
Una cita con la historia, una lucha entre dos mundos llamados a estar confrontados, una batalla desigual que se presta al mito de David y Goliat. Eso es lo que representa el duelo entre Bielorrusia y Estados Unidos en la gran final de la Copa Federación 2017 del 11 al 12 de noviembre. La máxima competición por equipos nacionales del tenis femenino se viste de gala para acoger una lucha entre un país con pocos recursos, falto de su gran estrella y con necesidad de ídolos deportivos, frente a la mayor potencia deportiva del planeta.
El escenario de la final será el Chizkhova Arena de Minsk, donde se espera un ambiente de lujo que pueda llevar en volandas a un equipo que no tiene nada que perder y mucho que ganar. El reconocimiento mundial por el esfuerzo realizado o la gloria y un hueco de excepción en los anales de la historia; eso es lo que diferencia la derrota (previsible), de la victoria (utópica) en el caso de las locales. Pero esto es deporte y torres más altas han caído.
Bielorrusia, con Azarenka en el corazón pero no en la pista
La gran figura del tenis bielorruso no podrá jugar y las alternativas son el orgullo, la garra y la juventud. Aryna Sabalenka y Aliaksandra Sasnovich, 19 y 23 años respectivamente, han cuajado una buena temporada que ha supuesto su consolidación en el top-100. Tienen potencial, tienen talento y, sobre todo, tienen muchas ganas. Supieron imponerse a la Holanda de Kiki Bertens en cuartos de final y también lo hicieron ante la Suiza de Timea Bacsinzsky, Belinda Bencic y Martina Hingis.
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Avales más que suficientes para pensar que pueden dar la campanada, aunque todo dependerá de cómo sepan gestionar la presión y las emociones. Muy sensible es la baja de Olga Govortsova, consumada doblista que ha participado en las dos eliminatorias precedentes y se ha erigido en una líder espiritual del grupo por su veteranía. Lidzika Marozava y Vera Lapko completan un equipo donde la más veterana es Sasnovich, a sus 23 años.
Estados Unidos, ganar como obligación ineludible
El tenis femenino estadounidense no puede permitirse estar 17 años sin ganar esta competición; eso es lo que lleva el país de las barras y estrellas sin adjudicarse la Copa Federación, a pesar de haber contado con la mejor hornada de tenistas de la historia. Las hermanas Williams no encontraron la continuidad para lograr la hazaña que ahora se propone llevar a cabo un equipo liderado por Coco Vandeweghe y Sloane Stephens.
La sacadora neoyorquina ha de guiar a un equipo que llega con ciertas inseguridades, ya que la segunda espada y flamante ganadora del US Open, parece estar sufriendo la resaca del éxito. Acumula cuatro derrotas y ninguna victoria después de salir con el título bajo el brazo de Flushing Meadows, y si la eliminatoria se apretara podría acusar la presión y volver a ser esa jugadora timorata que no cumplía con las previsiones.
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Estarán secundadas por la pegadora Shelby Rogers y una Alison Riske cuyo nivel esta temporada ha estado lejos del de la pasada. Cualquier de las cuatro podría jugar individuales aunque todo indica que Kathy Rinaldi apostará por Vandeweghe y Stephens. Ganaron a Alemania con solvencia, merced a la participación de Coco y Alison, y lograron la machada de imponerse a la todopoderosa República Checa, que llegó mermada por importantes ausencias.
Visión de la eliminatoria
Un tropiezo de Coco Vandeweghe podría dar aliento a las bielorrusas, que tendrán que acogerse a salir de la primera jornada con la eliminatoria empatada. Stephens parece tener la llave; si hace gala de su mejor tenis y Estados Unidos obtiene una clara ventaja la eliminatoria se podría resolver por la vía rápido. Da la sensación de que el duelo está en manos de las visitantes, y en caso de que flojeen, las jóvenes bielorrusas podrían crecerse y dar la campanada.
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Lo que está claro es que Minsk vivirá un vibrante fin de semana, albergando la final de la Copa Federación 2017. Emoción, espectáculo, intensidad y buen tenis serán los ingredientes que van a condimentar un interesante duelo entre un país obligado a vencer y otro a luchar.