Sorpresa absoluta para el mundo del tenis la pasada noche con el anuncio de la suspensión de Jenson Brooksby por 18 meses al no estar localizable hasta en tres ocasiones para realizar la prueba antidopaje. Quien llegara a ser número 33 en el Ranking ATP, se ve con la imposibilidad de competir en el circuito hasta 2025.
Ahora en el puesto #301, el jugador estadounidense de 22 años tan solo ha jugado un par de torneos esta temporada de 2023: Auckland, donde llegaba a semifinales, y el Open de Australia, en el que alcanzaba la tercera ronda después de ganar a Casper Ruud. Después, Jenson se veía obligado a parar para pasar por quirófano debido a una lesión grave en su muñeca izquierda que terminaría complicándose.
La ITIA anunciaba su suspensión de 18 meses, lo que le deja fuera de la competición hasta 2025. Serán prácticamente 2 años los que Brooksby esté sin jugar al no realizarse esas tres pruebas, algo similar a lo que le ocurría hace un par de meses a Mikael Ymer, quien terminaba retirándose. El americano, aun así, ha querido dar su versión de los hechos a través de sus redes sociales: “Estoy muy decepcionado al saber que me han suspendido por 18 meses por faltar a tres pruebas”, comenzaba Jenson explicando en su comunicado.
“Nunca en mi vida he consumido ninguna sustancia prohibida y fui abierto y honesto con la ITIA durante todo mi caso. Entiendo que es mi responsabilidad, aprenderé y creceré. Acepto que dos de esas pruebas me las perdí por mi culpa, pero sigo manteniendo que el test del 4 de junio de 2022 debería dejarse a un lado”. Según informa la ITIA, Brooksby no acudió a tres pruebas en un periodo de 12 meses desde abril de 2022.
UNA LLAMADA PERDIDA E INTENCIÓN DE APELAR
“En esa fecha (4 de junio de 2022), estuve en mi habitación de hotel durante todo el periodo de la prueba de una hora. La habitación había sido reservada para la primera parte de la estancia a nombre de mi fisioterapeuta, que se hospedaba conmigo, porque la ATP no me proporcionó una habitación hasta el 4 de junio. A partir del 4, la habitación estaba a mi nombre. Por alguna razón, en la mañana del 4 de junio, el hotel le dijo al Control de Dopaje que aún no me había registrado, pero le mostraron el número de mi habitación. Incluso teniendo esa información, nunca le pidieron al hotel que llamara, por lo que yo no sabía que tenía que hacerme una prueba.
El Control de Dopaje realizó una llamada a mi móvil, que estaba en silencio, en los últimos cuatro minutos del periodo de la prueba. Si hubieran llamado a mi habitación del hotel, aunque fuera solo una vez, seguramente me habrían hecho la prueba, porque estaba despierto y no tenía nada que ocultar. Tengo la intención de apelar esta decisión ante el Tribunal de Arbitraje Deportivo. He estado luchando contra las lesiones durante casi un año, y, lamentablemente, mi regreso al deporte que amo se retrasará un poco más. Pero volveré y espero que sea pronto”, concluía Jenson.