Una nueva Alexandrova aterriza en el circuito

Tras levantar en Linz el título más importante de su carrera, la rusa reconoce haber dado un paso adelante: “Ahora soy una jugadora menos emocional…”.

Fernando Murciego | 5 Feb 2025 | 20.30
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Ekaterina Alexandrova posa con su título en Linz 2025. Fuente: Getty
Ekaterina Alexandrova posa con su título en Linz 2025. Fuente: Getty

Es la típica jugadora que siempre está ahí pero que nunca llega a nada. Entiéndase la frase, soy consciente de lo difícil que es alcanzar el top30 mundial de cualquier disciplina, pero Ekaterina Alexandrova seguía sin conocer qué hay más allá de la cuarta ronda de un Grand Slam o a qué sabe un título WTA que no fuera de la menor categoría. A lo segundo le puso remedio la semana pasada en el WTA 500 de Linz, donde se impuso a un cuadro cargado de amenazas para aumentar el brillo de un palmarés que ya venía pidiendo una fotografía como esta. En una charla con la propia WTA se puede interpretar la redención de la tenista de 30 años, empezando por lo duro que fue manejar el 5-5 del tercer set de la final ante Yastremska.

“Totalmente, en ese momento una piensa que está justo en el momento exacto donde se decide todo, sabía que necesitaba dar el paso en ese instante, tenía que aprovecharlo”, recuerda la rusa sobre el 7-5 definitivo que acabó llevándola a la gloria. “Sin embargo, cada vez que sientes este tipo de pensamientos, todo se vuelve más difícil. Simplemente, no puedes pensar que son los últimos puntos del partido, así que lo mejor es centrarse en cada punto, sin prisa, sin pensar en lo necesario que es hacerlo bien en esos momentos”.

Una corona en Shenzen, otra en Seúl y un par en ’s-Hertogenbosch, pero siempre en categoría WTA 250. Necesitaba Alexandrova demostrar que tenía nivel para escalar un piso más y, además, hacerlo en uno de los eventos más históricos del tour. “Sienta increíble ganar un título así, siempre soñé con ganar en Linz, pero reconozco que ha sido muy difícil. La final fue un desafío tremendamente físico, una victoria súper difícil de cerrar porque sentía que lo tenía en mis manos. Me alegro de haber superado el encuentro, de jugar cada punto pase lo que pase, estoy muy orgullosa de mí misma”, valora la de Cheliábinsk.

“Por lo que sea, me siento muy cómoda jugando bajo techo, puedo sentir que mi servicio funciona mucho mejor, todo va mejor cuando siento que mi saque me ayuda mucho. Aquí se daba que, tanto la superficie como la pelota, se adaptaban perfectamente a mi juego. Sin sol, sin viento, sin nada. Aquí todo es predecible, sabes siempre cómo botará la bola, así que puedes pensar mucho mejor cómo necesitas jugar, sin sentirte frustrada por los diferentes obstáculos”, afirma una mujer que legó a Linz con una victoria en tres torneos disputados.

UNA NUEVA MENTALIDAD

Será que esta nueva mentalidad le ha ayudado a Ekaterina a no centrarse tanto en unas cosas y empezar a darle más importancia a otras. ¿Que las cosas no fueron bien Brisbane, Adelaida y el Open de Australia? Pues a resetear la máquina y proyectar las mejores intenciones para el siguiente desafío. Así fue como encontró la felicidad en Linz, dando a entender que con 30 años ya está en un momento de su vida donde el oficio y la experiencia podrían empezar a darle ciertas virtudes con las que antes no contaba.

“Tal vez haya encontrado la manera de crecer en pista, tal vez ahora sea una jugadora menos emocional, una jugadora que piensa mucho más. Una va aprendiendo con el tiempo a no frustrarte demasiado con los pequeños errores, así que estoy muy agradecida por este cambio. Quiero continuar por este camino durante el resto de temporada, ahora mismo no tengo grandes objetivos, únicamente llegar al top20… pero prefiero centrarme en las cosas que necesito hacer en pista para lograr lo que quiero lograr”, concluye la actual Nº25 mundial.