Qué poco se habla de Emma Navarro

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Se habla poco de Emma Navarro, pero se habla todavía menos del hombre que le ha llevado hasta la élite mundial en apenas un par de temporadas. Se trata de Peter Ayers, técnico estadounidense que conoció a su pupila hace una década para ya no volver a separarse de ella. Hoy la de Charleston aparece como la Nº8 del ranking WTA después de un 2024 extraordinario donde conquistó su primer título (Hobart) y se estrenó en semifinales de un Grand Slam. En una entrevista con Christopher Clarey en el blog Tennis & Beyond, Ayers revela anécdotas muy interesantes acerca de cómo conoció a Emma y cómo han ido superando obstáculos desde la etapa junior.

El sueño de ser profesional

“Llevamos trabajando juntos mucho tiempo, cuando empecé con ella ya estaba en un buen camino, tenía una base maravillosa, así que el desafío estaba en ver lo buena que podía llegar a ser, cómo inducirla en el camino para convertirla en profesional. No sé si el circuito aparecía en sus sueños más salvajes en aquel momento, ella solo quería ver hasta dónde podía llegar. Esa búsquela le atraía, desde esa casilla arrancamos y ahí es donde seguimos. Nunca nos hemos desviado de esa idea: que lo que haga hoy le ayude a alcanzar la mejor versión de ella misma”.

Evitar el vértigo del circuito

“Es importante mantener los pies en la tierra, una vez te involucras tanto en los torneos esas cosas se notan en tu cara. Ella quiere desesperadamente ganar partidos de tenis y yo quiero que los gane, claro que es divertido profundizar en los cuadros. Esto forma parte del trabajo, pero no queremos que se apodere del resto de factores, así que lo compensamos trabajando para no perder nunca la perspectiva general. Reiteramos continuamente estos valores para tenerlos presentes”.

El día que conoció a Emma

“Fue hace 11 años, y no era su instructor principal, pero hubo momentos donde necesitaron mi ayuda. Me acababa de mudar a Charleston con mi familia, sabíamos que aquí era donde queríamos criar a nuestros hijos, así que dejé mi CV en varios clubes hasta que encontré mi lugar en la Academia LTP. Mi carrera empezaba de cero, hasta que pocos días después tuve la oportunidad de coincidir con ella en pista, fue algo surrealista. La recuerdo muy callada, pero su coordinación ojo-mano era muy especial, no tenía dudas”.

Un talento especial

“Empezamos trabajando con su posición para pegar la derecha abierta, recuerdo cada una de las señales que le di. Yo había entrenado mucho, había estado cerca de grandes jugadores, incluso había llevado a varios chicos a disputar el circuito junior, pero nunca había coincidido con alguien que tuviera la facilidad para golpear la bola de esa forma, una y otra vez. A esa edad, la paciencia y el placer de golpear cada bola ya estaban ahí. De hecho, empecé entrenando primero a su hermana menor, hasta que año y medio después surgió la posibilidad de trabajar con Emma. Fue en el Easter Bowl de 2016, cuando tenía 14 años”.