
Hace no demasiado tiempo, Matteo Berrettini era un nombre que se colaba en las conversaciones de "futuros campeones primerizos de Grand Slam". Muy joven, el italiano llegó a una final de Wimbledon, erigiéndose como un perfil de jugador que, si bien se alejaba del molde de tenista completo que pudiese pasar por encima de la perfección del Big Three, tenía suficientes armas como para ser candidato a todo en tiempos de entreguerras. La fragilidad física, aparición de aspirantes más completos y una lesión de larga duración le alejó de ello, pero... ¿está de vuelta Matteo?
No hay mejor escenario para reafirmar su resurrección que el Principado. El ATP Masters 1000 Montecarlo 2025 ha sido tierra de aspirantes a construir un legado en tierra batida, que, junto a la hierba, conforman los mejores escenarios para el italiano. Así lo demostró hoy, en un partido emocionante en el que superó a Alexander Zverev (2-6, 6-3, 7-5) para firmar la que, por ranking, es su mejor victoria histórica: jamás había derrotado a un top-2 ATP y, de hecho, su registro ante los mejores era bastante deficiente (5 triunfos y 19 derrotas).
PACIENCIA, VARIANTES Y UN SASCHA DESESPERADO
Y logró este triunfo poniendo en pie a una grada absolutamente eufórica con él. Ya saben, Mónaco es tierra que acoge a franceses e italianos, por una cuestión geográfica, por igual... y la grada fue una olla a presión, enfervorecida con cada martillazo del romano. Fue un componente clave para aterrizar, algo tarde, al encuentro; inyectar más velocidad a un servicio que empezó a crecerse y llevó el partido al set definitivo y, sobre todo, para darle el impulso extra en sus piernas del que, quizás, habría adolecido en otras temporadas...
Pero hoy no iba a ser el caso. Matteo estaba dispuesto, si hacía falta, a morir en pista. Lo demostró en uno de los mejores puntos del año, un intercambio de 48 golpes que finiquitó con una derecha ganadora y que le concedió la bola de break en el 5-5 que tanto necesitaba. Antes, cuando sacaba para ganar el partido, entregó el break en bandeja a Zverev con un juego horripilante (firmó cuatro errores no forzados). Ni eso, sin embargo, sacó a Berrettini de su renovado estado de confianza: supo volver a sufrir, talando el revés de Sascha con unos slices venenosos y encontrando su drive justo cuando lo necesitaba.
Es un triunfo que demuestra lo peligroso que puede ser Berrettini en este superficie, especialmente al mejor de tres mangas; agudiza en la volatilidad de la parte noble del circuito ATP, con un primer cabeza de serie que vuelve a caer a las primeras de cambio; suma en más dudas a un Zverev que sigue sin levantar cabeza y al que hoy, de nuevo, se le vieron las costuras (con una derecha incapaz de finalizar las ventajas que generaban sus revés) y, por último, mantiene a Jannik Sinner como número uno del mundo hasta su vuelta en Roma. Siempre pasan cosas en Mónaco... y hoy, como ven, no podía ser menos. ¿Está de vuelta el mejor Matteo?