Juan Ignacio Chela representa los últimos coletazos de aquella Armada argentina que durante los últimos años del siglo XX y principios del XXI situó al tenis sudamericano en el primer plano mundial. Sin embargo, una lesión en el tendón de Aquiles del pie derecho está poniendo en entredicho el futuro de este espigado tenista.
Chela, junto a otros compatriotas como Agustín Calleri, Mariano Puerta, Mariano Zabaleta, Gastón Gaudio o José Acasuso representa posiblemente la mejor generación de tenistas que ha habido en Argentina por la cantidad y calidad de todos ellos. En aquellos tiempos donde españoles y argentinos se discutían la supremacía de la arcilla, ver al “flaco” en el cuadro como rival era sinónimo de partido duro, largo y trabajado.
Y es que Chela nunca ha destacado por ser un virtuoso de la raqueta, pero sí por un empeño y una profesionalidad por encima de cualquier duda. Sus golpes fuertes y su consistencia tanto de revés como de derecha desde el fondo de la pista, le hacían un rival muy duro de vencer.
Sin embargo, los años empiezan a pasarle factura y el “Flaco” parece iniciar una cuesta abajo en el ranking que puede conducirle a la retirada. Como una vela que se va consumiendo poco a poco y sin hacer ruido, el argentino ha pasado de estar hace un año entre los 30 mejores de mundo a no aparecer en las listas de los 100 primeros (actualmente ronda el puesto 150º). Un síntoma muy preocupante para alguien que se ha entregado en cuerpo y alma al tenis.
Buena culpa de ello la ha tenido la inflamación que viene arrastrando en el tendón de Aquiles de su pie derecho desde el pasado mes de febrero. El dolor le hace sufrir de una manera terrible y ha sido el causante de que tras ser eliminado en Wimbledon, parara harto ya de no aguantar más. Esas mismas molestias sirven para explicar las derrotas en siete primeras rondas consecutivas sufridas antes del tercer Grand Slam del año.
Un triste dato para un jugador que ha dado mucho al tenis y que a sus 33 años, puede presumir de haberse labrado un palmarés muy digno. Seis títulos se encuentran en sus vitrinas, de ellos dos ATP 500 (México DF 2000 y Acapulco 2007) y otros cuatro ATP 250 ( Amersfoort, Estoril, Houston y Bucarest), todos ellos logrado sobre su superficie talismán, la tierra batida. Unos trofeos que sirven para demostrar la longevidad en la carrera de un “Flaco”, que en 2012 cumple su 14º año en el circuito.
No sólo en torneos menores ha brillado el argentino, también en Grand Slams se ha dejado ver Chela. El año pasado sin ir más lejos fue capaz de plantarse en los cuartos de final de Roland Garros, donde Andy Murray le cerró las puertas. También en París en el 2004 alcanzaría esa misma ronda, lo mismo que en el US Open 2007, siendo siempre esos cuartos su techo en los grandes.
Unos resultados más que aceptables, pero que siempre han quedado eclipsados por la aparición de grandes estrellas en su país, como Guillermo Coria, David Nalbandian o Juan Martín Del Potro que le han hecho quedar relegado a un segundo plano y no valorar tantos sus éxitos.
Porque si algo ha tenido Chela en su carrera, ha sido respeto con sus compañeros. Su comportamiento en el circuito ha sido ejemplar durante estos años, y sólo el famoso incidente con Lleyton Hewitt en la tercera ronda del Open de Australia 2005, donde escupió al australiano tras recibir diversos insultos han perturbado esa imagen de hombre afable y tranquilo, rebosante de buen humor.
Ese mismo carácter divertido e irónico le ha llevado incluso a la televisión, donde junto con otro ex compañero como Mariano Zabaleta presentó el programa Tenis Pro que contaba las anécdotas e intimidades del circuito de una forma curiosa. En él, las risas y el buen humor se sobresalían más que cualquier otra cosa.
La sanción de dopaje en 2001
La carrera de Chela se vio en un inicio marcada por un caso de dopaje. El hallazgo en su cuerpo de esteroides en el torneo de Cincinnati en el año 2000 le provocó una sanción de dos años, que fue rebajada a tres meses y la pérdida de los puntos conseguidos en los últimos ocho meses por entender el Tribunal Antidoping de la ATP que la consumió sin su conocimiento.
El propio Chela relató en el diario Clarín un año después, que pensaba que eran vitaminas y aminoácidos, ya que el médico se la había dado en forma de píldora. Un borrón que le acompañó durante mucho tiempo y que todavía hoy recuerda de forma desagradable.
Dos buenos últimos años
A pesar de todo, la carrera de Chela siguió para adelante hasta el punto de que los dos últimos años han sido de los más provechosos en la carrera del “Flaco”. En 2010, pasada ya la treintena, se hizo con los torneos de Houston y Bucarest. La pasada temporada, la final de Buenos Aires y los cuartos de final de Roland Garros le permitieron acabar entre los 30 primeros de la ATP.
Sin embargo, con la entrada del nuevo año y la lesión en el tendón de Aquiles las cosas se complicaron hasta el punto de que Chela empieza a mirar más al pasado que al presente. Eso sí, si por el fuera, se retiraría compitiendo.
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