Estamos llegando a final de año en el que solamente quedan unos cuantos torneos para poner el fin a una temporada en la que Holger Rune deberá extraer conclusiones. El danés está cada vez quedándose más lejos de las expectativas que hace dos años estaban puestas en él, pues los resultados evidencian una profunda crisis en su tenis, pero también fuera de las pistas. Se necesita tener una buena sintonía con lo que ocurre dentro y fuera, algo que no ha acompañado a Rune en los últimos tiempos. A falta de disputar el ATP Rolex Paris Masters, el danés no tiene ninguna posibilidad de clasificarse a las ATP Finals, aunque quizá ese no era el objetivo principal en un año de muchos cambios e irregularidades.
Si repasamos el 2024 del joven de 21 años, observamos la poca continuidad que ha tenido, sobre todo en los Grand Slams. Cayó en primera ronda del US Open, en segunda del Open de Australia y en octavos de final en Wimbledon y Roland Garros. Sin embargo, lo que más llama la atención es sus constantes cabezazos con las semifinales. Y es que en 2024, Rune ha perdido en esta ronda en 6 de 7 ocasiones, todas ellas de forma consecutiva después de alcanzar la final en Brisbane a principios de año. Esa ha sido su única final (que perdió) en toda la temporada, lo que evidencia sus problemas para dar ese paso al frente.
¿Qué le pasa a Holger?
Pues el tiempo parece darle la razón cada vez más al factor mental. Y es que lo que ocurre en el entorno de los jugadores recae en su juego dentro de las pistas, pues una cabeza agotada no puede dar su 100%. Los cambios constantes de entrenador, no tener a alguien fijo como ejemplo es uno de los mayores hándicaps del danés y una buena explicación para su falta de regularidad. Y es que la inestabilidad de su banquillo empieza por su madre, con la que en múltiples ocasiones ha protagonizado discusiones en medio de partidos. Ahora bien, el danés tiene como uno de sus propósitos de 2025 darse una nueva oportunidad con su entrenador de su infancia, Lars Christensen, una persona que le conoce mejor que cualquiera. Sin embargo, veremos a dónde le lleva esta unión y hasta qué grado le conviene o no aliarse con un técnico de menos reconocimiento.
Si mezclamos todo en una olla, el resultado que obtenemos es un estancamiento en su tenis. Menos vistoso, más apagado, sin brillo. Rune necesita volver a prender la chispa que un día le aupó al número 4 del mundo. Todavía puede revertir un poco la situación en función de su actuación en París, allí donde se lució levantando el título ante Novak Djokovic. ¿Qué otros factores creéis que explican su cuestionable temporada?