Nadal lo apaga todo

El español Rafa Nadal alcanza las semifinales de Montecarlo tras batir al austriaco Dominic Thiem por un demoledor 6-0 y 6-2.

Es costumbre que Rafa Nadal ejerza su dominio incluso ante rivales que teóricamente igualan las apuestas, los pronósticos y los debates. Anticipado como el duelo de la jornada y puede que del torneo, Rafael Nadal y Dominic Thiem chocaban hoy en el Montecarlo Country Club con visos de ofrecer un duelo competido, con alternativas, con posibilidades. Más para Nadal, pero quizás no tantas como lo demostrado a posteriori. Rafa Nadal sumó una de esas victorias que están fuera de todo análisis, que explican lo que significa este jugador en esta superficie.

Y se escapa del análisis porque entre la subjetividad nacida de mirar siempre a los dos jugadores, de inferir un buen nivel en uno y un bajo nivel en el oponente, subyace lo que Nadal provoca en partidos así. ¿Pudo hacer más Dominic Thiem? La respuesta es arriesgada porque los partidos ante Nadal, en esta superficie, se juegan con un temor y un estrés muy complicado de manejar. El austriaco entró en el partido cuando el marcador dibujaba un inapelable 6-0 y 3-0 en 48 minutos de juego. Moraleja: Nadal comenzó arriba, siguió muy arriba y nunca bajó de ahí. De nuevo, un grandísimo Nadal.

Sin duda no anduvo Thiem a su mejor nivel. No obstante, observando de manera independiente lo que ofreció Rafa, el nivel fue altísimo. Y lo fue desde el primer momento. Su toque transmitía esa luz y ese giro liftado tan característico. Nada más pisar la pista, comenzó a suceder todo.

En una de las grandes diferencias que lo distancia de sus competidores, Nadal comienza siempre los partidos con un extra en todos los sentidos. De ahí que, si siente bien la pelota, desde el primer toque de bola, el break es posible. El balear rompe con muchísima frecuencia en los dos primeros turnos de saque del rival, una circunstancia que desde el primer momento se instala en la mente del oponente. Como en fútbol, cuando de por sí existe una diferencia de calidad y mentalidad muy amplias, si encima ocurre el 1-0 en los primeros 10 minutos, el asunto pinta muy oscuro. La montaña es más alta, más vertical, con más ventisca y más frío. Condiciones muy adversas.

La cuestión, entonces, juega en el lado de Rafa. Si él no decae por algún motivo momentáneo, su calidad táctica y técnica, su potencia en los golpes y su naturalidad para no fallar ni una sola pelota, eleva el choque hacia una altura difícil de alcanzar. Por momentos, fue tan estrecho su feeling con ambos golpes, que no necesitó invertirse para acabar las jugadas o abrir la pista. Su revés estuvo y rayó a un enorme nivel. La pista era suya y Thiem estaba completamente apagado.

Para el austriaco, jugar sin tocar muchas derechas por punto se hace muy cuesta arriba. Sin el primer saque, y necesitado de un swing muy amplio en su revés, golpeando desde muy atrás, Nadal pasó a dominar la escena desde lo técnico. Desde lo físico, simplemente Thiem ni compareció. Sus piernas no podían abarcar lo visto, no pudo invertirse ni generar la potencia que su juego requiere para poner en apuros al español. Un Nadal que vuelve a las semifinales, ante Grigor Dimitrov, mostrando un nivel de campeón.

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