiero no entrar mucho en esta pregunta.

Hablemos entonces del egoísmo del jugador, de esas rupturas incomprensibles a final de temporada donde el entrenador paga los platos rotos.

Esta pregunta sí que es interesante. Lo primero, como en cada situación de la vida, existen dos historias: la que cuenta el jugador y la que cuenta el entrenador. Obviamente, el jugador es la estrella del show y siempre se piensa que es quien toma la decisión, pero no siempre, a veces es el entrenador el que da el paso, aunque se escuche de otra manera. En más ocasiones de las que se piensan es el entrenador el que decide terminar con la relación.

Hay muy poca paciencia en estas historias.

Yo entiendo cuando un jugador cambia de entrenador, tienen una carrera muy corta y deben maximizar sus resultados en un plazo muy corto de 10-15 años, es normal que siempre estén intentando estar a tope y solucionar problemas. Dependiendo del trato personal y profesional con el entrenador, es normal que piensen que es momento de cambiar y que la relación ya tocó techo, que hay que buscar a otro. A veces, aunque estés inmerso en una temporada muy buena en cuanto a resultados, la relación personal ya está en el límite.

Los resultados, entonces, pueden ser una película muy distinta a la que hay fuera.

Los resultados no son el punto de referencia, que ganes mucho dentro de la pista no significa que fuera las cosas estén yendo bien. Pero son los jugadores los que tienen que cuidar sus carreras, aunque muchas de las historias que se escuchen luego no son lo que parecen. Como digo, las relaciones terminan muchas veces por decisión del entrenador, incluso después de una temporada muy buena. También puede que el jugador piense que ese mensaje del entrenador ya no le llega igual y necesita una voz nueva para empezar el próximo año. En la otra cara de la moneda está que el entrenador sienta que esa relación esté llegando al final y que lo mejor es dejarlo. Cada caso es único.

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