El estado de la hierba de los Juegos Olímpicos

Ha sido recuperada en 20 días

Rafael Plaza | 30 Jul 2012 | 18.30
facebook twitter whatsapp Comentarios
En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.
En Puntodebreak encontrarás toda la actualidad y noticias de tenis, así como fotos de tenistas e información de los torneos ATP y WTA como los Grand Slam y Copa Davis.

La superficie sobre la que se disputan los Juegos Olímpicos de Londres, el sagrado césped de Wimbledon, ha sido recuperada en menos de veinte días desde que terminó el tercer Grand Slam de la temporada, cuando habitualmente el proceso se prolonga durante un año completo. Con todas las miradas puestas sobre la hierba del club más antiguo del mundo, el escenario elegido para que los jugadores se conviertan en los guardianes de sus países durante siete días, las personas que velan por la salud del verde suelo afrontan una gran responsabilidad: la de mantener con vida un terreno emblemático para una cita especial.

Años atrás, cuando la organización de los Juegos Olímpicos de Londres decide que la competición tenística se disputará en el All England Tennis Club, William Brierley, el cuidador senior de las pistas de Wimbledon, mano derecha de Eddie Seward, el hombre que lleva más de tres décadas mimando el pasto de la catedral de la hierba y que afrontó a sus 71 años la última temporada como responsable del césped londinense, aunque ha supervisado el trabajo que se ha realizado para los Juegos, asume el reto de lograr en menos de un mes lo que habitualmente ocurre un año. Will sabe que le espera un trabajo duro y afanoso, pero la recompensa será mucho mayor que el esfuerzo invertido.

En 2010 y 2011, tras acabar el torneo, el equipo de cuidadores comienza el proceso para replantar la hierba, realizando un simulacro que trata emular lo que sucederá en ese margen de veinte días entre la final de Wimbledon y la jornada inaugural de los Juegos Olímpicos, según contó en diciembre del curso pasado Brierley a Jorge Viale, compañero de ESPN. Como harán en 2012 tras el último domingo de competición, las 14 personas que custodian el prestigioso suelo verde, cortan, nivelan y vuelven a sembrar las bases para que el césped vuelva a nacer en una semana. Luego, hacen el cuidado regular de la pista, cortándola y fumigando para proteger la superficie de las plagas y enfermedades y manteniendo la hierba a una altura de ocho milímetros, como mandan las normas del lugar. Después, pasan un rodillo con púas, el llamado 'Sarrel', para formar los agujeros para las semillas y así ayudar a que puedan penetrar en el suelo y germinen. Finalmente, se alimenta y se rocía para que el color sea uniforme en toda la pista. Hacer el trabajo de 365 días en 20 no es tarea sencilla, pero los cuidadores estaban sobradamente preparados para el desafío.

Sin embargo, ninguno de ellos contaba con un enemigo habitual en Londres. Todo ocurría según lo previsto, los plazos se cumplían y el trabajo estaba siendo excelente, pero el mes de julio más húmedo que se recuerda en la zona desde la II Guerra Mundial complicó todo el proceso. La ausencia de sol, tan necesario para que las semillas germinen y el césped se conserve en un óptimo estado, convirtió la controlada evolución en un elemento incontrolado. Se utilizaron, no obstante, potentes placas de luz artificial, las mismas que se emplean en invierno, para sustituir el calor del sol. Desgraciadamente, solo la cancha central y la número uno pudieron disfrutar de estos avanzados privilegios.

El sábado, cuando arrancaron los Juegos Olímpicos, las pistas lucían impecables, de la misma forma que lo hacen el primer domingo de Wimbledon. Tras tres días de competición, la hierba empieza a mostrar síntomas de fatiga, pese al incansable trabajo de Will y sus hombres. Son muchos los partidos disputados (individuales y dobles masculinos y femeninos) y desde el próximo día 31 las pistas también albergarán la competición de dobles mixtos, que vuelve a ser olímpica desde París en 1924. En consecuencia, hay motivos para estar inquietos. El proceso de desarrollo y conservación de la superficie se vio gravemente alterado por las lluvias incesantes que marcaron las semanas previas al torneo. ¿Cuánto queda hasta que la hierba diga basta y se convierta en tierra? Cuando la final masculina ponga el punto y final a la competición olímpica de tenis será el momento de analizar y valorar.

Fuente de las declaraciones y explicación de William Brierley: www.fuebuena.com.ar